Fue a llevarle flores a la tumba de su bebé y descubrió que robaron el cuerpo: “estoy viviendo lo peor”

Alberto Aranda y su mujer, Mara, habían decidido que el cuerpo de Ciro, su único hijo, fallecido este 10 de diciembre último con apenas un año y dos meses, no iría a la tierra. No había lugar en los nichos del cementerio de la localidad de General Otamendi, en el municipio de General Alvarado, en la Provincia de Buenos Aires, de aproximadamente diez mil habitantes. Los nuevos nichos, con un lugar garantizado para el cuerpo del niño, serían construidos a partir de este febrero.

Así, el ataúd fue llevado a un depósito en el cementerio, una habitación de cinco metros de largo por tres de ancho en donde reposaban los cadáveres de varios adultos. Alberto y Mara confiaron. En la tarde del domingo, horas antes de la Nochebuena, los Aranda decidieron visitar el cementerio para llevarle flores a su hijo. Mara, sin quererlo, deslizó la tapa del féretro: el cuerpo de Ciro no estaba.

Los Aranda, en medio del estupor, alertaron a las autoridades de inmediato. La Departamental Otamendi de la Policía Bonaerense rastrilló la zona, hasta el momento sin resultados, el ataúd y el depósito fueron preservados y se enviaron peritos, en una causa a cargo de la UFI de Miramar. Una pequeña marcha fue convocada ayer desde las redes sociales; la iglesia local, la parroquia de Santa Teresita, fue el punto de reunión. El intendente local, Germán di Cesare, visitó también a la familia.

Hoy por la mañana, Alberto Aranda y su mujer seguían en el cementerio, esperando mientras la Bonaerense buscaba entre pastizales. «No sospecho de nadie, no tengo explicación», asegura Alberto a Infobae: «¿Para qué se lo robaron, para usarlo en una secta, para violarlo, para venderlo? Estoy perdido totalmente, y estoy viviendo lo peor».

Ciro había fallecido en el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata luego de más de 20 días en terapia intensiva. Una neumonía fue la causa. Para Alberto, la muerte de Ciro fue algo que podría haber sido evitado. «Lo llevamos a una sala muy precaria que hay aquí en Otamendi, la médica no estaba capacitada para esto, nos hizo perder tiempo precioso. Fuimos tres veces y no se lo derivó, la última vez la médica ni siquiera nos atendió», asegura el padre del niño.

Alberto y su mujer tomaron medidas drásticas: Ciro fue llevado a Mar del Plata «en un auto particular», asegura. «En ese tiempo que perdimos se le fue líquido a los pulmones, hubo que extirparle el pulmón derecho, se le había llenado de pus. Por suerte el otro le funcionaba en un 90%. Y el 10 de diciembre, después de todo lo que peleó mi bebito, después de tres semanas en terapia intensiva, Ciro murió, en el medio de una descompensación. Yo sé que mi hijito tenía ganas de vivir», dice Alberto, todavía a metros de donde estaba el ataúd.

 

El depósito ciertamente no tenía la puerta abierta al público. Estaba cerrado bajo candado, con una llave que tenía Alberto. Hay un pequeño ventiluz, con tamaño insuficiente para que un adulto entre y salga. (INFOBAE)

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas