VISIÓN MISIONERA 2018: Ruta de la Yerba Mate, nuestra cultura camino a Patrimonio de la Humanidad

Se consolidó como un camino global que apunta al mundo y va camino a ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. La iniciativa atrae turismo y ofrece desde bebidas y licores hasta cosméticos, pan, chocolatería y alfajores de yerba.

 

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Los jesuitas y sus guaraníes la abrieron en 1645 y hoy la Ruta de la Yerba Mate es ya un camino global que apunta al mundo y va rumbo a ser declarada patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO.

Para Alejandro Gruber, presidente de la Asociación Ruta de la Yerba Mate (ARYM), la entidad es la mayor organización multisec­torial del Noreste Argentino, que nuclea a 250 emprendimientos y cuya columna ver­tebral son las industrias yerbateras.

Una industria de la yerba está en la ruta en cada punto geográfico de Misiones y de Corrientes que vinculan su labor al turismo, como la estancia yerbatera de los Núñez, la misión jesuítico-guaraní de Santa María y el Museo Juan Szychowski de La Cachuera en Apóstoles. Títulos no le faltan, en 2006 fue declarada Principal Ruta Alimentaria del Mercosur por el parlamento de este orga­nismo.

La sede de la ARYM, en la histórica Casa La­fuente, parece hoy la entrada a un espacio mágico de la ruta. Funciona allí la matería Aroma donde se saborean refrescantes tra­gos de mate, jengibre y menta, cuya fórmu­la se niega a revelar Alejandra, su creadora. En sus mesas, con vista al jardín en pleno centro posadeño, San Lorenzo y Santa Fe, se pueden degustar alfajores, pizzas, chipas y otros bocados y bebidas cuyo ingrediente central es la yerba.

A esa viga central que es la propia industria, que abre sus puertas al turismo, se suman los hoteles, lodges, bares y restaurantes, empresas de viajes y de turismo, de trans­porte, comercios. Son más abundantes en la ruta que en sus propias cámaras, explicó el dirigente porque se ponen bajo el para­guas de la marca de la ruta, a fin de posicio­nar sus empresas.

La ruta puede iniciarse desde Iguazú o des­de el norte correntino, por los Esteros del Iberá, con un “mate de los esteros” por las lagunas Luna y Galarza (Portal Norte), Iberá (Portal Centro) y Fernández (Portal Sur).

“Hay yerba mate hasta en los jacuzzis, jabo­nería gourmet, pasta dental saborizada con mate. Hay SPA de yerba mate”, subrayó Gru­ber sobre el impacto de la ruta en el mun­do a través de la web. Su crecimiento global es enorme. Desde su página en Internet, la Ruta de la Yerba Mate genera 40.000 pedi­dos por mes, desde todo el mundo. El 65 % corresponde a productos yerbateros y el resto a hotelería y gastronomía.

El turismo es la herramienta para favorecer el conocimiento y consumo del producto. Así le ocurrió al propio Gruber, cuando su empresa de viajes recibió -sin saber- a los dueños de La Franco Argentina, la principal exportadora de yerba y té para Francia, Ita­lia y España. Y a raíz de ello comenzaron la venta europea de sus productos. En su últi­ma reunión del año, realizada en Piporé, la ruta sumó a TurismoMisiones, una empre­sa de MisionesOnline, y a Crucero del Norte.

Abogado primero, Gruber se graduó luego en turismo y en relaciones públicas, se dedi­ca a la actividad turística, los asuntos jurídi­cos y la yerba mate y el té, desde 1999 con el Establecimiento Kraus, de Milton Kraus. “Al lado de cada atractivo histórico, cultural, natural, hay un establecimiento de la Ruta de la Yerba Mate que abre sus puertas al cono­cimiento del proceso completo de la elabora­ción de yerba”, explicó. Es difícil recorrer Mi­siones sin toparse con un yerbal. Así ocurre en Oberá con las Termas de la Selva, en me­dio de un yerbal de ocho hectáreas.

En Posadas, un circuito, que incluye la ma­tería de la Casa Lafuente de la ARYA (Aso­ciación Rural Yerbatera Argentina), ofrece lugares donde tomar un helado de yerba (también en El Indiecito de Montecarlo o en La Aripuca de Iguazú). Más de 200 alimen­tos y bebidas combinan yerba mate con otros productos típicos de la zona, como panes, quesos, helados, alfajores, bombo­nes, licores y cervezas.

