El sufrimiento actual: ¿Qué dice el Psicoanálisis? Una introducción

Christian Gómez, analista y director de enseñanzas de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones, coordinador del instituto Oscar Masotta, delegación Posadas visitó Misiones Online, y reflexionó la realidad actual.

 

“El Psicoanálisis es un dispositivo, una experiencia que se ocupa de aquello que no anda en la vida de las personas. En la vida de cada uno de manera particular, expresa de algún modo también,  algo que no anda en un aspecto colectivo que, nosotros a través de Sigmund Freud, como el campo de la cultura. Cultura es una palabra que utilizaba Freud para referirse a los fenómenos colectivos, el campo de lo social, lo que en ese tiempo se llamaba también la masa.  Estos términos como masa o acción, reacción, dinámica, están tomados de la Física, redefinidos a partir de la utilidad que pueden tener en un campo como el psicoanálisis que en ese momento se estaba escribiendo o instituyendo como tal”, explica Christian. Subrayando que lo que “no anda en cada uno”, expresa también algo que no anda en un sentido más general, en el sentido de la cultura.

 

¿Cómo se expresa esto en forma individual y en lo colectivo?

 

Puede expresarse o uno puede preguntar ¿De qué sufre una época determinada? ¿Qué nombres describen o le dan cuerpo de palabras al sufrimiento en una determinada época, por ejemplo en la nuestra? Esas palabras que podemos rápidamente pensar que funcionan en esta época para designar el sufrimiento anímico, son las que alguien puede prenderse o identificarse. Y cuando se identifica como un individuo en sociedad, por ejemplo tengo depresión, y eso en el mismo acto de nombrarme así, me incluyo en un colectivo y pierdo de vista la particularidad de mi sufrimiento. Por lo tanto cada vez que una persona va de su sufrimiento a un nombre colectivo, nosotros decimos que se eclipsa o se pierde como sujeto particular. Por lo tanto en un pantallazo amplio es muy visible que pareciera ser que hay modos colectivos de sufrir. Lo que el psicoanálisis muestra y el campo freudiano inaugura es que eso está conectado con algunas palabras que producen un displacer pero que son palabras que valen para cada uno. O sea que un análisis puede empezar cuando alguien describe su sufrimiento con un nombre común que comparte con un colectivo en una época determinada, pero va a ir en la medida que en pase por la experiencia, desclasificándose.

 

¿En esto es clave el lenguaje?

 

El lenguaje es universal. El lenguaje humano tiene una particularidad que es para nosotros un dato inicial. Para nosotros los seres hablantes, después podemos discutir sobre otros lenguajes, pero cuando se trata del lenguaje humano, es para el sujeto el campo en donde va a tener que constituirse como tal. Es decir que lo que nosotros llamamos sujeto, que ya no es la persona, ni es el yo, invención de la modernidad. Cuando nos referimos al sujeto nos referimos a cómo el lenguaje tiene efecto sobre uno. Cuando vos podés captar los efectos del lenguaje sobre una persona, decís ahí hubo un sujeto. La palabra persona conduce a otro campo semántico diferente del que estamos planteando ahora. Entonces el problema es que el lenguaje produce significaciones que el sujeto no domina. Habita el lenguaje, pero el lenguaje al habitarlo a él, va produciendo significaciones. Lo que la experiencia analítica constata es que el lenguaje habla a través del yo: a eso Freud lo llamó inconsciente. Por lo tanto la condición de posibilidad para que Freud diga que existe el inconsciente es que primero hay lenguaje. El lenguaje entonces es condición de posibilidad del psicoanálisis. El Psicoanálisis es una conversación, como lo dice Oscar Masotta, dos personas que se ponen a dialogar de una manera muy particular. Un dispositivo con reglas propias.

 

Chistian Gómez señala que una palabra no se refiere al referente, sino que recordó que la lingüística estructuralista dice que una palabra se refiere siempre a otra palabra, por ejemplo para entender el significado  de la palabra día, tiene que haber el opuesto, noche. Es decir que el lenguaje funciona siempre en términos de oposición y siempre una palabra adquiere significación en oposición a otra y no porque nombra tal objeto o tal cosa.

 

Esas significaciones habitan la vida del sujeto de dos maneras posibles: pueden ser palabras que lo nombran mal o lo enferman, pero también puede, a partir de la experiencia analítica cambiar esas palabras por otras, con las cuales hagan una experiencia distinta a sufrir. Ese sería el fin en términos efectivos de un análisis. Que alguien pueda con las palabras que dispone, hacerse un universo simbólico distinto de aquel que tenía cuando vino a ver a un analista.

 

¿Una visión distinta de ese universo simbólico?

 

Otra visión, donde ese sujeto que pasó por la experiencia analítica, puede solucionar algo de su vida que cuando empezó el análisis estaba en términos de conflicto. Al entrar a una experiencia analítica hay un conflicto que nosotros llamamos síntoma y que sin eso no puede empezar nunca la experiencia. Ese síntoma se dirige, es un mensaje, como un sueño, mensaje que el inconsciente le dirige al sujeto. El síntoma tiene la misma estructura que un sueño, es un mensaje que pasa por el otro, que el analista circunstancialmente puede encarnar – hace falta que esté esa alteridad, porque no es una experiencia de autoconocimiento que puede hacer uno solo- tiene que pasar por el otro, eso se llama transferencia, entonces tenés el síntoma en transferencia con el analista que está funcionando ahí como el elemento que hace posible que del lado del analizante se produzca el acto del habla…

 

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