LA LISTE 1000 del mundo, el evento gastronómico francés por excelencia

El objetivo del viaje era asistir a la primera edición de la entrega de premios de LA LISTE 1000 (www.laliste.com), un evento que galardona todos los años a los mejores 1000 restaurantes del mundo, creando un ranking a partir de críticas de guías especializadas y medios internacionales.

Para la selección tienen en cuenta las guías de restaurantes de cada país, puntajes de concursos, y notas sobre los restaurantes a los cuales les otorgan un puntaje. Luego, a través de una cuenta matemática se llega a la famosa lista.

Fui asignada como representante de los países de habla hispana, por lo cual debía viajar a París y participar de la mesa chica, y tener la grata tarea de elegir a los 10 mejores, en sus diferentes categorías.

Al llegar a París, la ciudad de las luces, me hospedé en uno de los hoteles más lindos por su vista y locación, el Pullman Hotel ubicado a tan solo dos cuadras del famoso monumento de París la “Tour Eiffel”.

Una vez instalada, me puse en contacto con el resto de los participantes del jurado que venían de países como Japón, China, Italia, Noruega, España, Centro América, UK, etcétera.

Juntos asistimos a una cena íntima, donde llevaríamos a cabo la votación final, la tarea era elegir a los mejores en cada categoría.  La expectativa era muy grande, sentir que estaba en una de las ciudades gastronómicas más importante del mundo, y disfrutando de un evento tan especial, me llenaba de emoción.

Al día siguiente, fue la entrega de premios, donde tuve la oportunidad de saludar y felicitar al chef Joan Rocca, propietario del restaurante «El Celler de Can Roca«, en Girona (España), que había obtenido el Primer Puesto por su Cava de Vinos o Bodega de vinos, como le dicen los españoles.

La experiencia fue maravillosa, París es una fiesta lo decía Ernest Miller Hemingway en uno de sus famosos libros.

Luego del evento me guardé unos días para conocer esta ciudad. El punto de partida fue La Torre Eiffel​ (tour Eiffel, en francés), inicialmente nombrada tour de 300 mètres (torre de 300 metros), es una estructura de hierro pudelado diseñada por los ingenieros Maurice Koechlin y Émile Nouguier, dotada de su aspecto definitivo por el arquitecto Stephen Sauvestre y construida por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición Universal de 1889 en París. Situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisino, símbolo de Francia y de su capital, es la estructura más alta de la ciudad y el monumento que cobra entrada más visitado del mundo, con 7,1 millones de turistas cada año. ​

Luego de este paseo, seguí caminado hasta llegar al “Museo de los Inválidos”. Este complejo de Les Invalides responde a la voluntad del rey Luis XIV de Francia, que ordenó su construcción el 24 de febrero de 1670, con la intención de que las instalaciones ofrecieran cobijo para los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar. Después de Versalles, este es el proyecto arquitectónico más importante del reinado de Luis XIV. En 1840, los restos de Napoleón Bonaparte fueron trasladados de la Isla de Santa Helena a París, por iniciativa del rey Luis Felipe I de Francia, y depositados en Les Invalides.

Mi fanatismo por el arte, me llevó a visitar uno de los museos más interesantes de París. “El Museo de Orsay” (en francés: Musée d’Orsay) es una pinacoteca que se dedica a las artes plásticas del siglo XIX y, más en concreto, del periodo 1848-1914. Ocupa el antiguo edificio de la estación ferroviaria de Orsay y alberga la mayor colección de obras impresionistas del mundo

Luego quería conocer el famoso “Café de la Paix”, (pronunciación en francés: /kafe də la pɛ/) famosa cafetería y restaurante situado en el IX Distrito de París, en el cruce del Bulevar de las Capuchinas y la Plaza de la Ópera. Es obra del arquitecto Charles Rohaut de Fleury, que es también el autor del Grand-Hôtel de la Paix, del que este café formaba parte. Fue inaugurado el 30 de junio de 1862. Su proximidad con la Ópera atrajo a muchos clientes famosos como Sergei Diaghilev, y el Príncipe de Gales, futuro rey del Reino Unido , Eduardo VII.

El 22 de agosto de 1975, fue declarado monumento histórico por el gobierno francés.

Una vez en el lugar, mi menú consistió en foie gras sobre tostadas y champagne rosé, un maridaje excepcional. Recomiendo hacer una reserva con tiempo, almorzar, cenar, o solo beber un café, son las excusas para disfrutar de la escenografía de este maravilloso lugar.

 

Al día siguiente me desperté temprano, y comencé mi recorrido visitando la la Catedral de Nuestra Señora (en francés, Cathédrale Notre Dame) es una catedral de culto católico, sede de la archidiócesis de París.

Se trata de uno de los edificios más antiguos de cuantos se construyeron en estilo Gótico. Se empezó su edificación en el año 1163 y se terminó en el año 1345. Dedicada a María, madre de Jesucristo, se sitúa en la pequeña Isla de la Cité, rodeada por las aguas del río Sena. Es uno de los monumentos más populares de la capital francesa.

