Análisis semanal: Cambiemos se consolida como fuerza nacional y en Misiones la Renovación superó la ola amarilla

El pueblo argentino le dio a Cambiemos su elección de hegemonía. Como Alfonsín en el ‘85, Menem en el ’91 y Néstor en 2005, Macri tuvo en sus primeras legislativas el respaldo necesario para consolidar a su partido como la principal fuerza política del país y hasta le sobró paño para imponerse en territorios que parecían inexpugnables. El frente integrado por el PRO y la UCR empezó a construir su triunfo nacional mucho antes del domingo, lo hizo en los meses previos a los comicios, cuando terminó de dar forma a una estructura que le permitió competir por primera vez con listas propias en todas las jurisdicciones y convertirse así en el único frente con presencia nacional.

Esa estructura le valió cosechar 8,4 millones de sufragios, casi el 36 por ciento de los votos efectivos registrados en todo el país, ganar en diez jurisdicciones y llegar a un empate técnico en Buenos Aires, otrora bastión peronista.

Entre los resultados más llamativos se cuenta el de Córdoba, donde la lista de Cambiemos encabezada por el exárbitro Héctor Baldassi obtuvo un triunfo histórico con más del 44,5 por ciento por ciento contra 28 por ciento de la lista de Unión por Córdoba, respaldada por el gobernador Juan Schiaretti y su antecesor José De la Sota, dirigentes que dominaron la escena política de La Docta en los últimos 20 años.

En Neuquén, el partido de Macri le propinó al Movimiento Popular Neuquino su primera derrota electoral desde su creación en 1962, hace casi 55 años; en San Luis logró romper con una hegemonía de más 34 años que ostentaban los Rodriguez Saá; en La Pampa se impuso por más de 11 puntos frente al justicialismo que había ganado todas las elecciones desde la vuelta de la democracia en 1983, e incluso se dio el lujo de ganar por muy amplio margen en Santa Cruz, el pago chico del kirchnerismo.

Cerró su cosecha con triunfos más previsibles en Corrientes, Jujuy, Entre Rios, Mendoza y Ciudad de Buenos Aires, donde llamó la atención el pobre desempeño de Martín Lousteau, que hace dos años había disputado voto a voto la jefatura de gobierno.

En provincia de Buenos Aires, donde se anunciaba la madre de todas las batallas, el escrutinio provisorio marcó un triunfo para Cambiemos en diputados nacionales y un empate en senadores, categoría que planteaba una pulseada entre Cristina Kirchner –la figura más convocante de la oposición- y la gobernadora Eugenia Vidal, que no fue candidata pero encabezó la campaña.

Este cabeza a cabeza entre dos de las figuras más fuertes de la escena política nacional motivó interpretaciones contradictorias. Los partidarios de los globos amarillos explican que se enfrentaron un candidato inexperto y hasta torpe (Esteban Bullrich), contra una maestra de la oratoria y hábil en los maquiavélicos menesteres electorales y que además la disputa se desarrolló en el territorio de la candidata más experimentada. Argumentan que en ese contexto un empate o hasta una derrota ajustada sería un triunfo y para rematar vislumbran en ese resultado el principio del fin de la carrera política de la expresidenta y la consolidación de Cambiemos en la provincia más poblada del país.

En la vereda de enfrente explican que a Cristina le tocó enfrentar prácticamente desde el llano y representando a un peronismo partido en tres pedazos a una lista de unidad que contó con el decisivo respaldo del gobierno nacional y de la gobernadora Vidal. Argumentan que en ese contexto un empate o hasta una derrota ajustada de Cristina sería un triunfo. Desde esta óptica vislumbran para octubre un escenario en el que los votos peronistas de Randazzo y del massismo le darían a Cristina un triunfo claro.

Convidado de piedra de la disputa voto a voto entre cristinistas y vidalistas, Sergio Massa volvió a hacer una elección que lo aleja de su pretensión de liderar a la oposición en las presidenciales de 2019. El tigrense debió conformarse con un escueto 15,54 por ciento en la provincia en la que tiene más aspiraciones, menos de la mitad de lo que sacaron sus rivales Esteban Bullrich y Cristina Kirchner. La avenida del medio es cada vez más angosta.

