Rito satánico: un albañil, testigo clave, vio a la nena boca arriba y al niño balanceándose despacito el día de los asesinatos

El ritual satánico, ocurrido a fines del año pasado en Porto Alegre, Brasil, donde habrían decapitado a dos niños correntinos, sigue erizando la piel a medida que se conocen detalles del expediente judicial. Ahora se conocieron las declaraciones de un testigo directo, un albañil que asegura haber estado allí. Dijo haber visto el instante en que se hacía el ritual donde “la nena estaba acostada boca arriba, inmóvil” y “al niño balanceándose de forma muy lenta”.
En relación con esto, el diario “Zero Hora” de Porto Alegre publicó que, en agosto del año pasado, este hombre, el albañil, fue contratado por uno de los involucrados para hacer un trabajo de excavación y “fundación” de los cimientos de una casa, en la calle donde luego serían hallados los cadáveres.
Relató que allí realizó un total de 9 perforaciones, aunque recordó -ante la Policía- que cuando llegó había dos huecos ya realizados de unos 2 metros de profundidad.
El testigo trabajó en el lugar durante 3 semanas.

Olvido y ritual
Un día olvidó su billetera y una campera encima de unas piedras. Se dio cuenta cuando llegó a su casa, cerca de las 22.30.
Media hora después, regresó en auto a la casa en construcción, donde fue recibido por Márcio Miranda Brustolin, uno de los cuatro detenidos. “¿Qué está pasando?”, preguntó el albañil al imputado, quien le respondió que se estaba llevando a cabo “un ritual religioso”.

Detalles
El relato que sigue es clave en la investigación. El testigo contó a los investigadores -según citó el mismo diario- que estuvo en el lugar entre 3 y 4 minutos. Allí habría visto a los 7 involucrados en un semicírculo, rodeado de velas encendidas y dos niños descalzos en el medio de la ronda. Luego, agregó que “el brujo estaba alrededor de los niños y hablaba ‘cosas extrañas’ en otra lengua”.
Sobre los menores, señaló que “la niña estaba acostada al lado de una de las perforaciones, boca arriba. Se encontraba inmóvil”. aunque admitió que “no supo decir si estaba drogada o muerta. La otra criatura -el niño- estaba al lado, arrodillada, con las manos entrelazadas. No vio si las tenía amarradas. Ese niño se balanceaba de forma muy lenta”, indicó a la prensa una fuente de la investigación citada por la fuente.
“El testigo subrayó que los niños estaban encapuchados y no logró ver sus rostros. Dijo que quedó en diagonal al grupo y consiguió ver a los involucrados de frente. Tras tomar sus cosas, volvió a su casa asustado”, reza el expediente.
El albañil señaló además que, al día siguiente, retornó a la obra, pero ya no encontró vestigios del ritual, ni siquiera restos de velas.
“Según el hombre, una de las perforaciones fue cerrada y no había más piezas de concreto en lugar”, indicó.
Días después, Brustolin llamó al testigo clave y le explicó que su perro había encontrado una cabeza humana y que creía que era de uno de los niños.
Márcio le informó que había arrojado esa cabeza lejos. El testigo llegó a cuestionarle sobre por qué no había avisado a la Policía. Márcio le respondió que lo pensó, pero que no quería tener problemas.
Y antes de cortar, le pidió al testigo clave: “No digas nada de eso a nadie”, confirman los documentos.

Fuente: diario El Litoral

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