Análisis semanal: la inflación amenaza el repunte de la economía y Macri destacó el trabajo conjunto con Passalacqua en un discurso escaso de política

La actividad económica acumula siete meses de crecimiento, la construcción está en pleno auge, la producción industrial se recupera luego de un 2016 negro, cada dos minutos se otorga un crédito hipotecario, la venta de vehículos se acerca a sus mayores marcas históricas y todos los índices que miden la confianza y el optimismo en la economía también crecen. Al mismo tiempo, persisten indicadores que se empecinan en ensombrecer el panorama y la semana pasada se dio a conocer uno de ellos: la inflación, eterno enemigo de ministros y planes económicos argentinos.

El IPC de septiembre fue una cachetada en plena cara del equipo económico de Macri. El índice trepó a 1,9 por ciento, lo que llevó al acumulado de los primeros nueve meses a 17,6 por ciento, 6 décimas por encima de la meta establecida por el Banco Central para todo 2017. La inflación núcleo volvió a subir en septiembre y llegó a 1,6 por ciento, 2 décimas más que en agosto. Con aumentos pendientes en las tarifas de energía y en los combustibles, los expertos descartan que se cumpla la expectativa oficial de estabilizar la inflación en torno al 1 por ciento en el último trimestre y pronostican que el índice anual oscilará entre 22,5 y 25 por ciento.

El rebrote inflacionario es preocupante por varios motivos, por un lado porque conspira contra los planes del gobierno de reducir el déficit fiscal y mejorar la competitividad de la economía Argentina y hasta podría complicar las condiciones para acceder a financiamiento externo. Por otro lado, porque deteriora el poder de compra de los asalariados: si el índice de precios –como indican los economistas- superara el 22,5 por ciento anual, 2017 sería el segundo año consecutivo con pérdida de poder adquisitivo de los salarios, especialmente los del sector público.

Otro aspecto a tener en cuenta es la pérdida de credibilidad que implica para el Central que sus metas de inflación de 2016 y de 2017 no se hayan cumplido, lo que tendrá una incidencia directa en las negociaciones salariales del año próximo. Incluso un economista del establishment, como José Luis Espert, advierte que si se siguen incumpliendo las metas “a Sturzenegger en tres años no lo va a escuchar nadie”.

Para Gabriel Zelpo, economista jefe de la consultora Elypsis, “el dato de septiembre es claramente negativo, lo más preocupante es una inflación núcleo alta, del 1,6 por ciento… estos registros marcan una muy baja probabilidad de que el BCRA pueda cumplir con su meta de 1% de inflación promedio en los últimos meses, lo que complica la meta de 2018”, indicó, y agregó que “si la inflación termina en el orden del 1,5 por ciento promedio significaría que el BCRA no pudo bajar la inflación a lo largo de un año, ya que el 1,5 por ciento promedio fue lo que terminó el año pasado”.

A diferencia de lo que ocurrió en 2016, ahora la inflación se da en un marco de crecimiento reflejado en índices como el Estimador de la Actividad Económica (EMAE) que en julio marcó un aumento interanual de 4,9% (la mayor magnitud en 25 meses) o el Estimador Mensual Industrial (EMI) que en agosto registró un crecimiento interanual de 5,1 por ciento en relación a igual mes del año pasado y acumuló cuarto meses de crecimiento consecutivo en 2017, aunque todavía se mantiene bastante por debajo de los niveles de 2015.

Tal vez el mayor crecimiento sea el de la construcción, reflejado en el Indicador Sintético de la Industria de la Construcción (ISAC) que en lo que va del año acumula un aumento del 9,5 por ciento respecto a igual período del 2016.

Pero aún ante esta proliferación de brotes verdes, que la economía de Macri no consiga índices de inflación inferiores a los promedios de los años kirchneristas resulta un dato particularmente frustrante para su equipo económico. Durante el gobierno anterior, la inflación era la consecuencia negativa lógica de un esquema que se basaba en recalentar el consumo del mercado interno en base a emisión monetaria, la inflación era entonces el precio que había que pagar para sostener el boom de consumo.

El actual gobierno se propuso bajar la inflación como una de sus metas principales en materia económica y lo hizo a partir de un endurecimiento de la política monetaria, aún sabiendo que ello traería un enfriamiento del consumo, un incremento del endeudamiento externo y un festival de inversiones especulativas, entre otros aspectos negativos.

A casi dos años de vigencia de este esquema, el consumo de productos masivos cayó -3% en 2016 y 2% en lo que va de 2017 según la consultora Kantar, números que coinciden con los de Scentia-, el endeudamiento externo se disparó y según el Presupuesto 2018 se incrementará aún más el año próximo y el stock de Lebacs –a una tasa que actualmente es de 26,5%- ya supera el billón de pesos. Pese a todo eso, la inflación mensual promedio de los últimos 13 meses, es de 1,7 por ciento, similar al promedio mensual de los años kirchneristas de consumo recalentado y emisión monetaria.

Ante este escenario, economistas relacionados políticamente con partidos opositores al Gobierno nacional, como Matías Tombolini y Claudio Lozano, advierten que Argentina está pagando todos los costos de una política monetaria dura, pero no obtiene ningún beneficio a cambio.

Más allá de tendencias políticas o ideológicas, los números fríos de la estadística alimentaron entre los analistas de las más diversas vertientes, dudas respecto a la efectividad de la política adoptada por el Gobierno nacional para contener a la inflación. Desde la ortodoxia reclaman una política monetaria todavía más dura y un ajuste del gasto público, mientras que los economistas que alejan de los libretos tradicionales, advierten que sólo con política monetaria no se logrará contener a la inflación sino que también habría que controlar a los formadores de precios.

Para hombres como el mencionado Espert o Juan Bour –director de FIEL- no alcanza con la tasa de interés como única herramienta antiiflacionaria y advierten que el creciente déficit fiscal obliga al Central a emitir moneda y eso genera inflación. Bour recomendó además emitir más bonos para sacar pesos del mercado.

Desde Washington, donde participó el viernes de la Asamblea del Fondo Monetario Internacional, Federico Sturzenegger, atribuyó el incumplimiento en la meta de inflación a un relajamiento de la política monetaria que se produjo a fines del año pasado y aclaró que el camino que elegirá para contener los precios seguirá siendo el mismo, por lo que debería esperarse que las tasas de interés sigan por las nubes al menos hasta el final del primer trimestre del año próximo, una gran noticia para la patria especulativa.

La duda del millón que surge a partir del actual escenario económico, es cuál será la política del Gobierno nacional en relación al gasto público después de las elecciones. Los economistas ortodoxos vienen reclamando desde hace tiempo un ajuste que permita reducir el déficit fiscal, lo que ayudaría a contener la inflación pero tendría consecuencias negativas en el plano social.

En plena campaña, los economistas de Cambiemos juran que continuarán aplicando el gradualismo, aunque muchos advierten que datos como el de inflación sugieren que el Gobierno se vería obligado a aplicar medidas más drásticas para encauzar la macro.

Con sabor a poco

El presidente Mauricio Macri visitó Misiones por tercera vez desde que asumió la presidencia. El lunes llegó a Puerto Iguazú, donde se reunió con guardaparques y encabezó un acto proselitista en el que dio un discurso de poco más de ocho minutos, abundante en expresiones emotivas pero escaso en definiciones políticas.

Al acto no le faltó ninguno de los elementos del cotillón de campaña de Cambiemos: globos de colores, música alegre, bombas de confeti y hasta se montó un escenario de 360 grados. Entre arengas y guiños al público, Macri pidió a los misioneros que apoyen a las listas de Cambiemos, pero se ocupó de destacar la buena predisposición del Gobierno provincial a trabajar junto a la Nación en temas relacionados a la gestión, a pesar de que ambas esferas de gobierno pertenecen a espacios políticos diferentes. “Estamos trabajando codo a codo con el gobernador Passalacqua porque me importan los misioneros, queremos que vivan mejor, no hay política que pueda separarnos a la hora de trabajar por ustedes”, dijo.

La referencia, que fue lo más parecido a una definición política que dejó el corto discurso del presidente, no es casual. Los operadores de Cambiemos, que analizan detalladamente el humor del votante y manejan como nadie el arte del marketing político, saben que el gobernador Passalacqua tiene una imagen positiva muy alta –algunos sondeos la ubican en torno al 80 por ciento-  y que no resultaría redituable en términos electorales un enfrentamiento.

Desde el PRO incluso reconocen que más allá de lo que digan las encuestas, existe una relación de genuino respeto mutuo entre ambos mandatarios.

Como cada vez que visita alguna provincia, Macri apeló a guiños y gestos para dejar mensajes que no pasaron desapercibidos a su tropa. En las primeras filas frente al escenario 360 montado en Iguazú, se sentaron varias decenas de candidatos y dirigentes de Cambiemos de distintos puntos de la provincia, pero solo dos recibieron un saludo directo del presidente durante el discurso: Humberto Schiavoni y Miguel Ángel “Tati” López Vedoya, candidatos a senador y a diputado provincial respectivamente.

El miércoles le tocó visitar Misiones al Jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, quien brindó una conferencia de prensa en Posadas. Admitió que después de las elecciones aumentarán las tarifas de energía y los combustibles y aseguró que no planean privatizar Vialidad ni aplicar recortes a la salud pública.

En la continuidad del desfile de funcionarios nacionales, se espera para la última semana de campaña las presencias del ministro del Interior, Rogelio Frigerio y de la vicepresidente Gabriela Michetti. La estrategia de Cambiemos es apelar a figuras políticas conocidas del ámbito nacional para que traccionen a los candidatos locales, la mayoría de los cuales son poco conocidos.

La ola amarilla

A una semana de las elecciones, la gran mayoría de las encuestadoras indican que Cambiemos daría vuelta las elecciones en Buenos Aires y Santa Fe, donde perdieron por escaso margen en las PASO y crecería en muchos otros distritos. Ante estos augurios, los partidarios del Gobierno nacional se ilusionan con desatar una ola amarilla que cubra Argentina y que consolide a Cambiemos como la única fuerza con presencia territorial en todo el país.

En ese contexto, Misiones y otras provincias del norte aparecen como los únicos bastiones opositores capaces de resistir el tsunami impulsado por una marca política que después de alanzar la presidencia, alcanza este año su momento de mayor crecimiento.

Con Cristina reducida a su mínima expresión política, un peronismo desmembrado y ante la ausencia de referentes nacionales fuertes en la oposición, las únicas fuerzas provinciales capaces de resistir el embate de Cambiemos serán aquellas que hayan sabido construir una identidad propia.

Ante ese desafío se enfrenta la renovación en Misiones, con el respaldo de 14 años de gestión y el misionerismo como concepto político. Más allá del llamado de atención que significó el triunfo de Cambiemos en Posadas, Oberá y Puerto Rico, el Frente Renovador superó con creces la prueba de las PASO al imponerse por más de 12 puntos de diferencia sobre el segundo y ganar en 70 de los 75 municipios. Pero la prueba definitiva llegará el próximo domingo.

Tema de fondo

La presentación ante la Corte Suprema de la gobernadora de Buenos Aires que pide volarte el techo al Fondo del Conurbano volvió a ser uno de los temas de discusión en todo el país. La propia Eugenia Vidal pidió a los magistrados celeridad en el tratamiento del tema y les recordó que millones de bonaerenses dependen de esa decisión.

Gobernadores de casi todas las demás provincias también se refirieron al tema y todos coincidieron en advertirle a la Corte que de ese fallo dependería no solamente la suerte de los bonaerenses sino también la de los habitantes del resto del país.

En respuesta al sostenido y reiterado reclamo de los gobernadores, funcionarios nacionales aseguraron que el presidente Macri convocará a una mesa para buscar una salida política, pero también se ocuparon de destacar la necesidad de atender el reclamo de Vidal.

En esa línea, Marcos Peña anticipó durante su paso por Posadas la conformación de una mesa de “federalismo fiscal” en el marco de la cual se buscaría una salida consensuada. No dijo cuándo se reuniría esa mesa, ni cómo estaría integrada ni tampoco aclaró si la Nación estaría dispuesta a resignar recursos para satisfacer el pedido de Buenos Aires.

Sin ocultar las preferencias del Gobierno nacional, consideró “un verdadero disparate” que solo 600 millones de los 52 mil millones de pesos que se obtienen a partir de la detracción del impuesto a las Ganancias que se creó para alimentar al Fondo del Conurbano, se destinen efectivamente a ese fin. “Lo que la gobernadora (Vidal) plantea es que eso está mal. Que hay un fondo que no se está destinando al objetivo al que fue creado”, dijo.

Más allá de declaraciones políticas, lo cierto es que si la Corte fallara a favor del planteo de Vidal y considera inconstitucional el techo impuesto al Fondo del Conurbano, el resto de las provincias perderían fondos equivalentes –aproximadamente- al doble de lo erogan mensualmente para pagar los salarios de todos sus empleados públicos. En Misiones ese número asciende a 3.000 millones de pesos.

Campaña política

En las antípodas del discurso de Cambiemos, más poblado por expresiones emotivas que por definiciones políticas, el primer candidato a senador por la renovación Maurice Closs hace del debate de los temas de fondo, el eje principal de su campaña.

El exgobernador advirtió que en la agenda que se viene para el Congreso de la Nación habrá temas centrales para Misiones como el reparto de los recursos y las reformas fiscal, laboral e institucional y se comprometió a defender los intereses de la provincia cuando llegue ese momento. Durante la presentación del candidato a concejal por el sublema Crecer Mejor, Leo Leoni, el ex gobernador señaló además que los legisladores de la alianza Cambiemos no votarían en contra del presidente Mauricio Macri y puso como ejemplo el voto en contra de los legisladores provinciales en el debate por un repudio al intento de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, de incrementar el Fondo del Conurbano Bonaerense por la vía judicial. “Cuando se pidió que la Cámara de Representantes se plante institucionalmente, los legisladores de Cambiemos votaron en contra porque no van a votar en contra del presidente”, sostuvo.

En una entrevista a Misiones Online TV el exgobernador apeló nuevamente a pensar en términos de conveniencia para la provincia al considerar que “el misionero debería votar pensando en Misiones. Macri ya tiene la gobernabilidad asegurada porque va ganar en los principales distritos del país. En la agenda central no están Misiones ni las provincias chicas. Los únicos que vamos a poner en agenda los problemas de Misiones somos nosotros, los renovadores”.

76 municipios

A diferencia de lo que ocurre en otras provincias, en Misiones la Legislatura se mantuvo activa durante la campaña electoral, lo que le permitió ser la primera en sancionar el Presupuesto 2018, luego de una maratón de más de 30 reuniones de comisión en las que pasaron todos los actores políticos y sociales implicados.

En la sesión del jueves pasado, la última del período ordinario, se aprobó por unanimidad la creación del municipio de Pozo Azul, que estará bajo jurisdicción del departamento de San Pedro, en el noreste provincial.

Para llegar al dictamen, los legisladores de diferentes fuerzas políticas que integran la comisión de Legislación  estudiaron la normativa propuesta y realizaron los aportes para asegurar las necesarias instancias de previsión y planificación territorial, y diseño urbanístico, que permita una correcta planificación de la nueva división territorial administrativa.

Luego del visto bueno de los legisladores, el Ejecutivo provincial estará facultado para nombrar un interventor que tendrá que llevar adelante la organización institucional, administrativa, jurídica y política del nuevo municipio. Este funcionario no podrá ser candidato a cargos electivos en comicios siguientes a su nombramiento. También se creará una comisión de seguimiento de la municipalización, que sería integrada por referentes de los tres Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Además, Pozo Azul será considerado un municipio de segunda categoría hasta tanto se realice un censo que permita tener datos fehacientes sobre su población, cuyo 75 por ciento se dedica a la agricultura. Además se pondrá  a disposición un servicio de justicia más amplio y cercano respecto al que tiene actualmente.

A partir de la sanción, y puesta en vigencia de la ley -que se concreta ocho días después de su publicación- el Poder Ejecutivo asumiría las atribuciones y facultades para proceder a la designación del delegado interventor. Además, de la convocatoria para integrar y puesta en marcha de la comisión de seguimiento.

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