Mario Elizondo: ¿Más allá de la Ley 25.080, la Argentina forestal podrá ser una realidad o continuaremos sin una política nacional?

Para el ingeniero forestal Mario Elizondo, en las reuniones de Comisión Asesora de la Ley 25.080 -que se realizan en Buenos Aires- no se estarían abordando las cuestiones de fondo de la operatoria para la prórroga. Se trata de la herramienta jurídica que promueve la inversión en bosques cultivados en el país.Tras su participación el pasado 7 de febrero en la tercera reunión convocada por la nueva Dirección Nacional de Desarrollo Foresto-industrial del Ministerio de Agroindustria de la Nación,finalmente el profesional decidió no asistir al encuentro del miércoles realizado en Capital Federal.“No puedo ser parte de reuniones de “consenso” sin exponer a discusión los reales problemas que tiene la operatoria, y la idea es que solo se traten en las reuniones de aquí en más los artículos de la ley y se propongan las modificaciones. Sin discutir el problema de fondo a mi juicio la ley es irrelevante”.

Después de haber analizado y releído lo presentado en la reunión del 7 de febrero, donde expusieron las autoridades nacionales y especialistas cuadros comparativos con otros países, el profesional explicó que “hubiera querido exponer aspectos más profundos que deben considerarse, y no la herramienta futura si lo que queremos realmente cambiar y mejorar es la política forestal nacional. Al no darse esa prioridad en esos  encuentros organizados en Agricultura, es volver a dar vueltas sobre temas que no cambiarán demasiado y solo será un nuevo maquillaje”, opinó Elizondo.

En esa línea, consideró que en este proceso “no estamos focalizando en lo que tenemos que cambiar si realmente queremos un resultado distinto”, dijo en diálogo con con ArgentinaForestal.com el profesional y acercó un documento de análisis que elaboró para aportar al debate nacional que se viene en el Congreso Nacional de cara al mes de abril.

Ayer se concretó la cuarta reunión en Buenos Aires -la próxima será el 15 de marzo-, de un total de seis que realizarán hasta consensuar el borrador del proyecto a presentar el Ejecutivo para llegar al Congreso Nacional en dos meses donde se discutirá la prórroga y modificaciones que  -de aprobarse por los legisladores- regirán el futuro de la operatoria que apunta a incrementar la base forestal de la Argentina, de 1,3 millones de hectáreas a dos millones de superficie plantada, fortalecer la industrialización forestal y desarrollar de forma sostenible toda su cadena de valor al 2030.

Leer Noticia Relacionada:Mesa Forestal Nacional: En abril estaría listo el anteproyecto para prorrogar la Ley 25.080

 

Apuntes que no se toman

Para el ingeniero forestal, sobre la presentación comparativa producida en el ámbito del Ministerio de Agricultura de la Nación, sobre el desarrollo en el tiempo de lo alcanzado por Brasil, Chile, Nueva Zelanda y Uruguay, dijo que “en general, se puede afirmar que es un buen trabajo. De hecho, hacía varios años que los responsables de la política forestal no lo intentaban. Ahora bien, sin quitarle el valor que esta iniciativa tiene, en particular quiero señalar cuál es el marco en que se discute en estas reuniones sobre la ley 25.080”, inició en su relato Elizondo con los puntos que más le preocupan.

En primer lugar, la ley de promoción forestal vence en enero de 2019 y el sistema enfrenta una millonaria deuda con los productores e importantes atrasos en la liberación de los fondos de los aportes económicos no reintegrables (AENR) de la operatoria. El presupuesto anual no tiene garantías ni certidumbre de pagos. Aun se espera la respuesta del presidente de la Nación, Mauricio Macri, de cómo se resolverá la deuda de la ley vigente este año, preocupación que se planteó en la última reunión de la Mesa de Competitividad de la Cadena de la Foresto-industria.

“Para la nueva prórroga, no se sabe qué presupuesto se está pensando en disponer para promocionar la forestación. Pero se mencionó en la segunda reunión de Comisión una cifra de alrededor de $100 Millones, lo que es realmente poco lo que se lleva el sector forestal del país, si comparamos del presupuesto nacional lo que se destina a otras actividades. Por mencionar una, a los hipódromos de Buenos Aires le recortaron una parte del subsidio que tenían, el recorte fue de $300 Millones. ¿Cuántos hipódromos hay en la provincia?, ¿cuáles son los importantes?”, se planteó Elizondo.

Remarcando que una ley no es una política, sino una herramienta, aseveró que “aún no hay una política para consolidar una Argentina forestal. En las reuniones reactivadas de la Comisión Asesora no se está discutiendo dónde, cuánto se plantará, para qué, ni con qué dinero. Obvio que lo que más forestado hay son coníferas, eucaliptus y salicáceas, pero en la tercera reunión, por ejemplo, se escuchó la propuesta de promover “mimbre en el Delta” y las autoridades tomaron nota”, cuestionó.

 
Fortalecer las regiones forestales

Elizondo, en tercer lugar, se refirió a la mención del director nacional de Foresto-industria, Nicolás Laharrague, sobre los resultados del Censo de Industrias Madereras de Nación, del cual surge un dato relevante: “En la provincia de Buenos Aires hay prácticamente en la totalidad de los aserraderos un parque de maquinarias de más de 40 años de antigüedad. La provincia de Buenos Aires es una fuerte importadora interna de maderas de otras regiones, y es la provincia que registra el mayor consumo e industrias”, dijo el funcionario en la reunión.

En tanto, otro tema expuesto fue la situación de las provincias patagónicas que piden continuar con los subsidios para seguir con plantaciones de coníferas que tienen turnos de 40 a 50 años promedio, cuando en la Mesopotamia, en la costa atlántica y otras regiones menores, esos turnos no pasan de los 20 a 25 años promedio. “Es decir, la misma inversión produce en la mitad del tiempo, al menos el mismo resultado, en la Mesopotamia. Esto es un tema que no necesita mucha más explicaciones sobre hacia donde hay que focalizar para que funcione la operatoria”, consideró el profesional.

Añadió que, sumado a ello, no se discute en el Sur para qué proyecto industrial futuro se pretende aumentar la tasa de forestación en Patagonia.

Para graficar el escenario, Elizondo analizó algunos datos: En cuatro de las provincias patagónicas (entre Río Negro, con 12.870 hectáreas; Chubut con 33.700 hectáreas, Santa Cruz con 14 hectáreas, y Neuquén 64.125 hectáreas) la superficie total forestada es de 110.709 hectáreas. De ellas, Neuquén tiene el 58%.

“Entonces, ¿cuál es la zona de forestación de la Patagonia elegida para promocionar?”, se preguntó.

Siguiendo con los datos, Catamarca, San Juan, La Rioja, Jujuy, Salta, San Luis, Mendoza, Córdoba, La Pampa, Santiago del Estero, Santa Fe, Chaco, Formosa, Tucumán la mismísima Buenos Aires no estarían aportando. “Entre un 80 a 90% de las plantaciones están en Misiones, Corrientes y Entre Ríos. Es decir, entre 15 provincias tienen el 13% del total, 164.475 hectáreas sobre 1.250.000 hectáreas”.

Advirtió además que 10 provincias alcanzan el 2,83% del total de la superficie forestada.

En ese contexto, sostuvo que “sería interesante analizar muy bien adonde están estas plantaciones (y si es que están todas y en qué condiciones), pero lo más importante es para qué se les daría a estas provincias la oportunidad de sentarse proponer y discutir al mismo nivel el sistema de promoción forestal nacional, si en 40 años de apoyo a través de subsidios no han logrado nada significativo”, cuestionó nuevamente Elizondo.

“¿No se dan cuenta de que hay 10 provincias que entre todas lograron en 40 años el 2.83% del total del país?”, insistió. “Son unas 38.000 hectáreas dispersas en un enorme territorio. Ni siquiera tiene sentido desde el punto de vista ambiental (excluyendo el estrictamente local), cuando han pasado 40 años de sistemas de promoción”, apuntó.

Consideró que “la dispersión de esfuerzo que significa todo esto no puede tener una justificación sólida que permita inferir que con esta operatoria se desarrolla el sector forestal del país. Creo que en las reuniones nacionales sobre la Ley 25.080, estas provincias podrían estar presentes pero como oyentes, y que se atienda un sistema de promoción para esa realidad regional. Pero el debate de la promoción debe estar orientado a consolidar las provincias que tras 40 años hicieron algo, y crecieron con la Ley vigente que tiene aspectos a resolver”, puntualizó Elizondo.

Interrogantes y conclusiones

  • ¿Qué tal si ponemos por 5/10 años, todos o una gran parte del esfuerzo del Estado, en saldar ese déficit? Lo venimos afirmando como una necesidad prioritaria de la política forestal desde hace 45 años.
  • Nada que los eucaliptos y pinos de Corrientes y Misiones no puedan enfrentar simplemente a partir de la fotosíntesis, las precipitaciones y el soporte que las sostiene, los suelos.
  • Es necesario estudiar a fondo las posibilidades técnicas, económicas y de inversión (Brasil y Nueva Zelanda son buenos ejemplos)

De la información expuesta, algunas reflexiones:

  • En general se nota que la participación del Estado con políticas de subsidio directo es variable, podríamos decir que modifica a la evolución del sector y en determinados momentos desaparecen algunas herramientas y se intentan otras. Se cambian destinatarios.
  • Tanto Canadá como Nueva Zelanda pertenecen al Commonwealth y eso otorga una serie de singularidades incomparables, sobre todo con nuestro país.
  • Más cercanos Chile y Uruguay son países unitarios, o al menos no federales, lo que simplifica algunas decisiones políticas y administrativas (zonificaciones, áreas de prioridad, etcétera).
  • Toda información, todo análisis sirve en la medida que se usa como insumo para pensar, no solo la realidad sino el futuro, los modelos, los objetivos, en fin, el escenario deseable de aquí a algunos años.
  • Hasta aquí los resultados en el país, son francamente decepcionantes y sirven únicamente para darnos cuenta que esta realidad no se cambia con modificaciones a un par de artículos de una legislación que demostró como herramienta de gestión su completo fracaso.
  • Para algunos que no nos cansamos de decirlo en cuanta oportunidad tuvimos, ya es casi tedioso repetirlo: “No hay una política forestal nacional”
  • ambién se dijo ya muchas veces, seguramente el IFONA fue malo, sin él fue peor. Es hora, y es ahora el momento de tomar la determinación política y administrativa de volver a crear una instancia única que maneje el destino de los bosques argentinos.
  • Sin necesidad de crear estructuras enormes, con los mismos planteles de recursos humanos que hoy, desde distintas áreas del Estado Nacional lo están haciendo, pero con una conducción que “se anime”  a discutir con los datos que hay y organizándolos con coherencia y no en compartimentos estancos. La mejor forma de analizar un problema es primero entendiendo el marco general que lo define, luego organizando la información y más adelante  analizarlo sectorialmente, desmenuzarlo en sus partes, pero siempre con la referencia del marco general. Eso da dirección y sentido a las decisiones, permite definir un método de de trabajo y de modo fundamental buscar objetivos menos melifluos que “proteger los bosques nativos y aumentar la superficie forestada”.
  • En tanto como sector, incluso el área estatal  si no puede hacerse las preguntas correctas, no podrá formular las respuestas que se necesitan. Las preguntas son sencillas: ¿Cómo?, ¿Dónde? ¿Con qué? ¿Cuánto? ¿Para qué? ¿En qué plazo? ¿Con quiénes?
  • Aprovechemos esta oportunidad que, según se dice es histórica (la vejez me hace tener mis dudas, ya me han explicado más de 5 oportunidades históricas), para no repetir errores, para no proponer mezquindades  particulares.

Todo esto necesita respuesta, al menos, para saber de una vez por todas  si la Argentina forestal puede ser una realidad o es nada más un intento potencial. El tiempo perdido no se recupera y me temo que la nueva oportunidad histórica que se presenta nos dejará ver pasar el tren nuevamente”, concluyó el ingeniero.

 

 

Por Patricia Escobar 

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas