En Francia prohibieron los celulares en todo el perímetro de las escuelas desde 2018

La prohibición es una de las promesas de campaña del presidente de Francia; antes la restricción regía sólo en las aulas.

Los teléfonos celulares estarán prohibidos en todo el perímetro de las escuelas primarias y colegios -que acogen a niños de entre 6 y 15 años- a partir del próximo año lectivo en Francia , anunció hoy el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.

«Estamos trabajando sobre la cuestión, que podría asumir diversas modalidades», declaró. «Es posible, en efecto, que los teléfonos sean necesarios por cuestiones pedagógicas o situaciones de urgencia. Pero, en todo caso, es preciso que los celulares se vean confinados», precisó.

La prohibición de los teléfonos portátiles en escuelas y colegios fue una promesa de campaña del presidente Emmanuel Macron . Pero, como todo aquello que toca a la educación en Francia, el anuncio provocó un instantáneo debate nacional.

Por un lado, cada vez son más los maestros que se alarman de esa «plaga» y de «la guerra sin fin» que representan los celulares en la escuela. Más de ocho adolescentes de cada diez estaban equipados de un smartphone en 2015, contra 20% en 2011, según un estudio de la Educación Nacional. Y la tendencia gana la escuela primaria, donde los niños comienzan a utilizarlos a veces a partir de los 9 años, cuando empiezan a ir solos a la escuela. La explicación de los padres es que ellos mismos se sienten tranquilos, sabiendo que pueden contactarlos en cualquier momento.

Hasta ahora, los celulares están prohibidos dentro de la clase. Pero la intención del ministro de la Educación es extender esa veda a la totalidad de los establecimientos, incluidos pasillos, patio de recreo y cantinas.

«Cada vez es más común ver que los chicos han dejado de jugar al fútbol en el recreo, para ocuparse de sus smartphones. Desde el punto de vista educativo, es un problema», confirma un director de establecimiento.

Pero la aplicación de la medida no será tan fácil. Para comenzar, habrá que cambiar la reglamentación actual que impide la confiscación de un teléfono pues no se trata de un objeto capaz de crear «un peligro inmediato». Los profesores no pueden, en consecuencia, apoderarse del celular si encuentran un alumno en flagrante delito de utilización.

El ministro tendrá también que hallar una solución para «almacenar» los teléfonos portátiles: ¿en casilleros especiales? ¿en una sala particular? Cada una de esas medidas plantea eventuales consecuencias. Por ejemplo, que cada mañana centenares de alumnos depositen sus aparatos antes de comenzar las clases, con las demoras que eso deja adivinar. Ese gesto, además, compromete la responsabilidad del establecimiento en caso de robo.

Mientras muchos padres y profesores aplauden la medida. Otros la critican. El sindicato mayoritario de la Educación, Snes-FSU, considera -por ejemplo- que el ministro tiene otras prioridades: «En los colegios (nivel intermedio entre la primaria y el liceo, que va de los 11 a 15 años) es necesario más personal, no reglas suplementarias», aseguran. Para ellos, «las que ya existen son ampliamente suficientes».

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