Fingió un viaje a Disney para demostrar que no hay que creer en todo lo que se publica en Instagram

Es normal que cada vez que alguien viaja sube fotos en sus redes sociales. También es normal que aquellos que vemos esas imágenes sintamos una mezcla de alegría y envidia sana por ese ser querido. ¿Quién no quisiera estar viajando también? Sin embargo, una fotógrafa y bloguera reaccionó de otra manera al respecto. Ella quiso demostrar que no hay que creer en todo lo que se publica en Instagram. Y lo hizo mintiendo.

La británica Carolyn Stritch decidió llevar a cabo un experimento social en su cuenta de Instagram ( @theslowtraveler, que tiene más de 200 mil seguidores): fingir un viaje a Disneyland en Orlando, Florida, EE.UU.

Y efectivamente funcionó. Muchos de sus seguidores, incluido amigos y familiares, le creyeron. Su trampa consistió de dos publicaciones: la primera, una imagen de ella en la cama contando que al día siguiente viajaría sola a Disney para celebrar su cumpleaños N°22: «Estaré sola, pero ¿y qué? Será mi propio cuento de hadas». La segunda, fue una imagen frente al castillo de la Bella Durmiente. «Sigo diciéndome a mí misma: es algo divertido hacer lo imposible. ¡La vida es lo que hacés de ella!», dijo en el post.

 

Sin embargo, esa segunda imagen levantó algunas sospechas. No había multitudes, sino solo una mujer, lo que despertó la curiosidad de varios seguidores que le preguntaban cómo había logrado capturar una imagen así, sin gente en el parque.

Finalmente, Carolyn confesó todo en su blog: Why I hacked my own Instagram account(Por qué hackeé mi propia cuenta de Instagram). Allí confesó la razón de su experimento y reflexionó cuán diferente puede ser la realidad de lo que mostramos en las redes sociales.

«En fotografía te enseñan que hay que cuestionar las cosas, especialmente nuestro propio trabajo. Decidí aplicar eso a mi perfil de Instagram», comentó. Y acompañó el blog con una imagen de ella mostrando las diferencias sin retocar y retocada por Photoshop.

«Subí la selfie a mi foto de perfil en Facebook como una especie de experimento y nadie la cuestionó. Ni mi mejor amiga, ni mis hermanas, ¡ni siquiera mi propia madre!».

«Manipulé imágenes, las capturé con una historia ficcional y las presenté como la vida real. Hackeé mi propia cuenta de Instagram».

 

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