Sin crisis no hay desafíos, la crisis muestra como estamos de reflejos

Este jueves, finalmente, fracasó el intento de la oposición peruana por destituir al presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), cercado por denuncias de corrupción en torno al caso Odebrecht. Después de esta victoria política, PPK tiene sus razones para respirar aliviado. Pero, en verdad, si analizamos con detalle lo que esta victoria significa, no debería detenerse a respirar aliviado ni siquiera un segundo. Es el momento de poner manos a la obra y replantear toda su estrategia comunicacional.

Tras salir indemne de la votación en el Congreso, PPK manifestó en un tuit el carácter refundador que le quiere dar a este momento de su presidencia: “Mañana empieza un nuevo capítulo en nuestra historia: reconciliación y reconstrucción de nuestro país. Una sola fuerza, un solo Perú”. Pero no es posible quedarse sólo con las expresiones de deseo. En una primera lectura de su mensaje, resalta la elección temporal que realizó el presidente: escribió mañana, en lugar de escribir hoy. Y todos conocemos que es mejor no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy, porque caso contrario corremos el riesgo de no hacerlo nunca.

Si retrocedemos tan solo unos días, a las declaraciones de PPK ante el Congreso, es evidente que el rumbo a seguir es incierto. Ante esa situación, cuando existían posibilidades reales de que la oposición lograra el propósito de destituirlo, Kuczynski realizó un alegato tímido y, por momentos, casi infantil. “Ser descuidado y desprolijo es un defecto”, dijo, “, pero no es, no ha sido, ni será jamás para mí una herramienta de deshonestidad y mucho, mucho menos de delito”.

Muy curiosa elección de palabras, frente a la gravedad de las acusaciones que pesaban (y aún pesan) sobre él. No pensemos en lo que el presidente dijo, sino en lo que quiso decir, y en lo que efectivamente oyeron y leyeron millones de peruanos.

Segunda elección pobre: cuando el presidente dice “mucho, mucho menos de delito”, genera una asociación inconsciente en la mente de los receptores. Al decir que el delito es “mucho, mucho menos” probable, en su caso, que la deshonestidad, está estableciendo una comparación que no debería hacer. Porque, subliminalmente, lo que entiende su público es que, a fin de cuentas, la deshonestidad no es tan improbable como el delito. Por el contrario, debería haber dicho que una cosa y la otra son igualmente imposibles.

Lo que nos dicen estas declaraciones, ante todo, es que PPK necesita desesperadamente replantear su estrategia comunicacional. Un mensaje tan descuidado es inadmisible frente a una situación como la que atravesaba. ¿Dónde estaban sus asesores, sus especialistas en comunicación, en este momento, si el presidente parecía tan solo? Quizás ni siquiera ellos fueron capaces de advertir los problemas. O quizás no son las personas idóneas para ocupar sus puestos.

Los errores de comunicación pueden parecer menores, pero la realidad es que la comunicación es la base de cualquier proyecto, de la índole que sea. Se puede tener capacidad, buenas ideas y disciplina, pero si la comunicación es pobre, el resto no vale de nada. Por ejemplo, diversos estudios demostraron que muchos accidentes aéreos producidos en la cabina de comando no se debían a la incapacidad de los pilotos, ni a su experiencia, sino, directamente, a problemas comunicativos. Problemas que, en esos casos, tuvieron consecuencias fatales.

Si algo positivo cabe rescatar de la actitud de Kuczynski es que, al admitir su “desprolijidad” también es consciente de sus propios errores y de lo que hay que cambiar. Es importante, sobre todo, no subirse al caballo de esta escueta victoria. Aunque para un político siempre es más fácil rodearse de opiniones halagadoras, llegan situaciones en la que es necesario enfrentar la verdad y formar equipos honestos y capaces. Un error de comunicación, como demostró esta crisis, puede ser tan grave como un caso de corrupción.

MgEduardo Reina

Asociado a  Q’inti Comunicaciones Peru

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