River le ganó a Olimpo con dos golazos de Scocco

Un gol más lindo que el otro. Un tiro libre perfecto y una apilada brillante a pura gambeta. Ignacio Scocco se encargó de ponerle nombre y apellido al regreso de River a la victoria. Fue 2-0 ante Olimpo con dos genialidades del delantero, el segundo digno de Maradona o de Messi.

Con este triunfo, el equipo de Marcelo Gallardo deja atrás una racha de tres derrotas consecutivas y le dio una alegría a su gente.

Un minuto duró la idea de Olimpo de salir a jugar de igual en el Monumental. Llegó a fondo el equipo bahiense en su primer avance y obligó a la primera buena intervención de Franco Armani con el buzo de River.

Desde ese momento, fue un monólogo del equipo de Marcelo Gallardo. Sin brillar como en otros momentos, pero con un dominio absoluto del juego, el local naturalmente tuvo las riendas. Pero hacía todo menos el gol.

El primer tiempo mostró a un Pity Martínez activo y determinante en los metros finales. A pura gambeta obligó a dos buenas atajadas de Jorge Carranza, una con derechazo débil entrando por izquierda, y otra con un zurdazo potente desde el sector opuesto que se clavaba abajo contra el palo izquierdo del arquero.

El 1 sostenía a Olimpo, que se refugiaba en su área y no podía siquiera apostar a una contra.

También tuvo sus chances Ignacio Scocco. Una de chilena que tapó muy bien Carranca y otra de tiro libre, con un buen roscazo que salió ancho.

Hasta que en el segundo tiempo tuvo su premio. Llegó el desahogo. Rompió con el bloque defensivo de los bahienses con una perla de Scocco a los 9 minutos. Un tiro libre perfecto del ex jugador de Newell’s que viajó hacia el ángulo superior derecho del arquero en una comba perfecta. Golazo.

 

Con la ventaja, River jugó más suelto y tranquilo. Gallardo mandó a la cancha a Lucas Pratto y a Juan Quintero, dos de sus refuerzos.

El Oso tuvo una chance inmejorable para meter su primer gol en River. Arrancó en el círculo central, combinó perfecto con Scocco, pero falló en la definición: le pegó con cara externa y la pelota se fue ancha.

El colombiano también mostró credenciales. Se transformó en el conductor del equipo: fue el eje del ataque, partiendo desde la derecha al medio. Y puso una pelota de gol fantástica para Pratto, que el goleador no pudo conectar bien.

A falta de ocho minutos llegó la frutilla del postre. Scocco se superó a sí mismo. Si el primer gol había sido lindo, el segundo mejoró todavía más su noche. Gambeteó a medio Olimpo. Apiló a cuatro defensores, penetró en el área y pasó también al arquero antes de tocar de zurda al arco vacío.

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