Rajoy, al borde de la caída: el Parlamento vota hoy su destitución

El presidente de gobierno español, Mariano Rajoy, quedó al borde la destitución luego de que la oposición parlamentaria consiguiera una mayoría que votará por la moción de censura en su contra, una iniciativa que fue promovida por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En la tarde de ayer  se confirmó que una mayoría de diputados de la cámara baja -180 de un total de 350, pertenecientes a ocho fuerzas políticas- apoya la moción de censura presentada por el líder socialista Pedro Sánchez, quien está llamado a suceder a Rajoy, en el poder desde fines de 2011.

La previsible caída en el voto del viernes se deberá al lastre de la corrupción, una semana después de conocerse la sentencia judicial de la Gürtel, una trama corrupta en la que una serie de empresas sobornaron a responsables del Partido Popular de Rajoy para obtener contratos públicos entre 1999 y 2005.

«Su permanencia al frente de la presidencia del gobierno es dañina, y es un lastre no sólo para España sino para su partido», le espetó Sánchez a Rajoy en los debates de la mañana, dominados por duros cruces de acusaciones entre ambos.

«Aquí de lo que se trata es de que el señor Sánchez llegue. Todo lo demás es literatura (…) lo importante es que llegue, eso sí, sin pasar por las urnas», le recriminó Rajoy, que desde fines de 2016 ha gobernado en minoría en la cámara.

El dirigente conservador acusó además a sus rivales socialistas de «venir al Congreso de los Diputados a mentir», afirmando que en la sentencia de la Gürtel, que será recurrida, «no existe una línea (…) donde figure una condena penal al gobierno de España o al PP».

Tras las intervenciones de ayer, la moción de censura seguirá debatiéndose hoy a partir de las 09H00 locales (07H00 GMT).

Además de condenar a 29 personas a 351 años de prisión, incluida una docena de ex dirigentes del PP, la sentencia obligó al partido a pagar 245.492 euros como «partícipe a título lucrativo» de la trama corrupta, y dio por probado que el PP tuvo una caja negra desde 1989.

Igualmente, puso en duda la credibilidad de Rajoy, quien como testigo dijo ante los jueces que ignoraba cualquier financiación ilegal de la formación.

Para ganarse los apoyos indispensables, Sánchez hizo este jueves gestos y promesas a los partidos nacionalistas vascos y catalanes. Así, ofreció «tender puentes» con el presidente independentista catalán Quim Torra, al que pocos días antes había tachado de «supremacista».

Y sobre todo prometió, «por responsabilidad de Estado», mantener los presupuestos para 2018 elaborados por el gobierno de Rajoy, aprobados la semana pasada en la cámara baja y pendientes de tramitación en el Senado. Este gesto fue recibido como un guiño al Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna esta región del norte de España y obtuvo en los presupuestos un valioso paquete de 540 millones de euros de inversiones en infraestructuras.

En su exposición, Sánchez afirmó que su ejecutivo estará integrado sólo por socialistas, y añadió que será «un gobierno paritario, un gobierno europeísta, un gobierno garante de la estabilidad presupuestaria y económica».

Sin embargo, de confirmarse su llegada al poder, su mandato se anuncia precario, ya que el PSOE tiene apenas 84 diputados en la cámara. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, le advirtió en ese sentido que tendrá «un gobierno débil y difícil». La otra gran cuestión es cuándo habría elecciones anticipadas, que acortarían una legislatura que en principio termina a mediados de 2020.

Sánchez dijo que no lo haría inmediatamente, y que si asume como presidente primero se encargará de «recuperar la normalidad» política e institucional y de atender «urgencias» sociales, tratando de tener un diálogo fluido con los sindicatos e impulsando la igualdad salarial entre hombres y mujeres, entre otras iniciativas.

Todos los aliados potenciales de Sánchez rehúsan llamar a elecciones inmediatamente, algo que reclama el partido liberal Ciudadanos (32 diputados), con el viento a favor según las encuestas. Ferviente opositor de los privilegios fiscales del País Vasco y de los independentistas catalanes, critica a Rajoy pero se niega a apoyar al PSOE.

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