Apariencias, hermetismo y femicidio en el Nordelta: la historia detrás del empresario que asesinó a su mujer y luego se suicidó

El matrimonio entre Rosana Migueles y Horacio González intentó durante años reflejar la imagen de una pareja amorosa y estable dentro del lujo del prestigioso barrio. Sin embargo, puertas adentro, la violencia del padre de la familia contra su esposa se repetía cada vez con mayor frecuencia.

El lunes, cerca del mediodía, Macarena González decidió cerrar la mueblería Confort Delta poco antes del horario habitual. Le resultó extraño que ninguno de sus dos padres habían acudido a trabajar a la empresa de la familia. Llamó a ambos numerosas veces, pero ninguno atendió. Ella no había pasado la noche en la casa de la familia en el Nordelta, por eso decidió ir directo para su hogar.

Cuando llegó al lote 48 de la calle De la Cañada al 50, la joven de 27 años se sorprendió porque todas las persianas estaban bajas, no parecía haber nadie. Ingresó al hogar donde reinaba el silencio. Después de buscar por casi todos los ambientes se decidió a acudir a la habitación de sus papás, que tenía la puerta cerrada. Fue entonces cuando se topó con el abismo: su padre, Horacio González (54 años) había asesinado de dos disparos a su madre Rosana Migueles (51) y después se suicidó con un tiro en la cabeza.

Lo primero que hizo la chica fue llamar a su tía Graciela, la misma que había escuchado durante el último mes todos los pedidos de ayuda de su hermana, ante el comportamiento violento de su cuñado. Ella fue la encargada de notificar a la policía Bonaerense sobre el trágico hecho.

El femicidio de Migueles causó una enorme conmoción entre la comunidad del barrio exclusivo del Nordelta. Se trató de una familia que, al igual que muchas de la zona, siempre intentó defender una imagen idealizada de bienestar, paz, buen pasar económico, viajes y amor incondicional.

«Todavía sigo sin creer que haya pasado esto. Cada vez que los veíamos juntos, querían demostrar que eran una pareja amorosa. Viajaban mucho y casi siempre se los veía bien», afirmó Maximiliano Migueles, el hermano de la víctima Rosana, en un diálogo telefónico con Infobae.

«Realmente no puedo creer lo que hizo mi cuñado. No entiendo qué se le pasó por la cabeza como para hacer algo así. Terminar con la vida de mi hermana y dejar a sus dos hijas sin padres. Con nosotros siempre fue una buena persona», agregó.

Maximilano Migueles reconoce que todavía se encuentra en shock y que aún no terminó de asimilar la muerte de su hermana.

Rosana no utilizaba a su hermano como confidente. Ese lugar lo ocupaba la otra hermana, Graciela, quien fue la única en escuchar el pedido de auxilio de la víctima a lo largo de las últimas semanas.

«Mi hermana es la que conocía a fondo todo el sufrimiento verdadero de Rosana. Por eso, ahora está destruida. Siente que no reaccionamos a tiempo», afirmó Maximiliano.

El propio hermano de la familia Migueles nunca terminó de asumir el peligro real que significaban los arrestos de ira y violencia de su cuñado Horacio para con su hermana.

«El lunes anterior habíamos ido todos a la casa de ellos porque era el cumpleaños de Rosana. Y ellos se mostraban cariñosos, se hablaban lo más bien, se mimaban.Jamás imaginé que había agresiones o insultos todo el tiempo», reflexionó Maximiliano para Infobae.

Lo cierto es que ya existía un historial de violencia por parte de González contra su mujer. En los casi 35 años que estuvieron de pareja,
hubo dos episodios en los que el hombre intentó ahorcarla y otra ocasión en la que le aplicó un golpe en la cara y le fracturó el tabique.

«Al parecer, era un enfermo de celos y no entiendo por qué mi hermana nunca hizo la denuncia sobre lo que sufría ante la policía. Ella era muy hermética y siempre quería aparentar que estaba todo bien. Es muy normal entre la gente de ese barrio que todos quieran mostrarse como familias perfectas», explicó Maximiliano.

En un principio de la relación, la pareja vivió modestamente en Pacheco. Una vez que abrieron la mueblería, en Los Troncos del Talar, se construyeron una vivienda encima del local.

«Ellos se mudaron al Nordelta antes de que explotara esa zona. Mi cuñado logró comprar un lote ahí gracias a lo de la mueblería y a un emprendimiento personal de compra y venta de casas», agregó.

Rosana Migueles y Horacio González durante unas vacaciones

Rosana Migueles y Horacio González durante unas vacaciones

Pese a los intentos de apariencia de un bienestar eterno, las grietas en la relación de ambos empezaron a escaparse de las cuatro paredes de su hogar: «Durante las últimas semanas, Rosana le pidió ayuda a Graciela, mi otra hermana porque la violencia se estaba repitiendo cada vez más. Aún no sabemos las cosas que le dijo. Pero es algo que nos va a perseguir toda la vida… por qué no hicimos nunca la denuncia contra este hombre».

Macarena, la hija menor (27), prácticamente no dormía en la casa de sus papás. Quería irse de casa en los próximos meses. En tanto, Florencia (29), estaba enfocada en finalizar la carrera de arquitectura. De hecho, según Maximiliano, ella estaba durmiendo dentro de la casa cuando ocurrió el crimen y no escuchó los disparos. Por la temprana mañana del lunes salió de casa como cualquier otro día. No quiso que se despertaran sus padres al salir.

Una vez que la policía acudió al lugar y se entrevistó con las hijas del matrimonio, el conflicto entre ambos no tardó en aparecer. Las jóvenes explicaron que la relación de sus padres era enfermiza, que discutían a diario y que el vínculo atravesaba un momento de turbulencia.

El matrimonio era dueño de la mueblería Confort Delta

El matrimonio era dueño de la mueblería Confort Delta

«Ayer nos encontramos las dos familias. Las chicas estaban hundidas, Flopa decía que ‘se mataron entre los dos’. Pero la familia de mi cuñado también estaba indignada. La hermana de él nos repetía: ‘yo le dije a Rosana que se separara, le dije que éste la iba a matar'», detalló el hermano de la víctima.
Maximiliano sabía que su cuñado portaba armas para defenderse de un potencial robo en la mueblería, pero nunca imaginó que utilizaría su revólver Colt calibre .38 para matar a su compañera de toda la vida y luego suicidarse.

«Aún tenemos que caer en lo que nos acaba de pasar. Todos seguimos sorprendidos porque nunca imaginamos que algo así nos iba a tocar a nosotros. Ahora nos tenemos que enfocar en apoyar a las chicas y estar todos los días para lo que ellas necesiten de nosotros», afirmó.

(Infobae)

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