El enólogo Laureano Gómez dijo que hoy en materia de vinos el cliente desafía a las bodegas porque busca productos de calidad

De visita en los estudios de Misiones OnLine TV, el enólogo y propietario del vino que lleva su nombre, Laureano Gómez, contó su experiencia y cómo a través de los años fue mutando la relación entre el vino, la bodega y el cliente. Tras participar de la Degustación Anual de la Vinoteca Todo Frío, describió el mercado y el desafío que enfrentan hoy las bodegas con un público cada vez más exigente.

 

Para el enólogo Laureano Gómez, lo más importante del vino sigue siendo la uva, no enólogo, la bodega o la barrica. Productor de lo que denominan “vinos de autor”, junto a su familia en el Valle de Uco en Mendoza, produce y presenta varias tipos de vinos que se destacan en el mercado.

 

“La gente cree que no sabe, cuando lo que pasa es que no lo expresa con términos enológicos como es mi profesión. La gente dice este es más picantito o este me deja la boca mas astringente. Los términos precisos lo dejamos para mi trabajo o para dentro de la bodega. Para el consumidor es más sencillo, es me gusta o no”, remarcó.

En cuanto a cómo evolucionó la producción de vinos en el país, no dudó en marcar la diferencia en el consumo a través de los años. “En los años 70 en la Argentina se tomaban 90 litros de vino por persona al año y hoy eso ha bajado a 23 litros. Hoy la gente prefiere la calidad a la cantidad y esto se debe a que por muchos años se subestimó a los clientes y las bodegas vendían cualquier cosa. Hoy la mejora en los procesos, el conocimiento y la materia prima hacen que sea muy difícil elaborar un vino malo. Están los que gustan más o los que gustan menos. En 1995 aprendí que lo más importante del vino es la uva, ni el enólogo ni la bodega, ni la barrica. La uva da el origen a los diferentes segmentos del vino, ya sea joven, frutado y no arruinar esa materia prima lograda en el viñedo”, explicó.

A su criterio la demanda de los consumidores es de calidad por sobre cantidad. “El consumidor va presionado a los bodegueros para que hagamos mejores productos. El consumidor sabe y dice que le gusta o no le gusta. Y esto es así y todos los días salen productos nuevos, a uno no le alcanza la vida para probarlos y no guardar vinos para tomar en 5 años. Yo lo que le recomiendo a la gente es que disfruten de eso”.

 

Sobre el trabajo de los enólogos dijo que en los últimos años, siguiendo los pasos de los productores vitivinícolas franceses, respondiendo a la demanda del consumidor, se elaboran vinos más frescos.

Como factores claves en la elaboración de vinos, habló de tres patas. El suelo, la planta y el clima. “No es lo mismo cultivar un malbec en la Patagonia, en el Valle de Uco, o en Salta. Por más que sea un clon de la misma planta, va a dar diferentes uvas, aún con idéntico proceso en la bodega. El clima marca la uva. Lo más importante en la uva, está en la piel, en la cáscara, en segundo lugar en la semilla, los taninos. Cuando el clima tiene un sol fuerte o importante, debemos ver cómo manejar eso para que no impacte tanto. Llevar el viñedo a zonas más frescas de cultivo, protegerlas del sol que las quema”. Todo esto depende de la variedad de la uva, ya que cada una tiene un ciclo de vida y madurez distinta.

 

“Todas las variedades comienzan a brotar septiembre y algunas maduran en febrero, otras en marzo  o en abril. Si ponemos una planta de ciclo largo en un sitio alto no va a madurar. Cuando sabemos que vino queremos hacer, decidimos donde plantar y de acuerdo al clima”, añadió.

 

A la hora de aconsejar a los consumidores, fue claro y sencillo: que abran la mente y prueben otras variedades. Si bien Argentina es famosa por la calidad del malbec, hay que animarse a probar el merlot o el pinot noir. “Hay variedad, aprovéchenlo. Yo tengo un segmento sencillo, de reserva y gran reserva. Hoy y desde el año 1995 voy y pruebo la uva para ver si está lista para ser cosechada. Como consejo un consumidor que quiere probar puede mirar el alcohol, con 13 grados le va a dar un vino más liviano, fresco y de consumo anual. Otro de 14 o 15 grados tiene que ver con la madurez y la concentración del vino. Es cuestión de gustos. Para mí lo debe probar y después leer la etiqueta para no condicionarse. Pero sobre todo les digo…tomen vino”.

 

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