Reflexión del Pastor Guillermo Decena: Tres armas espirituales

Reflexión del Pastor Guillermo Decena: Tres armas espirituales

En la bien llamada “Semana Santa”, Jesús usó armas espirituales poderosas, que contribuirían en un todo para vencer al enemigo y para que finalmente, gocemos del perdón de nuestros pecados, y tengamos una vida abundante. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.

El poder de la comunión.

(Lucas 22:14-20) Hablemos sobre el poder de la Santa Cena, fundamentalmente, del poder de la comunión de los hermanos que, con discernimiento, se unen recordando lo que Jesús obtuvo para su Iglesia.

La Santa Cena no es un frio ritual sino una expresión del amor de Dios y otra manera de proclamar y recibir milagros, sanidad y larga vida. Cuando yo, unido con los hermanos, como de ese pan y tomo de esa bebida, estoy tomando los beneficios de Su gran Sacrificio y Su gran demostración de amor. Cada vez que tomas la Santa Cena desatas tu fe.

La Santa Cena también es un canal de sanidad divina. Esta es importante incluso para vivir. La mayoría de milagros que Jesús hizo fueron de sanidad, porque Él es sanidad. (Hechos 10:38). ¿Por qué los cristianos se enferman demasiado? (1 Corintios 11:29-30) ¡Se enferman por la falta de comunión! El diablo trabaja horas extras para que usted no se una a sus hermanos, para que se enojen, se aparten y se alejen entre sí. También se enferman a causa de tomar la Santa Cena indignamente, por costumbre y sin discernimiento ni unidad real con el pueblo de Dios. La Iglesia de los Corintios estaba dividida y además no sabía que comía cada vez que tomaban esa bebida con ese pan y muchos cristianos en la Iglesia están igual; es simplemente una rutina, sin fe. Dios no es un Dios de ritos sino de milagros. Si alcanzas a comprender esto no estarás enfermo, ni cansado. Cada vez que tomas la Santa Cena, te rejuveneces, sales sano, próspero y añade vida a tus años y años a tu vida (Hechos 2:42-46).

Jesús pagó por nuestros pecados con su preciosa sangre, la cual está representada en la bebida. Pero, ¿qué representa el pan? (Marcos 7:27) En este versículo, el Señor nos da a entender que el pan representa la sanidad. Jesús estableció que este pan, que es Su cuerpo, sería roto por nuestra sanidad.

En Éxodo 12 Dios dijo que hicieran el pan sin levadura. Años después, Jesús tomó el pan y dijo: Este es mi cuerpo. Él se estaba representando en el pan, y en la Biblia dice que sin levadura significa sin pecado. Cuando tú tomas la cena del Señor, sabes que Su cuerpo fue roto e inmediatamente recibes sanidad. Esto es un recordatorio visual de la obra de la Cruz. En este mismo capítulo, se usaba el cordero y el pan sin levadura como representación de lo que estaba por venir. La sanidad y el perdón de pecados no es una promesa, es un derecho comprado con la sangre de Jesús para nosotros.

Al tomar la Santa Cena le estamos anunciando al diablo que está derrotado sobre tu vida; y le estamos recordando a las potestades que Jesús triunfó sobre ellas. Cuando Cristo partió y comió la cena entró vida a la humanidad. ¡Cuando nos unimos para comer el Pan de vida entra salud y vida! (Hebreos 10:25).

 

La poderosa proclamación de la alabanza.

Hubo gozo con el himno cantado después de salir de la cena (Mateo 26:30).La alabanza enaltece y agrada al Señor, pero nosotros también nos beneficiamos de la práctica. Primero, la adoración a Dios equilibra nuestro “ego” nos pone en el lugar que debemos estar. Por el contrario, llegamos a reconocer nuestro pecado, nuestra debilidad y nuestra necesidad de Él. El poder del Señor se manifiesta cuando demostramos verdadera humildad.

Segundo, exaltar al Señor fortalece nuestra seguridad interior, aumenta nuestra fe. Por consiguiente, somos capaces de mirar más allá de nuestros problemas y circunstancias para ver la vida desde la perspectiva de Dios. La tensión se va y encontramos nuevas fuerzas, ya que el Señor habita entre la alabanza de su pueblo (Salmo 22.3).

Tercero, aleja al maligno, pues no puede aguantar la presencia de Dios. Cuando Cristo canta se fortalece y está declarando que se somete a la voluntad del Padre. Es interesante ver como celebraban la pascua los judíos: la comida de Pascua se realizaba con cuatro copas de vino, que representaban las cuatro promesas de bendiciones de Dios para Israel cuando fueron liberados de Egipto: “os sacaré”, “os libraré”, “os redimiré” y “os tomaré” (Éxodo 6:6-7), y que se debían beber en cuatro diferentes ocasiones durante la cena pascual. Junto con ello cantaban el “hallel” (“Aleluya”), que son los Salmos 113 al 118. Según la tradición judía, después de beber la segunda copa de vino, se cantaba la primera parte del hallel, (Salmos 113, 114). Seguramente Jesús y sus discípulos cantaron esta primera parte. Después de beber la cuarta copa se cantaba la segunda parte (Salmos 115, 118), para así terminar la comida de Pascua. Sin embargo, Jesús terminó la cena con la tercera copa (“de la redención”), cuando les dice a sus discípulos que aquella sería la última copa de vino que bebería hasta cuando la beba nuevamente en el reino de los Cielos (Mateo 26:29; Marcos 14:25). Así que después de esta copa de vino, Jesús y los discípulos cantaron la segunda parte del hallel y luego salieron al Monte de los Olivos (Mateo 26:30; Marcos 14:26).

