Reflexión del Pastor Guillermo Decena: La Fe implica riesgo

La fe es como dar un salto al vacío y la palabra de Dios es la única garantía, por eso vale la pena arriesgarlo todo. Debemos atrevernos a vivir con la fe puesta en la providencia y protección del Señor para dar el salto confiado cada día, sabiendo que nada nos faltará, porque Él va a estar siempre con nosotros.

La seguridad es una de las necesidades básicas del hombre, sin ella andamos angustiados e indecisos. Iniciativas del mundo moderno tienen su raíz en esta necesidad humana, ellas ofrecen un tiempo de seguridad material y psicológica. La fe cristiana no cuenta con tales seguridades, su garantía es únicamente la Palabra de Dios. Por esta palabra, hay que arriesgarlo todo: éste es el salto al vacío.

 

I)                    La provisión del agua.

Abraham tuvo que salir de su familia, pagando el precio. Este escogido de Dios debía recuperar la tendencia de  buscar al Señor Todopoderoso. Él estaba solo, pero luego de cada manifestación divina, levantaba un altar o cavaba un pozo para que al verlos las próximas generaciones, recordaran los encuentros poderosos de su padre Abraham. El pozo y el altar eran en memoria de aquel que tuvo que pagar un precio, el que venció.

Isaac, el hijo de Abraham, representa a la segunda generación, aunque también, es un tipo de Cristo. Es interesante ver que este joven no pagó el precio de nada, porque su papá fue el que oró. Abraham experimentó el poder de Dios; porque su vida, su alimento diario y su vitalidad estaban en la presencia del Señor. En cambio su hijo, simplemente heredó y tomó como algo común los beneficios que estaba recibiendo como herencia, No menospreciemos las cosas que Dios está haciendo. Isaac estaba contento con la abundancia y se sentía feliz por haber tenido un papá como Abraham. Pero él no había tenido su encuentro de poder. Simplemente había heredado los beneficios. En un momento de su vida, tuvo un problema. La Biblia lo relata en Génesis 26:15-20.
El papá había tenido un poderoso encuentro y había cavado los pozos como señal de que Dios había estado con él. Pero cuando su hijo tuvo una dificultad, mandó a sus siervos a que cavaran los pozos. Y esto trajo cada vez más situaciones difíciles. Luego, por fin vemos que Isaac aprendió y abrió su propio pozo y entendió que él debía tener su propio encuentro con Dios.

La tercera generación, fue la de Jacob. Este hombre era el nieto de aquel que abrió brecha, el hijo de Isaac, el heredero. El nieto no hizo nada y desconocía todas las cosas que su padre y abuelo habían hecho, entonces se alejó. Terminó siendo un hombre engañador y materialista. Jacob todo lo obtuvo a través del engaño y la astucia. Siempre vivió en conflicto, enredado en problemas. Finalmente, se va a vivir a la casa de Labán, y, después de mucho tiempo, tiene un encuentro con su hermano Esaú.

Jacob temía por su dinero, su familia y sus bienes, entonces, envió a sus siervos con dinero. La tercera generación, totalmente en la carne, desconocía el poder divino. No solo no había tenido un encuentro con Dios, sino que su moral cada vez estaba peor y ante los conflictos, actuaba racionalmente. Cuando Jacob se queda solo, se encuentra con Dios, y Dios le dice: – » ¿Cómo te llamas?»-. Él no le quiere decir el nombre, porque significaba Engañador. La historia cuenta que cuando tuvo su encuentro con Dios, Él lo toca poderosamente. El corazón de Jacob cambió y se llamó Israel. Pero no hace falta que llegues a ese punto de problemas y conflictos, que Dios tenga que darte un correctivo para que lo conozcas, búscalo ahora.

Juan 4: 5-6«Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de Jacob…»
Después de todo lo que le pasó, Jacob edificó un pozo, en memoria de su encuentro de poder, como su abuelo. Y Jesús bebió de esa agua.  Hay cosas que Dios va a hacer en un futuro en su vida. Hoy hay una generación que está clamando por lo genuino, está clamando por la presencia sobrenatural.

 

El riesgo de la Samaritana

Jesús andaba por tierra de samaritanos y llegó a tomar agua al “pozo de Jacob”. Se quedó solo un rato mientras los apóstoles se fueron al pueblo de Sicar a darse un paseo y comprar algo para comer. Mientras, una mujer llega al pozo a sacar agua y Jesús se atreve a pedirle agua. La mujer, lejos de complacer su necesidad, le reprocha que cómo se atreve a hablarle siendo judío y ella samaritana. Y aquí se entabla el siguiente diálogo. (Juan 4, 1-42).

