Otro feroz ataque a un establecimiento rural y crece la preocupación en Corrientes

El sábado por la mañana, delincuentes fuertemente armados irrumpieron violentamente en el casco de la estancia Las Palmas, ubicada en el departamento San Martín, sobre el kilómetro 20 de la Ruta Provincial 154, cerca del río Aguapey. Debido a este hecho, el gobernador, Gustavo Valdés ordenó al ministro de Seguridad, Juan José López Desimoni, que se incrementen las acciones preventivas en la zona para combatir el accionar de los piratas del asfalto y las bandas de cuatreros.

El hecho
El hecho ocurrió alrededor de las 11, cuando cinco malvivientes -encapuchados y con ropa camuflada- entraron de forma sorpresiva al casco del establecimiento, propiedad de la familia Fernández Dos Santos. En el lugar, amedrentaron al único peón que se encontraba -tirando un tiro de escopeta que hizo volar una chapa de un galpón- y lo redujeron tumbándolo en el suelo, pegándole patadas y atándolo con una cadena y un candado a una columna de triángulo.
Luego, los individuos recorrieron y revolvieron las habitaciones de la casa principal, de donde en un primer momento se dijo que sustrajeron varios objetos de valor. En dialogó con EL LIBERTADOR, Joaquín Fernández Dos Santos comentó que se llevaron «10 armas, una tropilla de 16 caballos zainos negros y aperos para ensillar».
Una vez concluido su derrotero por el lugar, los delincuentes cocinaron, comieron y, con los caballos y las calchas del establecimiento, se dieron a la fuga dejando al guardiero encadenado. El trabajador permaneció sin poder moverse desde las 11 del sábado hasta las 17 del lunes, cuando Fernández Dos Santos llegó al lugar.
Fernández Dos Santos sospecha que los malvivientes sabían los movimientos de la estancia, ya que le dijeron al peón atado «quedate tranquilo que cuando venga tu patrón el lunes te va a soltar», señaló. «Yo creo que estaban escondidos en el monte y nos vieron cuando nosotros salimos. No hicieron el atraco antes porque había mucha gente. Esperaron que nos retiráramos y que se fueran los demás peones de guardia», expresó.

Ola delictiva
El mencionado hecho se concatena con el ocurrido días atrás, con el mismo modus operandi, en otro establecimiento de la zona de La Cruz, lo cual hace pensar que se trata de la misma banda, respecto a cuyo accionar la Policía provincial tendría datos certeros que permitirían lograr detenciones en el corto plazo.
El crecimiento de la ola delictiva en los últimos meses fue notorio en la zona. Incluso, crimen de por medio, en Alvear parecieron saldarse facturas entre familias del submundo delictivo.
En Alvear están detectadas cerca de 80 personas que se dedican al abigeato y es conocida la operatoria que desarrollan con venta de carne en tres bocas de expendio que son propiedad de prósperos comerciantes que actúan sin recato y, muchas veces, a la luz del día.

Piden medidas
Desde el sector rural se pide, desde hace tiempo, mayor compromiso a las autoridades judiciales y políticas para desarrollar una acción en conjunto con la Policía provincial, que muchas veces aparece desbordada por el crecimiento del delito, haciendo notoria la protección con la que actúan los delincuentes.
Meses atrás, se pidió la designación de un profesional veterinario para colaborar con los efectivos de la Policía Rural e Islas y Ambiental Rural (Priar) de La Cruz y Alvear, a modo de poder controlar la venta al público de la carne proveniente de hechos delictivos. La solicitud, aunque halló eco en las autoridades policiales, quedó trabada en instancias superiores.
Ayer se conoció también el resultado de una requisa policial en una isla del río Aguapey, que dio como resultado el descubrimiento de un campamento que los cuatreros utilizaban para los actos de pillaje que son comunes a lo largo del mencionado afluente, particularmente en las cercanías de Alvear, epicentro de las actividades delictuales.

Fuente: diario El Libertador

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