Verano 2018: quisieron protegerse contra la fiebre amarilla y la vacuna los mató

 

Una mujer de 76 años y un hombre, cuya edad no fue revelada, fallecieron en Brasil por una reacción negativa a la aplicación que evita la enfermedad.

 

 

Dos personas murieron en el estado brasileño de San Pablo por una reacción negativa a la vacuna de la fiebre amarilla, en momentos en que miles concurren a los centros de salud para inmunizarse ante un brote de esta enfermedad infecciosa que se transmite por la picadura de un mosquito.

 

Se trata de dos personas al parecer con «inmunidad baja», una mujer de 76 años y un hombre cuya identidad aún no ha sido revelada, informó el secretario municipal, Wilson Pollara, al portal de noticias G1.

 

La mujer fallecida, identificada como Mónica Welkers, era una profesora jubilada que vivía en el municipio de Ibiúna, en la Gran San Pablo; su sobrina, Stephanie Hering, afirmó que la mujer no recibió orientación en el puesto de salud para no aplicarse la vacuna, consignó la agencia EFE.

 

La vacuna está recomendada para personas entre 9 meses y 59 años y las personas mayores necesitan una evaluación médica para conocer el estado de su sistema inmunológico y ver si el riesgo de ser contaminados por la enfermedad es alto o no.

 

Expedito Luna, médico epidemiólogo y profesor del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de San Pablo, dijo a G1 que desde el año 2000 fue identificado en Brasil y en otros lugares del mundo que una pequeña proporción de aquellos que reciben la vacuna podían desarrollar un cuadro grave de la propia fiebre amarilla.

 

«En el estudio de estos raros casos de eventos adversos, se identificó que era común entre aquellos de más de 60 años, con enfermedades del timo y enfermedades autoinmunes, lo que llevó a una restricción mayor en el uso de la vacuna para esos casos», aseguró el médico.

 

Los especialistas distinguen dos tipos de fiebre amarilla que se diferencian por el mosquito transmisor, la silvestre, transmitida por el Haemagogus y el Sabethes, que ataca principalmente a los macacos, y la urbana, que transmite el aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña.

 

Desde hace varias décadas, sin embargo, no se ha registrado ningún caso de fiebre amarilla del tipo urbano.

 

El sureste de Brasil, principalmente los estados de Minas Gerais, Sao Paulo y Río de Janeiro, vive desde hace semanas un brote de esta enfermedad infecciosa de origen vírico que se transmite por la picadura de un mosquito.

 

Al menos 15 personas han muerto por fiebre amarilla en Minas Gerais, el segundo estado más poblado de Brasil y el más afectado por la enfermedad, otras 5 en Río de Janeiro y 4 en Sao Paulo, según los últimos boletines epidemiológicos.

 

Minas Gerais fue igualmente el estado más afectado por el brote de fiebre amarilla registrado en la región sureste de Brasil a finales de 2016 y comienzos de 2017 y que dejó 262 muertes y 779 casos comprobados de contagio.

 

Los síntomas de la enfermedad son parecidos a los del dengue, como fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, dolor muscular generalizado, y con su evolución puede causar infección en el hígado y en los riñones, pudiendo provocar ictericia, falla renal, hemorragia y vómito oscuro.

 

El Ministerio de Salud indica en su página oficial que «los adultos de 60 años o mayores que se vacunan por primera vez contra la fiebre amarilla tienen un riesgo aumentado de efectos adversos potencialmente graves asociados a la vacunación».

 

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