En el Hospital Carrillo de Mendoza nació el primer bebé con sistema acuático

Su madre llegó al hospital de Las Heras con contracciones cuando inauguraban la sala de trabajo de parto e hidroterapia.

 

Dicen que los bebés no esperan, vienen y ya. Sin embargo, Tomás Benjamín Segovia esperó que su padre hiciera el habitual reparto de pan en el que trabaja en Las Heras y que en el hospital Carrillo inauguraran la sala de Trabajo de Parto y Recuperación (TPR) con hidroterapia para ser el primer mendocino en nacer en el agua en un hospital público.

Su madre Daiana Postizi (23) llegó al hospital de Las Heras unos minutos antes de las 10, en pleno revuelo de la inauguración a la que habían llegado el intendente, Daniel Orozco, y la ministra de Salud, Claudia Najul. Ya habían cortado la clásica cinta con los colores de la Bandera cuando el control médico indicaba que Daiana tenía 6 centímetros de dilatación, lo que indicaba que el nacimiento ocurriría de un momento a otro.

«Cuando llegué me controlaron y tenía 6 de dilatación, y como venía bien el parto y tenía los controles, me preguntaron si quería hacerlo en la sala con hidroterapia y con mi marido, aceptamos. La verdad es que fue totalmente distinto a mi parto anterior, mucho más natural. Llegué, ingresé al agua y no necesité de calmante, ni nada. Todo el tiempo estuvo el equipo de médicos controlando los latidos del bebé y en 40 minutos nació», repasó la relajada mamá, con su tranquilo bebé durmiendo en sus brazos y su marido a su lado, asintiendo con la cabeza.

 

Además del acompañamiento profesional y gracias a las dimensiones de la nueva sala de TPR, Daiana esperó a su bebé junto con su marido y sus padres, algo de lo que estuvo privada en el parto de su hija de 7 años. Allí, en la bañera de parto, fue ella quien elegía la mejor postura para pujar, ya que la idea es que el parto ocurra sin intervención médica, salvo que sea necesario.

Tomás nació en el agua y lo recibió su propia madre. La partera, Yanina Presto, lo colocó en el pecho de su mamá, para que se diera ese primer contacto, y ambos siguieron conectados por el cordón umbilical, que luego cortó el padre. Fue a las 10.40 y el pequeño pesó 2,500 kilos.

«El agua es analgésica para la mamá y favorece la dilatación, además de disminuir la necesidad de una episiotomía. Para el bebé es mucho menos estresante su nacimiento porque pasa de un medio líquido a otro. Tomás nació y ni lloró, las enfermeras estaban asombradas, pero era tanto su placer y relajo que pasó más de un minuto para que largara el llanto», contó la partera.

 

Pocas horas después del parto, tanto la madre como el ya famoso recién nacido recibieron la visita de gran parte de la familia y a la prensa muy relajados en la sala 5 de la Maternidad del Carrillo.

 

¿Qué es el parto acuático?

 

Es el parto realizado en una bañera especial, con la presencia de los especialistas y de un familiar de la madre. Con esta metodología, se apunta al trabajo natural, a evitar la aplicación de anestesia, a evitar la episiotomía, el corte en el periné para facilitar la salida del bebé.

 

¿En qué beneficia a la madre y al bebé?

 

Los partos bajo el agua gozan de la ventaja de conectar la forma natural y primitiva de traer un niño al mundo, aliviar el dolor de la madre y generar que el nacimiento sea menos traumático para el bebé, gracias a la temperatura del agua (37 grados) y la asistencia de los profesionales y de un familiar.

 

En cuanto al lugar, se debe acondicionar para que la mamá se sienta a gusto.

 

Esto sería: disminución la intensidad de la luz, música de fondo, asistencia personalizada y salas climatizadas. Además, ayuda a tener un parto “lo más natural posible” y sin ningún tipo de intervención invasiva. Es un parto en el que el trabajo lo hace principalmente la mamá y la persona que ella elija como acompañante.

 

Con respecto al agua, funciona como analgésico natural para mejorar el bienestar de la mamá mientras dura el trabajo de parto.

 

 

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