Por crimen del yerbatero Pizl sólo quedó preso un sospechoso: creen que es el asesino y que no actuó con complicidad con nadie

Sólo José Z. (28) quedó entre rejas por el asesinato del empresario yerbatero Bladimiro Pizl (74), ocurrido en Bonpland a principios de este año. Le dictaron la prisión preventiva, a diferencia de los otros jóvenes arrestados en su momento por el hecho, sobre quienes la jueza de Instrucción Cinco de Alem, Selva Raquel Zuetta, consideró que no había indicios que los ligara con el homicidio.
Entre ese lote de liberados está «Manolito» Méndez, el último arrestado que tuvo la causa, quien recién fue arrestado en mayo. Pese a que la pista que supuestamente lo relacionada con el hecho se había diluido bastante, lo arrestaron en San Ignacio y compareció en los estrados judiciales.
José es sindicado como el autor material del asesinato. Todos los indicios lo colocan como quien mató a golpes al anciano en el acceso a su chacra de Bonpland, el 27 de enero. El hombre le habría confiado a allegados que habría trabajando en una época en la chacra de Pizl y por eso sabía sus movimientos. Por eso sabía qué día y a qué hora podía encontrarlo solo y con plata. Habría dicho además que esperó al yerbatero detrás de un árbol y para que el anciano bajara de su camioneta y demorara afuera más tiempo de lo habitual, habría colocado un candado en la tranquera de ingreso al campo. En esas circunstancias, José habría sorprendido a la víctima, a la que golpeó sin piedad. Para los detectives, no está claro si quería asesinar a la víctima o se le fue la mano con los golpes. Lo que sí están casi seguros es que el asaltante habría actuado encapuchado.
La investigación tuvo un avance importante cuando los peritos de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial, a través de programas informáticos y de informes remitidos por las compañías de telefonía celular, ubicaron el teléfono móvil de la víctima en la Picada Yapeyú de Guaraní. Lo tenía un vecino que se lo había comprado a José.
A Pizl lo mataron para robarle los 7.000 pesos que llevaba encima para entregarle a algunos empleados y también el celular.

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