Es increíble pensar que sabiendo todo lo que estaba por suceder, aun así Jesús cantaba: “Y la fidelidad de Jehová es para siempre” y “alabad a Jehová, porque Él es bueno”. Cuando estemos en situaciones difíciles de la vida, nosotros también debemos fortalecernos alabando a Dios.

El arma de la vigilia.

(Marcos 14:32-42) El calvario no sería posible sin la feroz batalla que Jesús libró aquella noche en Getsemaní. Oró tres veces pero no recibió respuesta del Padre, sino fortaleza para enfrentar lo que se venía. Jesús había consagrado aquel lugar para orar a Dios. No conocía ningún lugar tan perfectamente como aquel huerto. Todo le era familiar.

Judas también conocía aquel lugar, y si algo tenía muy claro el Señor era que no quería esconderse. El traidor sabía el sitio exacto para encontrarle. ¿Por qué seleccionó aquel lugar para tan terrible vigilia de agonía? Porque fue allí donde comenzaría el camino de sangre (Lucas 22: 44). Al pensar en esto, decimos que en la agonía por la obediencia del segundo Adán, se libró nuestra salvación. La hermosura del Edén fue marchitada por la aparición del pecado y ahora, en otro huerto, el sudor y la sangre de Jesús empieza a reverdecer con maravillosa esperanza a la humanidad.

Lo que Jesús vivió en el Getsemaní nunca antes lo había vivido. La referencia que tenemos hasta aquí es que él era un hombre sin quejas. Bien pudiera decirse que él fue el hombre más feliz que haya pisado la tierra. Era poseedor de una paz jamás quebrantada, manso, fuerte, sano y vigoroso. Entonces, ¿cuál era la causa de la agonía de Jesús? El hombre que venció a Satanás y a los demonios, ahora estaba postrado en una terrible agonía. Las oraciones que había hecho antes nunca podrán compararse con la oración más conmovedora que hizo en aquel huerto.

En la vida, todos podemos experimentar momentos difíciles, el tema es cómo los enfrento en mi vivir diario. En Marcos leemos la experiencia de Jesús en el momento más duro y difícil que le toco vivir aquí en la tierra, justo en uno de sus lugares favoritos y que Él utilizaba para encontrarse con el Padre, en el huerto de Getsemaní (la palabra Getsemaní significa prensa de aceites) En este lugar, Jesús literalmente fue prensado por nuestra salvación.

¿Qué fue hacer Jesús? Fue a hacer vigilia de oración porque sabía lo que se avecinaba era muy difícil y necesitaba comunión con Dios. (Marcos 14:33-34) La situación se estaba tornando cada vez más complicada, tal como nos pasa algunas veces a nosotros, cuando el panorama se pone negro y no vemos la salida por ningún lado. (Marcos 14:35-36) Aquí vemos a Jesús abriendo su corazón delante de la Presencia de Dios, pidiendo que esa prueba pasara, que no tuviera que experimentarla y se refirió a Dios como su Padre, sabiendo que Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros y que lo central era hacer Su Voluntad antes que la de Él. La respuesta de Dios para esta oración fue un rotundo NO, Jesús tenía que pasar esa prueba. Pero para Jesús, por encima de Su deseo estaba el Propósito de Dios (Mateo 6:10). Muchas veces deberemos enfrentarnos a pruebas, pero ello no significa que Dios nos dejó, al contrario, Él está ahí siempre con nosotros en medio de la prueba para ayudarnos (1 Corintios 10:13).

Jesús volvió al lugar en donde había estado orando e hizo nuevamente la misma oración. (Marcos 14:39) La oración debe ser en nosotros un estilo de vida caracterizada por la perseverancia, sin aflojar ni bajar los brazos, en todo tiempo.

(Marcos 14:40-42) Luego de orar tres veces, Jesús estaba listo para enfrentar la prueba, viniera lo que viniera, levantó a sus discípulos y les dijo viene la prueba, viene el momento difícil, pero ¡estamos listos para enfrentarlo! Ya he estado con el Padre, el Rey del Universo, y venga lo que venga Él ya me ha fortalecido para este momento. ¡Qué gran ejemplo!

Lucas relata que luego de la primer oración “…se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo” (Lucas 22:43) Al entrar al lugar de oración, la presencia del Espíritu Santo está con nosotros y recibimos consuelo y paz.

(Marcos 14:37-38) Muchas veces nos “dormimos” pensando en problemas cuando, en realidad, lo que debemos hacer es orar para que Dios venga en nuestra ayuda y nos dé la respuesta. Debemos aprender que lo fundamental, lo importante para cada uno de nosotros es: orar a Dios siempre y entregarle todo a Él. Él tendrá cuidado de nosotros.

 

Que Dios te bendiga, que tengas unas Felices Pascuas de Resurrección y una semana de completa victoria!

 

Pastor Guillermo Decena Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles 20 horas y domingos 18 horas, a través de http://cfceldorado.org/

 

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