Una recorrida por las calles céntricas de Posadas nos muestra en la mañana del sábado que la capital provincial ya tiene desregulado su mercado cambiario, puesto que las dos casas de cambio habilitadas están atendiendo normalmente hasta el mediodía.
Del diálogo de un periodista de MOL con una de las personas que atiende en una de estas casas de cambio, que tiene números de atención separados para argentinos y para extranjeros, surge que los mayores clientes son de origen paraguayo.
“Los paraguayos vienen diariamente a traer pesos y comprar dólares, de los que están habilitados para comprar cien mil pesos por mes y 250 mil pesos al año, cupos que agotan permanentemente”.
Si bien la cotización oficial del viernes dice que la moneda estadunidense cerró a $ 19,48, el sábado en Posadas se comercializaba a $ 19,70 y $20,30 en una de las casas de cambio y a pocas cuadras a $ 19.80 y $20:30 en la otra.
La gente que permanentemente se ve frente a las casas de cambio, a pesar de que hay lugar dentro si quisieran realizar una operación, son los que “traen la plata porque los montos que traen para cambiar superan lo permitido”.
Esto motiva que lo dividan entre varios “paseros” que se agrupan hasta que viene la persona que juntará toda la plata y realizará la operación.
El precio que cobran estos “paseros” de divisas, se mantiene desde el año pasado en aproximadamente $ 300 por persona y viaje, mucho más barato que un transportador de caudales.
En este escenario fronterizo, se hace difícil imaginar a otros operadores del mercado cambiario como pretende el Banco Central, dados los límites y exigencias de datos personales y firma de declaración jurada que tienen hoy las casas de cambio para operaciones con moneda extranjera.
Tendrá capacidad y disponibilidad un kiosco, como se dijo, u otro rubro para estas exigencias que hasta hoy exigen por estas transacciones aunque no se supere los mil o dos mil pesos.
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