La esclerosis múltiple afecta cada vez más a los adultos jóvenes

Sus primeros síntomas pueden aparecer a los 20 años y suelen ser mal diagnosticados. En el país su crecimiento es exponencial. En el Congreso Europeo de la enfermedad se presentó la última terapia para combatir su avance.

En sus inicios, la esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad engañosa. Sus síntomas, si bien nunca pasan desapercibidos, pueden ser mal interpretados, incluso por los médicos. Es que durante años fue considerada una afección rara, por lo que los especialistas de la salud no la tenían en cuenta hasta que el daño neurológico ya estaba muy avanzado. Y se debe ser claro, la EM es un mal discapacitante, de hecho es la segunda razón discapacitante de adultos jóvenes en Argentina, luego de los accidentes de tránsito.

Su comienzo puede producirse entre los 20 y 40 años, como por «goteo», con síntomas como la pérdida del equilibrio o la ausencia de fuerza en un brazo o una pierna. Luego, desaparece, se oculta por un tiempo, que pueden ser semanas o meses y otra vez regresa. Pueden ser segundos o unos poco minutos, puede suceder en la comodidad del hogar o en la calle; la enfermedad se va expresando de a poco, pero avanza, siempre.

Argentina es uno de los países con menor prevalencia en el mundo, teniendo hasta 10 veces menos casos que en Europa o los Estados Unidos, aunque eso no significa que sus estadísticas no vayan en aumento. El primer estudio de prevalencia en el país se realizó hace unos 15 años y se encontró que había 25 enfermos por cada 100 mil habitantes. Este mismo análisis se replicó este año, 2017, y arrojó un aumento sustancial: 40 cada 100 mil.

La EM comienza cuando la vida adulta comienza. Cuando los proyectos, el futuro, la conformación de una familia irrumpen en la vida. La EM comienza cuando el deseo, las ganas, el ímpetu por cumplir los sueños personales comienzan.

Los síntomas

Aparecen, permanecen y se van. Hasta que regresan y regresan y regresan. La sintomatología de la EM es variada, lo que hace al mal aún más escurridizo para la comunidad científica, porque produce lesiones en distintas partes del sistema nervioso central, el cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos.

«Esta lesión inflamatoria tiene un comportamiento caprichoso, no hay un solo tipo de manifestación. Puede ser a través de la falta de fuerza en los brazos, en una pierna, ver doble por unos momentos, ver mal de un ojo transitoriamente, o través de la pérdida del equilibrio, entre otras», explicó el doctor Cristiano. Y agregó: «Eventualmente, para complicar más las cosas, suele dar recaídas o brotes, que pueden durar de dos semanas a dos meses, y después las personas se recuperan completamente. Eso hace que muchas veces sus síntomas sean atribuidos por el paciente o por los médicos al estrés o cualquier cosa y no se los tenga en cuenta. Eso demora el diagnóstico hasta 2, 3, 4 años y eso no es bueno».

Y no es bueno porque el daño neurológico no tiene recuperación, no hay droga ni compuesto en el mercado que pueda volver el tiempo atrás, aunque sí evitar su avance.

El prestigioso neurólogo francés Patrick Vermersch explicó a Infobae la importancia de abordar la enfermedad con la mayor celeridad posible: «El tiempo es cerebro. Se debe actuar rápido para controlar la inflamación y la pérdida de mielina, que llevan a la neurodegeneración».

«Hoy existen muchas drogas, que permiten controla la inmunodepresión y los riesgos asociados. Pero también, se necesita cambiar de drogas de manera frecuente según el paciente», dijo Vermersch, investigador de la Universidad de Lille.

«No hay medicación que pueda recuperar lo que ya se perdió, sí hay medicaciones que cada vez son más efectivas en cuanto a prevenir nuevos brotes y exacerbaciones, lo cual puede determinar que en el largo plazo tengan menores chances de un brote, pensando la enfermedad a futuro. Es una enfermedad que evoluciona en largos periodos de tiempo, de 20 a 50 años. Los medicamentos que tenemos hoy tienden a prevenir que aparezcan mayores episodios y por lo tanto mayor grado de discapacidad. No tenemos todavía medicaciones que ayuden a recuperar lo perdido, pero ese es el próximo blanco a estudiar», dijo Correale.

«Tener esclerosis múltiple en este momento es muy distinto de tenerla hace 50 años atrás. En las últimas dos décadas aparecieron 12 medicamentos distintos, con diferentes grados de eficacia y seguridad, que ayudan al control de la enfermedad. Muchas opciones que conviven. Ninguno ha reemplazado a otro, porque permiten ajustar a cada paciente en un determinado momento a un determinado medicamento. Permiten ‘escalar terapias’, pasar de uno a otro en las distintas etapas», explicó Cristiano.

Más allá de los avances farmacológicos, los especialistas advierten que lo ideal es la detección precoz, ya que de esa manera aumenta la eficacia de cualquier tratamiento. Y para eso «la comunidad neurológica debe estar atenta a los síntomas» y, de una vez por todas, «dejar de considerarla como una enfermedad rara».

El último avance en tratamiento

Los especialistas aseguran que otra de las dificultades que se atraviesa con este tipo de enfermedad es que muchos pacientes dejan de tomar la medicación al ver la desaparición de los síntomas. «Este comportamiento resulta común con diferentes enfermedades, no solo con la EM», explican. Y, como explican cientos sino miles de estudios científicos, un medicamento que se abandona no cumple su función.

«Existen fármacos altamente efectivos pero que tienen la potencialidad de presentar efectos adversos importantes que requieren monitoreo cercano y frecuente, lo que hace que a veces el paciente no adhiera al tratamiento adecuadamente; no obstante estos efectos colaterales deben siempre balancearse con la gravedad de la enfermedad», explicó Correale.

Durante el ECTRIMS, la compañía farmacéutica alemana Merck reveló los resultados de Mavenclad (Cladribine), el primer tratamiento oral de corta duración que proporciona eficacia en pacientes con RMS altamente activo, incluyendo la progresión de la discapacidad, la tasa de recaída anualizada y la actividad de resonancia magnética.

En un estudio con miles de pacientes con una elevada actividad de la enfermedad, el tratamiento conseguió reducir la tasa anualizada de brotes en un 67% y el riesgo de progresión de la discapacidad confirmada a seis meses, según la Escala Expandida del Estado de Discapacidad (EDSS) en un 82% frente a placebo.

Pero sin dudas, una de las grandes avances del fármaco es su administración. En el año 1, el paciente debe tomar 10 pastillas en dos semanas y luego vuelve a tomarlas un años después, otra vez de la misma manera; o sea, son 20 pastillas en 2 años. Luego, se descansaría por dos años.

Durante la presentación, Alice Reicin, jefa de Desarrollo Clínico Global de Merck, repasó los avances en los métodos de tratamiento: «En 1998 apareció Rebif, un tratamiento inyectable que fue novedoso en su época, pero los inyectables eran incómodos para el paciente y, en la actualidad, este tratamiento ha sido superado por los tratamientos orales».

«En los tratamiento actuales, algunos pacientes deben tomar medicación diaria y realizarse estudios mensuales de por vida. Tenemos drogas potentes y efectivas, pero hay demasiados estudios de laboratorio para hacer, por lo que era necesario una droga que no fuese una carga extra para el paciente. Este cambio permite ganar en calidad de vida», comentó Vermersch.

Gavin Giovannoni, presidente de neurología en Barts y la Escuela de Medicina y Odontología de Londres, e investigador principal en los estudios Clarity que evaluaron la terapia, sostuvo: «La cladribina tiene un récord de eficacia muy alta como una terapia muy efectiva. Brinda a las personas la posibilidad de volver a estar libres para realizar actividades y evita que tengan recaídas». Y agregó a Infobae: «Mavenclad es una terapia de reconstitución inmune y, por lo tanto, busca llegar a la causa de la EM, lo que es un grandísimo avance. Se centra en las células T y B y a su vez deja intactas las células inmunes innatas, a fin de evitar un mayor riesgo de infecciones bacterianas. Esto y otros factores la convierten en una ‘terapia smart'».

Para Correale el uso de la droga cladribine «tiene varias ventajas»: «En primer lugar, su alta eficiencia; en segundo, su buen perfil de seguridad y tercero, que la administración es muy práctica. Hasta lo que sabemos, hasta el momento, los pacientes se tratarían por un periodo muy corto; 10 días el primer año, 10 días el segundo y luego prácticamente por 4 años no reciben medicación. También es práctica desde el punto de vista del monitoreo, al principio es un poco más intensivo, pero después a medida que se va espaciando el tiempo el grado de monitoreo puede ser más flexible. Esto a lo largo del tiempo puede cambiar, se puede necesitar un monitoreo más exhaustivo o, al contrario, más laxo».

En agosto, el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) autorizó la comercialización para el tratamiento de la esclerosis múltiple recurrente (RMS) altamente activa en los 28 países de la UE, además de Noruega, Liechtenstein e Islandia. El tratamiento ya comenzó su proceso de análisis por la FDA de EEUU y, se especula, que su aprobación en Argentina sería en el primer semestre de 2018.

Fuente: Infobae

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