Tiene 350 mil seguidores en Instagram y regala desde chocolates hasta autos 0km

«Uno cree que surgiste cuando te conoce o te empieza a seguir. Sin embargo, detrás de cada uno de esos videos hay años de trabajo», asegura el influencer que reniega de su condición de tal y se reconoce amigo de muchos de sus primeros seguidores.

«Suele pasar que ves un programa en la tele y crees que todo el mundo lo está mirando o vas a una milonga y está lleno de gente bailando tango y vos pensabas que eso ya ni existía. Eso sucede en Instagram, es tan masivo y confuso que un día no podes salir a la calle y al siguiente te moves como si nada», cuenta Santi Maratea a La Nación.

El joven de fuertes convicciones y estilo despojado recuerda que de chico sus padres lo echaban de la casa en horario laboral. «Me decían que si no trabajaba, no podía estar ahí y yo me iba tranquilo por la calle buscando kioskeros para pedirles chocolates y prometerles que si me los daban yo no me iba a quedar con ninguno y los iba a regalar. Algunos me rebotaban y otros aceptaban», relata.

Y así fue como comenzó todo. «Mucha gente me miraba raro, pensaban que les quería pedir algo o que les estaba tirando onda», cuenta entre risas. «En el mundo donde vivimos no nos resulta lógico que alguien nos haga un regalo sin esperar algo a cambio», explica.

Con el tiempo, esos regalos dejaron de ser algo aislado para convertirse en su trabajo diario. «Un día se me ocurrió fusionar las redes sociales, con lo que me gusta hacer a mí que son las sorpresas y lo que quieren las marcas que es vender y así surgió toda esta locura», recuerda.

Experto en sorpresas

Fue entonces que decidió abandonar sus estudios para dedicarse por completo a lo que ama hacer: sorpresas. «Pedía reuniones con grandes marcas y les decía que si me apoyaban estaban demostrando que eran buena onda», cuenta. Así logró cerrar su primer contrato formal con una reconocida marca de parlantes.»Funcionó tan bien la campaña que se quedaron sin stock y tuvieron que salir corriendo a comprar más», recuerda orgulloso.

Lo que diferencia a Santiago de muchos otros instagramers es su habilidad para conseguir que grandes marcas le regalen sus productos y así poder sorprender a quien elija, ofreciendo un nuevo formato publicitario que logra conquistar a más de 350 mil personas a diario. «Empecé regalando chocolates y flores y al día de hoy llevo regalados autos 0km y iPhones X, lo pienso y no puedo creerlo», relata.

Con frecuencia insiste y hace hincapié en una de sus frases de cabecera: «No es caridad lo que hago», repite a diario. «El hecho de regalar me divierte porque no es algo que me resulte fácil, más bien lo vivo como un desafío. No elijo a la primera persona que se me cruza», explica.

Tal es así que ha regalado cosas a gente que no lo sigue en Instagram e incluso afirma haberse sentido arrepentido en algunas ocasiones. «Una vez regalé dos entradas para el Lollapalooza a unos pibes que ni se emocionaron y al instante apareció un viejo muy rockero pidiéndome las entradas y ya no las tenía, me daban ganas de ir corriendo a recuperarlas y dárselas a él», recuerda.

Según cuenta, cuando no tiene algo material para regalar ofrece distintos tipos de servicios, como traslados de un lugar a otro, por ejemplo. Con tan solo publicarlos en su cuenta, ya recibe miles de pedidos. «Una vez lleve a una chica que vivía en un barrio muy carenciado y cuando llegamos me dijo que era la primera vez que llegaba a su casa en auto», comenta emocionado. En el otro extremo, llevó al dueño de una gran cadena de librerías al aeropuerto de Ezeiza a tomar un vuelo directo a Barcelona.

Y es así como entre emociones, risas y anécdotas, Santiago logró crear un espacio para compartir con sus seguidores, interactuando personalmente con muchos de ellos y hasta haciendo nuevos amigos. «En una oportunidad, llevé a una mujer al cumpleaños de su hijo de tres años en un club y me invitaron a quedarme a comer con toda la familia», cuenta. «En otra ocasión, acompañé a una chica a hacerse una ecografía junto a su mamá y yo era parte de ese momento tan íntimo, no podía creerlo», agrega.

Si bien mucha gente lo cuestiona o no entiende en qué consiste su trabajo, lo cierto es que el influencer logró crear este nuevo producto en un mundo donde todo parece estar creado. «Estuve cuatro años trabajando en redes sociales sin pegarla y hoy puedo decir que junto a mi socia generamos un diferencial en un medio cada vez más competitivo», afirma convencido y asegura que no sabe hasta dónde puede llegar todo esto pero lo que sí sabe es que tiene mucho para contar.

Actualmente, Santi acaba de inaugurar su propia Agencia Creativa junto a su socia y amiga, Jessica Jalife, a la que decidieron denominar Tres Escobas, en alusión al fanatismo que comparten por Harry Potter. Durante el mes de junio, Tres Escobas ofrecerá una serie de talleres para quienes busquen sumergirse en el mundo digital. «Me gustaría que mucha gente dentro de nuestra agencia haga lo que hago yo, salir a la calle y regalar», asegura Santiago.

Al preguntarle por sus proyectos futuros, confiesa con cierta timidez: «En unos años sueño con tener una casa en el sur llena de toboganes, donde convivan muchas personas con distintas realidades». Si bien sostiene que puede sonar delirante, afirma que es un sueño que conserva desde chico. «Siempre me gustó ayudar y compartir momentos y experiencias con la gente», afirma convencido. Y es por eso que cada vez que hace un regalo refuerza su propia teoría: «no importa quién seas, ni de donde vengas. una sorpresa siempre es una sorpresa».

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas