«Yago», el guardaparques misionero que cambió la selva por el Aconcagua

En unas vacaciones, Ramón Olivera quedó cautivado con el Aconcagua y decidió quedarse a trabajar allí. Tiene 37 años y es oriundo de San Pedro.

 

Ramón Olivera, más conocido como Yago, es un misionero de 37 años que llegó de vacaciones a Mendoza hace 14 años y se quedó a trabajar. Era guardaparques en su provincia natal, y de plena selva pasó al paisaje de montaña. Durante la temporada trabaja en el puesto de Plaza de Mulas, a 4.300 metros de altura.

«Me cautivó el paisaje y la experiencia del montañismo», dijo Yago, y agregó: «Estudié para guardaparques en San Pedro, Misiones, en la frontera con Brasil. Trabajé allá en áreas protegidas privadas, y después vine de paseo a Mendoza. Me encantó Mendoza, me ofrecieron trabajo, dije que sí y empecé a trabajar desde setiembre de 2003», dijo en una entrevista con Diario Uno.

«Este Parque es bastante particular por las actividades que realizan los visitantes, tanto andinismo como los que van al sendero de la Laguna de Horcones», contó el guardaparques.

«Les brindamos información, darles seguridad, recomendaciones de horarios y actividades que pueden hacer, recomendarles que se hagan los controles médicos y ver más o menos los planes que tienen en el parque para orientarlos y decirles cuestiones de seguridad para el cuidado de la salud y su integridad física», explicó Yago.

En el caso de que un andinista no esté en condiciones para continuar hacia la cima del Aconcagua, piden «cooperación al servicio médico y a la Patrulla de Rescate. Además, tenemos el poder de expulsarlo del parque si es necesario, y así evitar inconvenientes».

El resto del año Yago sigue como guardaparques, a veces en el Parque Aconcagua pero también en otros lugares de la provincia de Mendoza: «Me tocó Ñacuñán, en Santa Rosa, también estuve en las áreas protegidas de Malargüe. Es una muy buena experiencia conocer otro tipo de actividades, otra función como guardaparques y conocer más a mis compañeros, que son 120 personas en Mendoza».

 

 

Lo duro del Aconcagua

«El último andinista que falleció me tocó vivirlo a mí y otros compañeros que son nuevos y no están acostumbrados a estas experiencias. Es una situación traumática», lamentó Yago, pero dijo que «en lo que va de la temporada salvamos muchas vidas; los más complicados son en altura y se encarga la Patrulla de Rescate, nosotros damos la asistencia y el servicio médico».

Yago aseguró que nunca vivió una situación en la que sintiera miedo, pero si mucho respeto: «Viví varias situaciones que me hicieron replantear la función de guardaparques y más que nada en este parque, como la muerte de amigos, compañeros y de gente cercana acá en el Aconcagua haciendo la actividad de andinismo».

Además hay otras situaciones, como algunas condiciones que deben padecer en alta montaña: «No siempre tomamos agua potable, y el desgaste físico lo siento en la edad que tengo. Hay cosas que me pasan factura».

 

Anécdotas

Más allá de lo duro y difícil de la vida en la montaña, hay otras situaciones divertidas que salen de lo normal y rutinario.

«Una vez me encontré con un asiático que andaba primero con unos lentes muy estrafalarios, pero después lo vi con una máscara de Darth Vader –personaje de Star Wars– que además emitía sonidos como el personaje y el andinista andaba por el campamento así, e hizo cumbre con esa máscara y también con los lentes».

«Después, vi llegar gente sin mucha experiencia, con alpargatas o zapatillas que no eran para esta actividad y había que decirles que así no podían, más que nada para que no sufran accidentes, ya que estamos en senderos de rocas», concluyó. (Diario Uno-Mendoza)

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