El universo del desarrollo del software ha crecido muchísimo en la Argentina. Todos los días encontramos ofertas laborales demandando profesionales con variada experiencia en diferentes áreas. Al mismo tiempo se puede ver una cantidad significativa de profesionales, jóvenes y no tanto, intentando cubrir esa demanda. Gente que se acerca desde disciplinas «hermanas» como ser el diseño gráfico o la ingeniería industrial, y otros tantos de sectores no tan cercanos, como ser economía o marketing.
¿Cuáles son las razones? La económica es sin duda una de ellas. El sueldo promedio de un desarrollador se halla cerca de los $45.000 brutos (según la última encuesta de salarios de Sysarmy, que junta cerca de 1.000 testimonios anónimos). No sólo eso, para los que recién comienzan el salario promedio ronda los $25.000. Estos valores colocan a los desarrolladores en los deciles de ingresos más altos de la población argentina.
Otra razón puede encontrarse en la naturaleza transable del software: es relativamente simple de exportar hacia otros países. El software argentino no solo es de gran calidad comparativamente a escala mundial sino que además la zona horaria nos beneficia, siendo mucho más conveniente que, por ejemplo, otros centros importantes de desarrollo como China o India.
Alejándonos de los factores económicos y yendo un poco a lo subjetivo, la programación es una especie de arte, con todos los atractivos que esto implica: un proceso puramente intelectual, que finaliza con la creación de algo que antes no existía. Algo único, con la firma de su autor. Además, programar puede ser una herramienta invaluable, independientemente de si nuestro trabajo día a día involucra el desarrollo de software. Muchas tareas que hoy se realizan en programas de planilla de cálculo pueden ser automatizadas, para ganar en eficiencia y reducir el error humano, dejando al profesional con mayor tiempo para tareas de innovación.
¿Cómo incurrir en el mundo de la programación? Existen en Argentina muy buenas alternativas académicas, encabezadas por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA donde se dicta la carrera de Ciencias de la Computación; también la Facultad de Ingeniería o la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), donde se dicta Ingeniería en Sistemas. Por lo general las alternativas universitarias son muy completas y abarcan conocimientos fundamentales como matemática, probabilidad, estadística, estructuras de datos, algoritmos, paradigmas de programación, entre otros.
Otras alternativas que han surgido debido a la creciente demanda son los cursos o «carreras cortas», por lo general dictadas en institutos privados, como Digital House o Acamica. También existen opciones gratuitas de cursos masivos online (MOOCs por sus siglas en inglés), donde se puede encontrar excelente material de prestigiosas universidades de todo el mundo. Un buen sitio para empezar a investigar es coursera.com. Por último, algunas compañías ofrecen cursos gratuitos presenciales con inserción laboral. Un ejemplo de esto es Despegar University de la conocida empresa multinacional.
El desarrollo de software es una disciplina que crece y se reinventa constantemente. Nuevas especialidades surgen año a año revolucionando los mercados y la vida cotidiana de la gente: el reconocimiento facial y de voz, realidad aumentada, criptomonedas, por mencionar solo algunas.
El Cronista Comercial
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