«La Manada», el juicio por violación grupal tiene en vilo a toda España y conmueve al mundo

El proceso puso en el centro del debate el accionar de la justicia en casos de violencia contra la mujer. La defensa de los acusados contrató detectives para investigar a la víctima. Después de un fuerte repudio, los jueces decidieron no aceptarlo como prueba.

 

España espera el resultado del juicio oral que se está llevando a cabo contra un grupo de jóvenes andaluces acusados de violar a una chica madrileña de 18 años durante la edición 2106 de la fiesta de San Fermín, en Pamplona. En la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, se aguarda el veredicto.

 

La chica -que había llegado a la ciudad en un auto con un amigo- fue sorprendida en la calle, en la madrugada del 7 de julio por el grupo que se hacía llamar La Manada. Según la versión de ella, los muchachos -que se ofrecieron a acompañarla- la forzaron a entran en un pórtico, la rodearon y la violaron repetidamente y en conjunto.

 

 

La Manada filmó los hechos con dos celulares y los compartió con comentarios ofensivos por Whattsapp. El WhatsApp contiene el siguiente intercambio:

 

—Buenos días.

 

—Follándonos a una entre los cinco.

 

—Jajaja.

 

—Todo lo que cuente es poco.

 

—Puta pasada de viaje.

 

—Hay vídeo.

 

– Cabrones, os envidio, esos son los viajes guapos.

 

El video al que se refieren dura 96 segundos y fue retirado de circulación por la crudeza de las imágenes.

 

En el, se ve a la chica, cuya identidad está protegida, con los ojos cerrados, sometida por los varones. Según las declaraciones de uno de ellos, mientras caminaban juntos, ella se jactaba de poder estar con más de un compañero sexual. En sus declaraciones judiciales y relatos, ella dijo que simplemente deseaba que todo pasara lo más rápido posible y que no la lastimaran.

 

Después de estos hechos y del inicio del proceso judicial, la denunciante volvió a su ciudad e inició estudios universitarios. La familia de uno de los acusados contrató una agencia de detectives para que investigaran sus hábitos, aunque a último momento decidieron retirar el informe que iba a ser usado como prueba.

 

Organizaciones feministas expresaron su apoyo a la chica con la consigna «Nosotros te creemos» y su indignación por la victimización de los miembros de La Manada. En todo momento ellos desmintieron las acusaciones y dijeron que había habido consentimiento, aunque admitieron que no fue «verbal».

 

Uno de ellos, incluso, lloró ante el tribunal y expresó que era una persona de bien y no entendía qué hacía allí. Sus amigos declararon que no los creían capaces de forzar a una mujer». Las penas solicitadas sobrepasan los 22 años de prisión : los defensores de los jóvenes opinan que esto les «arruinará la vida».

 

Uno de los supuestos agresores sexuales es miembro de la Guardia Civil y otro integrante del Ejército. Fueron separados por los cuerpos hasta la sentencia. Dos de ellos son desempleados y otro, peluquero. Tres de los miembros del grupo tenían condenas en suspenso: uno por lesiones, otro por robo y el tercero por conducir alcoholizado y drogado.

 

En la última audiencia, la policía municipal que recibió la denuncia agregó un elemento que no había contado antes. Según los abogados defensores esta declaración cambiará el resultado del juicio. La mujer asegura que la víctima sabía que la estaban grabando. La hipótesis de los abogados de La Manada es que la víctima decidió acudir a la justicia para impedir que el video circulara.

 

Un video, largo y de mucha calidad, grabado en el lugar del ataque fue borrado por uno de los miembros del grupo. «No quería que me pillara mi novia», dijo, mientras aceptó que era «el más repugnante».

 

Hay otra filmación de contenido sexual que el grupo generó en salidas anteriores. Muestra a una chica semiinconsciente dentro del un auto mientras, sonriente, uno de los acusados le manosea los senos. Por este hecho, que tuvo lugar en Córdoba en mayo del 2016, en el que la mujer sostiene que la drogaron con burundanga, enfrentarán un juicio el año próximo.

 

Mientras la sociedad española está dividida entre los que le creen y los que no le creen a la víctima; en Pamplona, aparecieron cinco muñecos con sogas al cuello colgados de un puente la palabra Justicia escrita en euskera y con fotos de La Manada.

 

Las organizaciones que asisten a las víctimas dudan del resultado del proceso. La razón es que la justicia de la península fue distinguida por la ONG Women´s Link Worldwide con el dudoso galardón de ser la más machista del mundo por segundo año consecutivo. El fallo más escandaloso fue el de un juez de Cantabria que consideró que una nena de cinco años no se había resistido al abuso sexual de un vecino.

 

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