Fue el 19 de abril del año 1960 cuando el, entonces, Bachillerato Agrario abrió por primera vez sus puertas a adolescentes y jóvenes de la comunidad rural del Alto Paraná misionero. Las escuelas secundarias del norte misionero se podían contar “con los dedos de una mano”. Las oportunidades eran escasas, casi nulas.
Fue soñado, forjado y sostenido por un puñado de visionarios que supieron unir sus ideales y esfuerzos colectivamente para construir las bases de la primera escuela pública de nivel medio con orientación agrícola de Misiones, de la mano de sus autoridades municipales y provinciales y el empuje de sus vecinos, esos que nunca faltan y que siempre están para marcar huellas en la historia de su comunidad.
Con la naciente Universidad Nacional de Misiones, a partir del 24 de junio de 1974, pasó a formar parte de esta casa de altos estudios y juntos a la UNaM sigue escribiendo bellas páginas de la historia de la educación agraria en la Argentina.
A lo largo de sus 58 años, como toda institución educativa o como cualquier organización, ha tenido que transitar por caminos difíciles muchas veces, en sintonía con los avatares políticos, económicos y sociales del país. Pero ha sabido siempre mantenerse erguida, altiva y orgullosa de sus orígenes y fiel a su mandato fundacional, con una sólida identidad y la comunidad la abrazó como propia, siendo esa impronta su marca registrada.
Desde sus creadores, sus primeros profesores, sus primeros alumnos, le han inculcado a más de 50 promociones de egresados el valor del esfuerzo propio en la lucha por forjar un destino mejor como persona y como sociedad, que el mejor camino es a través del estudio y la formación integral como buenas personas y ciudadanos responsables, además de ser excelentes técnicos, excelentes profesionales comprometidos con su medio y celosos custodios del manejo responsable de los recursos naturales, fieles defensores de los valores democráticos como sistema de vida de los argentinos.
Vaya en este día tan especial el agradecimiento a los protagonistas de aquellas gestas iniciales, a los más de 1.200 egresados que engrandecen la riqueza de la región y el país con el aporte de su trabajo diario, a la comunidad educativa actual por su dedicación y esfuerzo permanente para que la Escuela Agrotécnica Eldorado brille por siempre en el pedestal más alto de la consideración de nuestra sociedad.
El mejor homenaje a su historia hagámoslo trabajando en armonía y con generosidad cada uno desde el lugar que nos toca ocupar sirviendo a una sola causa: la de brindarles el mejor servicio educativo a nuestros alumnos.
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