Cuatro hermanos secuestraron a un menor y lo torturaron hasta matarlo

Cuatro hermanos permanecerán con prisión preventiva los próximos cuatro meses sospechados de haber participado de una brutal golpiza y tortura que provocó la muerte a un adolescente de 17 años y que dejó a un segundo chico hospitalizado, en un hecho ocurrido el sábado último por la noche en el barrio Máximo Abásolo de Chubut.

Según la acusación, los integrantes de la misma familia secuestraron a los dos menores en reclamo de la «devolución de un televisor» que supuestamente habían robado de la vivienda de uno de los imputados.

 

En la audiencia de control de detención de los hermanos Marcelo (35), Ángel (33), Sebastián (26) y Kevin Ibáñez (19), el juez hizo lugar a la petición de la fiscal Camila Banfi, quien había solicitado la prisión preventiva. Durante la audiencia, desarrollada hoy, la fiscal detalló cómo secuestraron al fallecido Alan Nahuelmilla y a su amigo, identificado con las iniciales J.G, las torturas que recibieron y cómo fueron liberados.

El caso
«Siendo las 23 horas del sábado 14 de abril de este año, los hermanos Marcelo, Sebastián, Kevin y Ángel Ibáñez, junto a una quinta persona aún no identificada, interceptaron en la calle Los Duraznos de la zona de Quintas a los jóvenes Alan Nahuelmilla y J.G de 19 años, con el fin de obligarlos a entregar un televisor que presuntamente le habrían sustraído a Marcelo Ibáñez».
La fiscal explicó que Marcelo Ibáñez llevaba un arma de fuego calibre 45, y se bajó de un vehículo Chevrolet S10 blanco, mientras que Sebastián, Kevin y Ángel hicieron lo propio de un vehículo cinco puertas de color oscuro. Todos estaban armados y «procedieron a emboscar a las víctimas para luego maniatarlas y atarlas con una soga». Los arrastraron con la camioneta trasladándolos hasta el patio de la casa de Marcelo Ibáñez en la calle Los Duraznos.

 

Una vez en el lugar los sometieron a diversas clases de castigos físicos: «golpes, patadas en diversas partes del cuerpo, golpes en la cabeza con una pala, provocándoles cortes, los desnudaron y les tiraron agua fría con bidones de 20 litros, a J.G le cortaron la oreja en reiteradas oportunidades con un alicate. Les pusieron sogas al cuello para ahorcarlos, tiraban tiros al aire, y a su vez los amenazan con matarlos si no decían dónde estaba el televisor».

 

Marcelo Ibáñez llamaba telefónicamente pidiendo más municiones con el fin de poder darle muerte a los jóvenes, mientras filmaron toda la agresión, «todo eso en un lapso de 4 horas», describió Banfi.

 

«Luego de ese tiempo, siendo cerca de las 3 de la madrugada del 15 de abril, los imputados se retiraron del lugar junto a Alan, a quien por los restos hemáticos hallados en el lugar, lo trasladaron hasta los predios ubicados en Los Duraznos y Miroglio donde viven Sebastián, Kevin y Ángel para luego arrastrarlo en un vehículo por tres cuadras hasta el domicilio de sus tíos y allí lo abandonaron».

 

Al regresar al lugar, los imputados, que aún mantenían cautivo a J.G, continuaron con los golpes, hasta que aproximadamente a las 8 de la mañana lo entregaron, previo a intimidarlo para que no denuncie, realizando disparos al aire. Así J.G escapó hasta su domicilio, donde fue trasladado al Hospital regional para curar sus heridas.

 

Por su parte, los familiares de Alan lo encontraron en la calle y lo trasladaron al Hospital, donde ingresó con riesgo vital. Falleció a las 17.30 por traumatismo grave de cráneo y hemorragia cerebral a causa de los golpes recibidos.

 

El Ministerio Público Fiscal calificó provisoriamente la privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometido contra un menor, por las lesiones graves causadas a una de las víctimas por la pluralidad de partícipes y por la muerte de una de las víctimas, todos ellos en carácter de coautor.

 

El juez, en tanto, manifestó: «No he visto en siete años que estoy en esta función un hecho de estas características». Confirmó la prisión para los 4 imputados porque hay «peligro de fuga» como así también «peligro de entorpecimiento» de la investigación y detalló que «la pena en expectativa, de recaer condena, es de prisión perpetua» para los responsables del crimen.

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