Pero, además de funcionar en el propio es­pacio geográfico de Misiones y norte co­rrentino, la ruta abrió conexiones en Bue­nos Aires y en la Costa Atlántica. El músico Andrés Calamaro tiene un bar matero en el porteño barrio de Belgrano, asociado a la ruta. Los conceptos de negocios que se suman con la marca RYM, como boutiques, almacenes, gastronomía o tragos de yerba, surgen en todos lados.

A todo su trabajo, Gruber, le fue ponien­do la impronta de los nuevos vientos que inflan las velas del consumo en el mundo, como la producción orgánica de té y yerba, más su pasión por unir esos productos con el turismo, en un contacto del viajero con la naturaleza y nuevas propuestas. Tanto es así que esta materia prima de la selva ingre­só a la cosmética. “Los guaraníes usaban la yerba como exfoliante y tonificante”, recor­dó. Ni qué hablar de las bebidas energizan­tes, como el blend de yerba y té verde que bebe Madonna antes de cada show. O los caramelos reductores de peso que fabrican en Japón, China y Corea del Sur.

La yerba mate fue declarada en 2010 “Mar­ca Argentina” por el Ministerio de Turismo de la Nación y “Marca País, Marca Destino – Símbolo de la Cultura Productiva Argentina” por el Ministerio de Cultura y Presidencia de la Nación. Hoy la ruta yerbatera acredita unos 400 alimentos y bebidas elaborados en base a la yerba mate.

 

¿Cómo se originó la Ruta de la Yerba Mate?

La ruta de la yerba mate no la creamos no­sotros, sino los jesuitas y guaraníes en 1645 donde existía como ruta de comercializa­ción, cultural, histórica, de transportación de la yerba mate por los 30 pueblos de las Misiones Jesuítico-guaraníes. Además en la Facultad de Agronomía de la UBA existía un proyecto del ingeniero Ernesto Barrera, en 2006. Éramos 15 los que nos sumamos a ese proyecto adaptado a Misiones y Co­rrientes. Hoy somos un conglomerado de 250 emprendimientos asociados y miles de voluntades. Es la mayor organización mul­tisectorial del Nordeste Argentino y una de las más representativas del país. El Instituto Nacional de Promoción Turística Argentina (Inprotur) incluyó al oro verde como pro­ducto exportable e imán para el turismo in­ternacional.

En 2011, Corrientes incluyó a la ruta en su política estratégica de estado, junto al cha­mamé, las estancias jesuíticas, la pesca, el carnaval, con el hilo conductor de la yerba mate que une e integra. “Misiones, con Mau­rice Closs, en 2012, adoptó la misma política de estado, junto a Cataratas, Misiones Jesuíti­co-guaraníes, Moconá, la Cruz del Cerro y Sal­to Encantado. La RYM une a esos atractivos, porque en cada lugar hay un establecimiento yerbatero.”

¿Cómo lograron las coincidencias?

Propuse que las yerbateras no se conside­ren competencia, sino colegas. La compe­tencia era acérrima, feroz. Y la RYM cambió eso y hay ahora mucha hermandad, es una gran familia, donde están los número uno en exportación y pequeñas, medianas y grandes empresas. Es una vidriera mundial y una plataforma de lanzamiento de pro­ductos. Hay mucha creatividad y se suman barman, sommeliers, artistas que trabajan la yerba mate. La sacamos del exclusivo consumo tradicional con mate y bombilla. La pusimos en la mesa, con desarrollo en gastronomía. Por ejemplo, el maestro pas­telero Osvaldo Gross dio su aprobación a Aluminé, que lanzará con ARYM un packa­ging para hotelería cinco estrellas y restau­rantes de primer nivel.

¿Cómo superar la barrera de la bombilla compartida, en los extranjeros?

Somos tomadores de mate tradicional, por supuesto, pero muchos como los franceses, los italianos, no quieren el mate con bom­billa. Para ellos desarrollamos bebidas que hoy conquistan el mundo, gasificadas, sin gas, saborizadas. Como marca argentina, todos los envases de todos los productos llevan la impresión de la RYM Argentina. Una de las últimas en sumarse fue Playadi­to de Corrientes, una de las primeras en el mercado argentino.

¿Cuál es la respuesta en la web?

Antes quiero resaltar la importancia de in­cluir la ruta en millones de envases, porque son 260 millones de kilos por año. En 2008 armé un proyecto de marketing jurídico, con lo que vimos la posibilidad de tener la herramienta de difusión más poderosa ima­ginable y nos ubicaremos en el primer lugar en los buscadores mundiales en Internet. Wikipedia toma “cómo preparar un buen mate” de la página de la RYM y nuestro blog tiene 200.000 personas mirando las noticias de la ruta. En la web tenemos un promedio de 40.000 pedidos por mes generados por el sitio Ruta de la Yerba Mate. La mayor par­te de productos yerbateros y el 35 % servi­cios turísticos.

¿También creció la yerba en la industria cosmética?

Hay un SPA de yerba en el Amerian de Igua­zú, por ejemplo, y jacuzzis con yerba. Los ja­bones de yerba mate los habían desarrolla­do los guaraníes que usaban la yerba como un gran exfoliante y tonificante. Se hacen productos cosméticos de primer nivel.

Sin competencia como el vino, como bebida nacional

 

 

 

 

Lejos de ofenderse porque el vino fuera elegido bebida nacional, la mayoría de los asociados de la ruta aceptaron felices la denominación de “infusión nacional” que recayó sobre la yerba mate. Y crearon una alianza con la Ruta del Vino cuyo fuerte es Mendoza, Salta y San Juan, entre otras provincias. “Cuando fui a buscar la distinción que declaró a la yerba mate como infusión nacional y la misma Ley Nº 26.870 declaró al vino bebida nacional, en Misiones hubo molestia en muchos. Yo dije no hay que molestarse, si el vino es fantástico”, comentó Alejandro Gruber.

La RYM potenció la idea de las alianzas con otras rutas productivas. Y agregaron también a la Ruta de la Leche en Santa Fe, con proyecto de trabajar también con la Ruta del Pan, en esa provincia. Pusieron ingenio y, en el mundo del golf, adoptaron la consigna “mate a la mañana, vino al mediodía, otra vez mate vespertino y vino en la cena”.

Para el dirigente, en 2009 se produjo “la reivindicación más grande de la yerba mate” porque  la Cancillería la incluyó junto a la nieve, tango, pato, golf, polo, chocolate, vino y carnes como los productos de la identidad argentina. Pasó así a estar incluida en la agenda de 155 embajadas de la Argentina, junto a la carne y el vino, dos “productos tangibles” de la Argentina.

“Nos reunimos con el presidente de Bodegas Argentinas Angel Vespa, de Chandon, y junto a Luigi Bosca y Rutini, entre otros bodegueros mendocinos y salteños y sellamos una alianza estratégica entre la ARYM y la Asociación Caminos del Vinos, para promover en conjunto ambas rutas y productos. Y el tercer jugador fue Aerolíneas Argentinas creando el vuelo federal Mendoza-Salta-Iguazú, sin pasar por Aeroparque.

Y continúa esa potente alianza, que genera acciones como el Circuito Internacional Golf por los Caminos del Vino y la Ruta de la Yerba Mate, desde 2011, en 135 ciudades del mundo. Se juega golf y se invita mate a la mañana, vino al mediodía, vino a la tarde y vino a la noche. Para qué competir, debemos compartir.

Otra alianza se concretó con el Correo Argentino, ratificado en un acto que MisionesOnline publicó con “el video más completo”, afirmó Gruber, donde se observa la emoción de (el gobernador Hugo) Passalacqua. El mandatario destacó el federalismo y la acción. El Correo puso a disposición de la ARYM y sus socios toda su logística, que beneficia a los más pequeños productores. “Pasa a buscar la yerba por el secadero pequeño y la lleva a La Quiaca, por ejemplo, puerta a puerta con el mejor precio en Argentina por ser socio de la ruta yerbatera. También brinda beneficios en servicios postales y otros”, dijo.

Además, el Correo Argentino ofrece almacenamiento en las grandes urbes, para llevar la yerba al consumo. Eso se relaciona con las 40.000 consultas mensuales en la web que recibe la RYM, que condujo por caso a la exportación del primer contenedor de soluble a Alemania.

¿Qué diferencia hacen lo tangible y lo intangible en materia de turismo?.Las Cataratas del Iguazú, Maravilla del Mundo, se promueven por imágenes. Se denomina intangible porque para el turista se hace real en destino. Un europeo o un norteamericano verá las Cataratas una o dos veces en su vida. Allí entra el poder de los tangibles, como el vino, la yerba y la carne, que el turista prueba y se genera la oferta exportable. Y si le gustó la yerba, querrá consumirla toda su vida.

 

 

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