Condenaron a 30 años de cárcel a William Cisneros, el sicario y asesino peruano que aterrorizó a la Villa 1-11-14

El Tribunal Oral Criminal N°1 condenó a Cisneros por ser el co-autor de cuatro homicidios junto a varias amenazas armadas. Mónica Cuñarro, la fiscal acusadora, pidió que dos gendarmes sean investigados por presunta complicidad.

No fue fácil lanzarle el peso del Código Penal a William Ore Cisneros, oriundo de Lima, hoy de 33 años de edad, uno de los nombres más temidos en la Villa 1-11-14. Varios testigos, vecinos del Bajo Flores, peruanos tal como él, evitaron dar su declaración en el juicio contra William que se llevó a cabo durante los últimos cinco meses en la sala del Tribunal Oral Criminal N°1, presidido por el juez Fernando Ramírez junto a los magistrados Luis Salas y Adrián Pérez Lance, otros directamente dejaron el país para regresar a Perú en forma clandestina.

Los que declararon no confiaban en la Justicia, según sus propios dichos. Costó convencerlos para que se sienten ante el Tribunal y hablen: conseguirlo fue una tarea de la fiscal acusadora, Mónica Cuñarro, apoyada en el poder de llegada de varios curas villeros, así como de ATAJO, el programa del Ministerio Público que funciona como un enlace entre Justicia y barrios, conducido por el fiscal Julián Axat. La DOVIC, el área de acompañamiento a víctimas del MPF, también colaboró en el proceso. «El Tribunal, por otra parte, sabía perfectamente que los testigos por ser citados se exponían a amenazas de muerte», apuntó Cuñarro a Infobae. Así, los testigos hablaron contra Cisneros. Requirió valentía, ciertamente.

Hoy por la tarde, Ore Cisneros fue condenado: recibió de parte del TOC N°1 la pena de 30 años de cárcel, un número mayor que el pedido de 28 años que la fiscal Cuñarro hizo en su contra. Ronald, su medio hermano, fue condenado a seis. Los delitos que se le imputaron a William: la coautoría de cuatro homicidios, en concurso real con coacciones agravadas y lesiones. Durante los últimos años, William se convirtió en una suerte de terror para los vecinos de la 1-11-14, convirtiendo a la manzana 6 del asentamiento en su propio feudo.

La lista de delitos en contra de Ore Cisneros tampoco fue sencilla de compilar. Cuatro expedientes fueron unificados por Cuñarro en contra de los hermanos. El primero data de 2011, incluye tanto a William como a Ronald y trata de dos robos, el primero cometido el 17 de noviembre de 2011 en la manzana 6. «Ahora vas a ver, te voy a robar tu casa, te voy a matar y te vas a tener que ir», le advirtió Ronald a una vecina que lo trató de «maleante», según la imputación de la Fiscalía de Nueva Pompeya, en ese entonces a cargo del doctor Adrián Giménez. Ronald golpeó a la mujer en la cara y en el glúteo izquierdo; William se unió a la golpiza con una trompada en la cara. Poco después, golpearon al marido de esta mujer, para robarle un reloj barato y 85 pesos. Un cascote fue el arma empleada.

Los homicidios no tardaron en llegar. Franz Reinaldo Picabia fue el primero en caer: recibió diez tiros mientras abría la puerta de su casa en agosto de 2014. Blas de Jesús Méndez, también peruano de nacimiento, fue el segundo en la lista. Su muerte fue particularmente cruel: falleció el 12 de septiembre de 2014 luego de recibir seis disparos calibre .9 mm mientras volvía a su casa, la número 66 en la manzana. La autopsia posterior reveló un tiro de remate en el cráneo. Frank Junior Ferro Escobar fue asesinado un mes después frente a su casa, también en la manzana 6, mientras se dirigía a un almacén cercano. «Pará, pará», le gritó Ferro Escobar a su victimario mientras desenfundaba.

Frank murió a la mañana siguiente en el hospital Piñero con dos tiros en las vísceras. Un rumor persistía en el barrio: Ore Cisneros se había confundido de víctima, no buscaba a Ferro Escobar sino a «un tal José», de acuerdo a documentos en la causa. Los investigadores creyeron que, a pesar de matar al blanco equivocado, Ore Cisneros habría amenazado a la familia de Frank Junior para echarla de su casa, usurparla y convertirla en un kiosco narco, algo que la Justicia finalmente no pudo probar.

La muerte de Diego Rivera Santiesteban, otro peruano de 24 años de edad, fue el último. Ocurrió en mayo de 2015 en la esquina de la calle Camilo Torres -la calle que surca la manzana 6-, a pocos metros del Barrio Rivadavia, una de las subdivisiones de la 1-11-14. Una moto se le acercó con dos atacantes: Ore Cisneros habría sido el encargado de dispararle tres veces en el pecho. La Justicia cree que Santiesteban y Ore Cisneros habrían sido parte de la misma banda criminal; datos en el expediente una pelea por dinero.

Ore Cisneros y su medio hermano, por otra parte, fueron detenidos en junio del 2016 en una casilla del Barrio Tongui de Ingeniero Budge, una causa investigada primero por el Juzgado N° 25 a cargo de Fabiana Palmaghini y luego por la UFI N° 21 de Lomas de Zamora. William fue acusado de raptar una chica -su propia pareja, que había sufrido la pérdida de un bebé, según ella misma gracias a las repetidas golpizas que recibió- para llevarla a rastras a un rancho. La PFA le encontró dos armas de alto calibre al allanarlo, junto a 45 envoltorios de cocaína.

La fiscal acusadora afirmó tras la condena: «Estos hechos ocurrieron aquí, en la ciudad de Buenos Aires, la ciudad con mayor ingreso per cápita del país, con las tasas de ABL más elevadas. A estas madres y esposas no les devolvemos la vida de sus muertos, pero esto se trata de que la gente pobre pueda ir tranquila a trabajar, que no sean objeto de amenazas».

Por otra parte, la dura pena dictada contra Ore Cisneros no cierra la historia. Dos gendarmes destinados al Bajo Flores declararon durante el juicio. Cuñarro encontró sus testimonios cargados de huecos y datos imprecisos. La fiscal pidió que sean investigados por presunta complicidad.

 

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