Etiquetas con sensores podrían decir cuándo caducan los alimentos

La era de las etiquetas «consúmase de preferencia antes de» quizá sea cosa del pasado, ya que los químicos se acercan cada vez más a la creación de etiquetas inteligentes que podrán decirte cuándo se echó a perder tu comida.

Investigadores de la Universidad Clarkson han desarrollado etiquetas con sensores de bajo costo, portables y hechas con papel que esperan puedan detectar el momento en que la comida se pudre, autenticar el té y el vino e incluso identificar nuevas plantas medicinales en selvas lejanas. Estos resultados fueron revelados en la National Meeting & Exposition of the American Chemical Society N.º 254, la sociedad científica más grande del mundo.

El papel de Andreescu puede medir diferentes toxinas, y la intensidad de los colores que aparecen en los sensores indica la concentración de analito, el cual señala descomposición u otros factores.

Su uso es más simple que los demás sensores en actual desarrollo y eso significa que los usuarios no tendrán que añadir otros químicos a la prueba; solo el analito que quieran medir. También significa que los sensores de papel pueden diseñarse para detectar un amplio rango de sustancias potencialmente dañinas como la Ochratoxina A, una toxina fungal que puede hallarse en el café o el cereal.

Esta tecnología sigue estando en fase de desarrollo, aunque Andreescu creó un prototipo que puede identificar con éxito la Ochratoxina A, y dice que es un paso importante para detectar contaminantes más serios como la salmonella y la E. coli.

En cuanto a la descomposición de alimentos, estos sensores se unirán a las especies de oxígeno reactivo que acumulan los alimentos podridos a través del tiempo y, por ejemplo, podrían decirle a los consumidores cuándo tirar ese yogur que no huele tan mal pero lleva demasiado tiempo en el refrigerador.

Seguro podemos usar nuestros ojos para ver el moho o los cambios de color; nuestra nariz para aplicar la vieja prueba del olor. Pero esos métodos siguen siendo susceptibles a errores humanos y causan demasiado desperdicio de comida, igual que las indicaciones «preferible antes de» o «fecha de caducidad», que a menudo son vistas como imperativas en lugar de como lo que son: aproximaciones.

Con estos sensores de papel, tirar la comida será como usar el kit químico de la escuela. O sea que, por fin, vamos a depender menos de la suerte para comer esos ostiones viejos.

Fuente: Infobae

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