A medida que avanza la causa por el crimen de dos ciudadanos paraguayos, ocurrido en Santo Tomé, los investigadores están cada vez más seguros de que el móvil del mismo fue una deuda, por venta de estupefacientes y no por cigarrillos, como se dejó entrever en un primer momento. Hay seis detenidos, entre los cuales estaría el autor material.
La alevosía con la que actuaron los presuntos asesinos, al terminar con las vidas de los dos ciudadanos paraguayos, hace suponer que el verdadero móvil del doble crimen tiene que ver con la supuesta comercialización de cocaína y marihuana en Santo Tomé, cuyas ramificaciones podría tener derivaciones impensadas una vez que la investigación avance. Las víctimas fueron muertas a balazos, y luego les propinaron varias lesiones de arma blanca en distintas partes de su cuerpo.
A esta conclusión llegaron fuentes ligadas a los investigadores del caso, quienes por estas horas descartan otras líneas de investigación, como ser la venta de cigarrillos ilegales. También, entre las hipótesis se manejó inicialmente la posibilidad de que Benedicto Ramón Espínola Cristaldo (47), uno de los fallecidos, se haya querido propasar con la mujer de Alejandro Guillén, indicado como autor material del doble homicidio.
Un dato no menor es que el 20 de diciembre, en horas de la tarde, Cristaldo pidió un remís para trasladarse hasta la finca de Guillén en el paraje Atalaya. La investigación sostiene que siempre se movilizaba en vehículo de alquiler y solo; pero, en esa oportunidad, lo hizo en compañía de otro connacional suyo, cuyo nombre sería Denisse.
Las fuentes admitieron al portal Digital Santo Tomé que, apenas arribaron a la chacra en el paraje Atalaya, los paraguayos lo hicieron de manera violenta, ya que al entrar patearon la puerta de la vivienda, como forma de intimidar a Guillén para que pague la supuesta deuda que mantenía con uno de los paraguayos. De ahí en más, resta saber los pormenores sobre cómo se desencadenaron los sucesos que, esa misma tarde-noche, terminaron con la vida de los paraguayos.
Fuente: diario El Libertador