Amar después de amar: ¿es posible enamorarse en la mitad de la vida?

Hace no tanto, la ventanita del amor parecía cerrarse. ¿Qué pasa hoy?.

¿Enamorarse en la mitad de la vida? ¿Volver a armar un “de a dos”? Hace no tanto, pensar en una nueva pareja en esta etapa sonaba, por lo menos, poco probable. Es que “la ventanita del amor” parecía cerrarse -casi por convención social- después de los cuarenta y tantos. Así como muchos medios no veían “cool” mostrar romances de gente madura, reemprender la aventura del amor no parecía un proyecto viable para la mayoría de las personas de más de 50, sobre todo para las mujeres. Por fortuna, es algo cada vez más habitual para las solteras y para las que se han separado, divorciado o enviudado.

Dicen que los 40 son los 30 de ayer y, por ende, los 50 vendrían a ser los antiguos 40. Las experiencias van modificándonos y modificando nuestras pasiones. Lo que en la juventud nos hace perder la cabeza se reconvierte. Es probable que –si hemos evolucionado– después de los 40 -y ni hablar a los 50-, nos subyuguen la inteligencia, los valores y el don de gentes.

Algunas razones por las que está bueno amar después de amar:

Todo es más cualitativo: habiendo recorrido un largo camino, muchacha, el tiempo suele invertirse más criteriosamente: esto aplica a amores, amigos y trabajo, entre tantas otras cuestiones. Decidirse a compartir el camino sentimental con otro lleva implícito que ese otro ser merece el tiempo y la energía a invertir. Ya no es un impulso, sino una elección gustosa: a esta edad hay conciencia de finitud. ¿Para qué perder el tiempo en relaciones poco constructivas?

Los cimientos son más sólidos: a los 50, la mayoría de las mujeres tiene el camino trazado con cierta precisión. Si hay hijos, suelen estar crecidos o por lo menos no depender tanto de su madre. Muchas mujeres ya se han posicionado profesional o laboralmente y ahora sienten que ha llegado el tiempo de encontrar un par, un compañero para caminar la vida de a dos.

Los límites son más claros: los propios, los externos y los que hay que ponerles a los demás. Una mujer a sus 50 ha vivido lo suficiente para poder decir “no” sin que le tiemble la voz y conocer sus límites físicos, psicológicos, etc. Y saber hasta dónde puede dejar avanzar a los demás.

El pasado es parte integrada: todos somos lo vivido, el presente y lo que está por llegar. Los años nos dejan el aprendizaje de cada situación vivida y el regalo de capitalizarla. Cincuenta bien vividos se traducen en un ser pleno dispuesto a compartir la aventura con un compañero con una visión similar. Las expectativas disminuyen y eso hace que el amor sea más genuino y realista, con conciencia de las propias limitaciones y, en consecuencia, aceptación de las ajenas.

El alma es joven: suena a cliché, pero la juventud es, definitivamente, una cuestión de actitud. Una mujer de 50 que se ocupa de su bienestar integral es alguien lleno de vitalidad para emprender nuevos proyectos, entre ellos el de una nueva pareja.

El dato: Más del 40% de los usuarios de Match.com, la app de citas con más trayectoria, son personas mayores de 50 años. De acuerdo a los resultados del estudio Solteros en Latinoamérica del sitio, el 63% de los encuestados ve genial que las personas mayores de 50 años busquen a un compañero/a para disfrutar esa etapa de la vida.

Por Valeria Schapira, periodista, escritora y conductora de El don de la palabra (Canal de la Ciudad).

Fuente: Clarín

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