Después, seguí caminando hasta los jardines de Luxemburgo (en francés, Jardin du Luxembourg), es un parque público parisino de 22,45 ha, situado en el VI Distrito. La reina regente de Francia, María de Médici, gracias a la inmensa riqueza de su familia, dueña de un banco con sucursales en toda Europa, decidió ampliar el pequeño jardín del palacio comprando poco a poco los terrenos adyacentes entre 1614 y 1631.  El Luxemburgo es el jardín del Senado francés, cuya sede se encuentra en el palacio de Luxemburgo.

 

Muy cerca de ahí se encuentran dos cafeterías emblemáticos, que conservan el esplendor de su época, “Gloserie des Lilas” el rincón favorito de escritores y artistas, y “La Coupole” que mantiene la decoración original de 1920.

Luego seguí caminando, y a un par de cuadras me encontré con una de las zonas que más me gusta de París, St. Germain – des –Prés. Esta zona se hizo famosa por la visita de los intelectuales a mediados del siglo pasado, como el famoso filósofo Jean-Pau Sartre, que solía acudir al “Café de Flore” donde escribía y charlaba, con Simone de Beauvoir (escritora, profesora y filósofa francesa defensora de los derechos humanos y feminista).  Otros en cambio elegían el “Café Le Deux Magots” donde Ernest Miller Hemingway solía pedir su famoso aperitivo pastis (pronunciación: pastís) es un anís típico de Marsella, Francia cuyo contenido alcohólico ronda los 40-45%. Cuando en Francia fue prohibido el ajenjo o absenta en 1916, los mayores productores (Pernod y Ricard, reformularon la receta introduciendo anís estrellado, anís verde y regaliz, añadiendo azúcar y reduciendo el contenido de alcohol al máximo permitido por la ley. Desde entonces la receta ha cambiado considerablemente y cada marca tiene su receta. La mayoría incorporan también hinojo. Se bebe con agua y hielo, en un vaso alto. Vale la pena probarlo.

Otro lugar recomendado es la famosa “Brasserie Lipp”, donde recomiendo pedir escargots se sirven a la provenzal, ideal  acompañarlo con un vino blanco de la zona de Alsacia, al noreste de Francia.

 

Al día siguiente, y teniendo en cuenta que era domingo, no había mejor plan en la ciudad que ir al barrio de Montmartre. Sugiero comenzar el paseo en la estación del metro la Place Pigalle. Este barrio se destacó por los salones de baile, y cabarets que atrajeron a los parisinos del siglo XIX. El más conocido es el Moulin Rouge (en español, «Molino Rojo») es un famoso cabaret parisino, construido en 1889 por el español Josep Oller, que también era propietario del Olympia y Charles Zidler. Está situado en el barrio rojo de Pigalle en el número 82 del Boulevard de Clichy, al pie de Montmartre.

Vale la pena dejarse presupuesto para ir a ver una obra, en este maravilloso teatro. Después pueden seguir caminando hasta la iglesia del Sacre-Coure, para mí una de las iglesias más hermosas que visité. La Basílica romano – bizantina, proviene del voto de los católicos franceses que levantaron una basílica dedicada al Sagrado Corazón de Jesús,  tras la derrota que sufrió Francia en la guerra franco-prusiana de 1870. Las obras comenzaron en 1876. Actualmente los visitantes pueden subir a las galerías de vidrieras para disfrutar de una vista del interior de la iglesia.  Foto Montmartre basilica y viñedos Recomiendo, subir por las escalinatas de la iglesia, e ir sacando foto de a poco, ya que cada parada es una postal. Una vez arriba, pueden apreciar la ciudad de Paris, y la Tour Eiffel a la perfección.  Si desean hay un servicio de funicular de Montmartre, que es un pequeño tren funicular automático de dos cabinas que da servicio al barrio de Montmartre. Permite ascender, desde la base de la colina, hasta la basílica del Sacré Cœur y viceversa. Fue inaugurado el 13 de julio de 1900, aunque el actual es una versión restaurada con posterioridad.

Después de la visita a la Basílica, pueden seguir caminando hasta la Place Du Tertre, si van temprano podrán apreciar la plaza vacía y el recuerdo de una época, luego se llena de pintores y artistas callejeros, hay muchos bares y restaurantes, donde la tradición es tomar un café o un aperitivo, mirando a la plaza. Se dice que en el Restaurante Le Mere Catherine se acuño la palabra “Bistró” ya que los rusos durante la guerra, querían hacer atendidos con rapidez, y pronunciaban fuerte y varias veces la palabra ¡Bistró! “rápido en ruso”. Después siguen caminando, y llegan a los viñedos de Montmartre, hoy en día este pequeño viñedo produce 300 l de vino al año, que se suele subastar para recaudar fondos. Frente a este viñedo, tan pintoresco, se encuentra uno de los cabarets más clásicos de la época “Lapin Agile”, entre su clientela estuvieron el pintor Picasso, Apollinaire, y Modigliani. Este barrio sigue siendo hoy en día lo que fue en su época: mezcla de romanticismo, poesía, sexo y mercantilismo. París era y es una fiesta!

 

À bientôt Paris

 

(*) Sommelier

www.karlajohan.com.ar/blog

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