La Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado de Resistencia, Chaco, informó que durante el año pasado se iniciaron dos nuevas investigaciones por desapariciones ocurridas en esa provincia. Se trata de los casos de Humberto Muñoz, secuestrado en la localidad de Barranqueras en noviembre de 1976, y Miguel Avalos, quien desapareció de la Comisaría de Pampa del Indio en febrero de 1977.
El trabajo de investigación en la reconstrucción fue llevado adelante por la unidad especializada a través de Carlos Amad, Patricio Sabadini, Horacio Rodríguez y Diego Vigay, junto a la Procuraduría de Crímenes de Lesa Humanidad, el Registro Único de la Verdad del Chaco, Memoria, Derechos Humanos y Solidaridad (MEDHES) y la Dirección de Derechos Humanos de la municipalidad de Goya, Corrientes.
Ambas pesquisas requirieron una serie de medidas que lograron incorporar testimonios y documentos de relevancia, de manera que se solicitó el inicio de la etapa de instrucción ante la jueza federal Zunilda Nirenperger.
El caso de Humberto Aníbal Muñoz
Humberto Aníbal Muñoz trabajó como chofer de la Cámara de Diputados del Chaco desde enero de 1974, y luego como jornalero en el Aeropuerto Internacional de Resistencia, a partir de abril de 1975. Su designación fue dejada sin efecto en abril de 1976. El 25 de mayo de ese año, se presentó espontáneamente en la Brigada de Investigaciones al enterarse que era buscado y estuvo detenido alrededor de sesenta días. Durante ese periodo fue torturado, incluso con picana, y amenazado con la posibilidad de secuestrar a su esposa e hijo. Finalmente, fue liberado desde la Alcaidía.
En el interin, su esposa -de apellido Pawlizky- fue a preguntar por su paradero en la Brigada y la Alcaidía, donde le dijeron que no estaba alojado allí; recurrió entonces a un abogado del medio, quien pudo averiguar que Muñoz sí estaba detenido en la Brigada de Investigaciones en carácter de “incomunicado”. Pudieron llevarle ropa, cigarrillos y comida, y le devolvió sus prendas sucias y llenas de sangre.
Luego de su liberación, Muñoz viajó por temor a Buenos Aires, donde comenzó a buscar trabajo. En el Hospital Ramos Mejía le diagnosticaron una enfermedad en los testículos causada por la picana, motivo por el que debía operarse. Posteriormente, ya de regreso en la casa de su madre en la Avenida San Martin S/N de la localidad de Barranqueras (Chaco), se reencontró con su esposa y su hijo.
De acuerdo a la investigación, a las 00:40 del 26 de noviembre de 1976 ingresó a esa vivienda un grupo integrado por al menos cuatro hombres de civil con armas largas, que había llegado en dos vehículos. Primero entraron al dormitorio de la madre y luego en el que estaban Muñoz, Pawlizky y su hijo. Allí apuntaron al hombre y alumbraron con una linterna a su pareja, para impedirle ver mayores detalles. Dos agentes de Policía, “Manader” y “Cardocito”, fueron reconocidos por la madre por tratarse de vecinos de muchos años. Muñoz fue llevado esposado por sus captores junto con los vehículos por el camino hacia Antequeras. Fue la última vez que lo vieron con vida.
Los días siguientes la esposa y madre de la víctima fueron a preguntar por el paradero a la Comisaría y a la Brigada de Investigaciones, pero no les dieron ninguna información. También hicieron una presentación en el juzgado, sin resultados.
El caso de Ramón Miguel Avalos
Ramón Miguel Avalos era oriundo de Santa Lucía, provincia de Corrientes. Durante su adolescencia hizo el secundario, entre 1970 y 1975, en el Colegio Manuel Alberti de Goya, al mismo tiempo que trabajaba plantando tabaco en una tierra que le dio su abuela.
Allí se vinculó al movimiento de las Ligas Agrarias, junto al que participó, en julio de 1972, de una concentración de campesinos frente a la municipalidad de Santa Lucía, por la visita del presidente de facto Agustín Lanusse. Llevaba consigo un cartel que decía “Sr. Lanusse , si va mentir , no hable !” , lo que motivó que el militar hiciera alusión a ello en su discurso. De acuerdo a la reconstrucción, Avalos también habló en esa oportunidad, reclamando que “No es posible que estén explotando de esa manera a la gente, trabajan desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche sin parar, para terminar el año sin un peso”.
Se estima que en 1975 se fue a estudiar Sociología en la Universidad de Buenos Aires o La Plata. Al año siguiente abandonó los estudios y volvió a su casa en Santa Lucía. Durante un operativo policial preguntaron por él y por el padre Torres; sabiendo que lo buscaban, buscó refugio en una casa de la zona urbana de la localidad durante 15 días. En febrero de 1977 fue publicada una noticia en el diario “El Litoral” de Corrientes, en el que luego de calificarlos de subversivos y alegar que eran “secuestradores de ganaderos y ladrones de ganado”, se informaba que Avalos y otro joven de apellido Morales habían sido detenidos en la localidad de San Martín, provincia del Chaco.
Posteriormente, un vecino amigo de la familia -el oficial de Policía Velozo- puso en conocimiento la comunicación radial que recibieron en la Comisaría de Goya, procedente de la Comisaría de Pampa del Indio -en Chaco-, en la que se daba cuenta que Miguel se encontraba detenido allí, que lo citaban a indagatoria en un plazo de 10 días en un juzgado del interior del Chaco y que designaba como abogado a su tío, Juan Vargas. En los días siguientes llegó otro radio despacho -una circular general- que informaba que Avalos, supuestamente, había desarmado a dos efectivos y se había fugado. Se encuentra desaparecido desde entonces.
Medidas probatorias en curso y pedido de colaboración
En ambas causas, a pedido de la Fiscalía Federal, la jueza Nirenperger viene produciendo una batería de medidas probatorias, que tienen el objetivo de poder avanzar en la reconstrucción de los paraderos, lugares de detención y responsables en cada uno de los casos.
Además, los investigadores requieren la colaboración de ex detenidos políticos y la ciudadanía en general que tenga información, de manera directa o indirecta, de las desapariciones de Muñoz y Avalos, de los lugares donde pudieron estar detenidos y de su destino final, para lo que se reproducen las fotografías de las dos víctimas a la época de los hechos.