Por las denuncias de desmontes en Salta, Greenpeace recurrió ante la CIDH por aprietes recibidos de personas cercanas al Gobierno

Greenpeace Argentina denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que «personas de estrecho vínculo con el Gobierno nacional» habrían perpetrado una serie de ataques» contra sus máximos dirigentes con el fin de amedrentarlos y dificultar sus actividades a favor del medio ambiente, según surge de la copia del escrito que presentó la fundación la semana pasada y al que tuvo acceso el periodista Hugo Alconada Mon, del diario La Nación.

Greenpeace solicitó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que inicie un «proceso de monitoreo» y le pida informes al Gobierno «a fin de que este clarifique sus vínculos con las afrentas sufridas y su relación con los agresores», como así también verifique si adoptará «medidas destinadas a proteger el ejercicio de los defensores y defensoras de derechos humanos que forman parte de la organización».

La entidad identificó, en particular, a un primo del jefe de Gabinete, Marcos Peña , el empresario Alejandro Braun Peña, dueño de uno de los terrenos de llamada «Finca Cuchuy», en la provincia de Salta, donde Greenpeace lideró una campaña para evitar el desmonte de bosques nativos, lo que derivó en un cruce de cartas documentos y el llamado a una mediación, que se celebró el 8 de marzo pasado, pero que no concluyó en los mejores términos.

Durante esa mediación, Braun Peña les reclamó a los directivos de Greenpeace, Martín Prieto, Hernán Giardini y Natalia Machain, que sus acciones le habían causado daños y perjuicios, cuando él había dedicado mucho tiempo para convertirse en «uno de los empresarios más ricos del país pero también para estar en las sombras y ser uno de los más desconocidos».

A continuación, siempre según el relato que Greenpeace elevó a la CIDH, Braun Peña habría amenazado a los representantes de la entidad. «Como ustedes hicieron la campaña enfocada en lo personal y dañaron mi imagen, voy a gastarme 2 o 3 palos verdes para joderlos a ustedes», les habría dicho frente al mediador, a lo cual su abogado habría añadido: «Tengan en cuenta que por suerte estamos en otra época del país. Él no es Yabrán, sino imagínense. Es un empresario serio que apuesta por el país».

Desde el diario La Nación intentó comunicarse ayer, pero no fue posible, con el abogado de Braun Peña, Pablo Horacio Guglielminotti, quien integra el estudio jurídico «Romero Zapiola, Clusellas & Sluga Abogados», que integró hasta diciembre de 2015 el actual secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Pablo Clusellas.

En las cartas documento que intercambió con Greenpeace, sin embargo, Braun Peña, expuso sus argumentos. Afirmó que él respetó «al pie de la letra todas las exigencias que se hubieren impuesto» en cada uno de los expedientes administrativos vinculados a la Finca Cuchuy, como así también «al íntegro resguardo de todas las normativas municipales, provinciales y nacionales vigentes y aplicables en la materia, incluida la citada Ley de Bosques».

Por el contrario, Braun Peña consideró que fueron los activistas y directivos de Greenpeace quienes afirmaron «dichos vejatorios» y «agresiones» contra él, «a título personal», todo lo cual además le causó un «daño reputacional».

Tras la fallida audiencia de mediación, Greenpeace decidió informarle que ocurría a la Casa Rosada. Sus directivos se reunieron con el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, el 12 de abril, para luego dar el siguiente paso ante la CIDH, «en pos de que adopte las medidas que considere pertinentes».

La entidad, que durante la última década se enfrentó públicamente con el kirchnerismo por la falta de una política ambiental o el cajoneo de los proyectos de ley de bosques y «basura electrónica», denunció ante la CIDH que durante las semanas que siguieron a las supuestas amenazas de Braun Peña comenzó a detectar una campaña difamatoria por las redes sociales «sin precedentes» en la cual sumaron al diputado nacional por el PRO, Juan Carlos Villalonga. Eso, sostuvo, generó en sus integrantes «una sensación de temor que supera ampliamente el producido por cualquier situación similar a la vivida con anterioridad».

 

 

Fuente: Diario La Nación

 

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