La mujer se arriesga a entablar conversación con un hombre judío desconocido, se atreve a pedirle del agua que él le ofrece y a contarle algo de su vida personal, le comparte algo de su fe y de su esperanza y, por fin, se arriesga a ir al pueblo y contar a los demás que se ha encontrado con alguien que parece ser el Mesías. Y esta gente, que en la opinión de los judíos eran malos y herejes, le invitan a Jesús a quedarse con ellos unos días para que les hable y comparta su mensaje, de manera que muchos creyeron en él.

II)                  El riesgo de la fe en la provisión de Dios.

Salmos 23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará. Arriesgarnos a vivir con la fe puesta en la providencia puede ser un salto al vacío. Nuestro trabajo y misión son tan amplios que han de movernos y obligarnos a olvidarnos de qué comeremos, qué beberemos y qué ropa vestiremos. El olvido de ello, será el que nos haga encontrar la razón de que nuestro tesoro y nuestro esfuerzo han de estar puestos únicamente en el Reino de Dios y su Justicia.

Debemos buscar el Reino de Dios y desearlo. Sólo así seremos semillas del Reino. (Mateo 6: 25-34)

 

¡El que tiene fe entiende cosas profundas en cuanto a lo material!

(Ver Lucas 6,30-34  y Lucas 12,22 -23)

Lo absurdo e inentendible es precisamente lo que habla de Dios. Balanza equilibrada: acción sin descanso en toda circunstancia; certeza y confianza en la Palabra. Esto cobra su sentido dentro de un dinamismo de búsqueda del Espíritu, en riesgo, un estado de un grupo de personas que buscan vivir otra cosa. No puedes quedarte en la providencia sin el riesgo de la fe.

Providencia es igual a RIQUEZA. El pobre no tiene sus necesidades básicas cubiertas. La providencia se ocupa de estas necesidades. “En la tierra como en el cielo” es un dinamismo humano-divino que se ha de crear y se ha de extender como una tela de araña, dando sus frutos de justicia, paz y pan para todos.

¡Me arriesgo sabiendo que mi Padre celestial es el dueño de todo!

Sobre el sentido de la propiedad

Todo ha sido regalado no para poseerlo sino para administrarlo. Los talentos, la convicción, la fe y la implantación del Reino de Dios van íntimamente unidas. En la naturaleza nada se retiene. Todo está en continuo movimiento. Todo está en un ciclo de vida que se renueva, en continua relación y flujo. Y todo lo que significa injusticia es impedir ese flujo.

Si todos nacimos desnudos y no nos llevamos nada de lo que hay en el mundo, y lo que hay en la naturaleza es de Dios, entonces debemos producir para poder vivir para otros sin arraigarnos obsesivamente a lo material.

 

III)                FE EN LA PROTECCIÓN DE DIOS.

Unos de los mayores riesgos es la seguridad personal, ¡pero debemos confiar que Dios promete y da protección! Ver Salmos 34: 7 y 2° Crónicas 16:9

Tiene un ejército de ángeles bajo sus órdenes y hace que vigilen a sus hijos y los guarden de todo mal. Si los demonios nos hacen daño, los seres de luz nos protegen y nos sirven. El Señor de los ángeles y su ejército acampan en torno nuestro. Tenemos una protección fija, una vigilancia permanente. Con los mensajeros de Dios sirviéndonos como centinelas, no seremos sorprendidos por inesperados asaltos, ni seremos tragados por fuerzas irresistibles. Este versículo promete liberación por medio del grandioso Capitán de nuestra salvación, y obtendremos esa liberación una y otra vez hasta que nuestra guerra sea completada y cambiemos el campo de conflicto por el hogar de reposo.

Mateo 4:7 Jesús le dijo: —Escrito está también: “No tentarás al Señor tu Dios”.

Las palabras empleadas por Cristo para frustrar al enemigo fueron originalmente pronunciadas por Moisés en relación con la queja de los israelitas, cuando por primera vez protestaron en el desierto por falta de agua.

Dios había proporcionado abundantes pruebas de que estaba guiando a su pueblo y que le proporcionaría todo lo que necesitara. Cuando se le dio alimento, el pueblo prometió humildemente que en el futuro confiaría en el Señor, pero poco tiempo más tarde, los hebreos acusaron a Moisés de querer matarlos a fin de enriquecerse con sus posesiones. A pesar de las evidencias del cuidado de Dios para con ellos, lo desafiaron a que demostrara su divino poder. Su pecado consistió en acercarse a Dios con un espíritu equivocado, de exigencia y de impaciente ira, y no el de humilde y paciente fe.

Nunca debemos colocarnos innecesariamente en una posición en la cual Dios tenga que obrar un milagro a fin de salvarnos de los resultados adversos de nuestra conducta irresponsable. Una fe madura nos inducirá a poner nuestra vida en armonía con lo que Dios ya nos ha revelado, y entonces hemos de confiar en Él. ¡Cuando Él manda, Él protegerá!

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles y domingos 20 horas, a través de http://cfceldorado.org/

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