Masacre de Panambí, el juicio: la querella habló de una «teatralización» de los acusados, criticó a los defensores y pidió la perpetua para los tres imputados

Javier Millán Barredo, abogado de la familia Knack, fue el primero en alegar ayer en el juicio oral y público por la Masacre de Panambí. Dijo que no le quedaban dudas de que los autores habían sido Juan Ramón Godoy, Marcial Alegre y Pablo Julio Paz. Por eso pidió para ellos la prisión perpetua. Cuestionó duramente a los abogados defensores del trío, porque considera que armó un esquema para que el caso llegue a la Corte con los sospechosos con la falsa imagen de «víctimas de una injusticia».

“Encapuchados, irrumpieron en la casa de los Knack en el kilómetro 7 de Panambí, redujeron físicamente a toda la familia, el padre, Oscar Knack, la madre Graciela Mojsiuk, y los hijos de la pareja, Cristian y Bianca Knack. Les preguntaron dónde estaba la plata, quemaron frente de la familia a la nena, robaron, llevaron el dinero y para lograr su impunidad, los ataron en un dormitorio y con un colchón, les prendieron fuego vivos. A causa de ese hecho murieron los cuatro. Estoy convencido en que ese hecho encuadra en la figura de ‘Homicidio calificado'», sostuvo.
Acusó a los acusados de llevar adelante una teatralización para mostrarse como víctimas de un complot y no como lo que para él son: los responsables de la peor matanza de la historia criminal misionera.
“Godoy dijo haber sido torturado por el oficial Enrique Arenhardt, algo que es parte de un montaje. Reconoció tener antecedentes penales y dijo también que era ñoqui del IFAI. Dijo que cobraba el sueldo sin trabajar. Ambas cosas hablan de las condiciones morales del imputado. Tenía conocimiento de personas poderosas dentro de la política, porque no era ñoqui cualquiera”.
Y aseguró que si realmente lo habían torturado tuvo todas las chances de hacer la denuncia.
Millán Barredo remarcó que Godoy no pudo acreditar que el 25 de mayo de 2014 estuvo en San Javier en el horario del asalto por la sencilla razón de que no se encontraba allí,  porque junto con Paz y Alegre estaban  cometiendo el atraco en Panambí.
Sobre Paz mencionó el cotejo de ADN que lo ubicó en el escenario de la Masacre y el hecho de que su coartada de que no salió de su casa sanjavierense no se sostuvo con los dichos de los testigos.
Para el abogado de la querella nada hace suponer que hubo irregulares en el procedimiento en el que levantaron de la casa de los Knack una huella digital que era de Paz.
Fue enfático en rechazar las acusaciones que durante la instrucción pretendieron calificar de nulo el testimonio de Cristian Knack antes de su muerte, porque no se hizo con la presencia de funcionarios judiciales. Resaltó el valor del relato que dio el joven en su lecho de muerte en el hospital Madariaga y subrayó que el oficial que tomó la declaración actuó en pleno marco de la ley.
De Alegre sostuvo que era socio delictivo de los otros acusados.
El jueves será el turno del alegato de los fiscales Miriam Silke y Elias Bys. Será desde las 8.30 en el salón de usos múltiples de la Unidad Regional Dos de la Policía, donde se desarrolla el proceso.
El Tribunal que juzga a los acusados está conformado por Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y Jorge Erasmo Villalba.

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