Misiones apostó por la continuidad

Esta ola de apoyo de obtuvo Cambiemos incluso frente a liderazgos provinciales que llevan décadas en el poder, llegó con menos fuerza a Misiones. La Renovación se alzó con una victoria clara, por 12 puntos de diferencia y ganó en 70 de los 75 municipios en la categoría diputados y en 69 en la categoría senadores.

De confirmarse en las elecciones de octubre los resultados de las PASO –falta mucho y se sumarán más listas a la competencia, pero vale como ejercicio- la Renovación se quedaría con dos de las tres bancas del Senado y con igual número de bancas de la Cámara baja, mientras que Cambiemos se adjudicaría los restantes escaños. En consecuencia, Maurice Closs, Maggi Solari y Humberto Schiavoni irían al Senado y Ricardo Wellbach, Flavia Morales y Luis Pastori a Diputados.

Siguiendo la hipótesis de que se repitieran en octubre los resultados de las Paso, la Renovación se quedaría con 10 de las 20 bancas a diputados provinciales, lo que le valdría sumar un diputado, ya que pone en juego 9 bancas y seguiría teniendo mayoría en el legislativo.

Cambiemos se quedaría con 7 escaños, lo que le implicaría sumar 3 diputados a su bloque, el PAyS metería 2 diputados y la restante banca quedaría en manos de Unión Popular.

Perderían representación parlamentaria el bloque Vanguardia Radical, que tiene dos diputados y Trabajo y Progreso de Claudio Wipllinger, ambos a causa del pobre desempeño electoral del Frente Avancemos que integran junto a los Velázquez, del Sindicato de Camioneros.

Altas y bajas

En relación a las PASO 2013 –punto de referencia obligado por tratarse de las primarias legislativas anteriores a las del domingo último- la Renovación paso de 36,64 a 41,84 por ciento de los votos, lo que representó un crecimiento de 60 mil sufragios.

Analizar la variación de voto de Cambiemos es un poco más difícil ya que en 2013 ese frente no existía. En aquellas PASO los radicales habían presentado lista propia y el PRO había integrado el Frente Unidos junto a Ramón Puerta, Claudio Wipllinger y los camioneros Velázquez. En ese contexto, los radicales habían obtenido 25,62 por ciento de los votos, 4,1 puntos menos que el 29,72 alcanzado el domingo por Cambiemos. Ese crecimiento de poco más de cuatro puntos entre elección y elección puede atribuirse al crecimiento del radicalismo, al aporte del PRO o a una combinación de ambos factores.

En la distribución de los votos por municipio, puede notarse una mejor performance de Cambiemos en las grandes ciudades, donde la población es más permeable a los métodos de proselitismo digital que impuso esa fuerza como marca registrada, mientras que en las ciudades con menos habitantes marca la diferencia el estilo de contacto directo y presencia efectiva en el territorio que practica la renovación y que encuentra en Passalacqua y Oscar Herrera Ahuad a dos fieles exponentes.

La alianza de radicales y partidarios del PRO ganó en Posadas, Oberá y Puerto Rico y estuvo cerca del triunfo en Oberá y Puerto Iguazú, pero en la mayoría de los restantes 70 municipios no alcanzó a sumar el 20 por ciento de los votos y en muchos de ellos, ni siquiera llegó al 10 por ciento.

El Partido Agrario y Social (PAyS), de Cacho Bárbaro, se consolidó como tercera fuerza, muy por encima del Frente Avancemos que hizo un despliegue de campaña mucho mayor, y consiguió victorias en San Vicente Arroyo del Medio y Colonia Aurora, pago chico de Bárbaro donde se alzó con más del 68 por ciento de los votos.

En los restantes 69 municipios se impuso el oficialismo provincial, obteniendo de ese modo una diferencia abrumadora en cuanto a presencia territorial. Otro punto a favor de la Renovación es que salvo el caso citado de Colonia Aurora, superó el 30 por ciento de los votos en todos los municipios, es decir que aun donde pierde tiene una buena cosecha de sufragios, lo que no ocurre con Cambiemos, que a pesar de haberse consolidado como segunda fuerza, hay amplias zonas del mapa provincial donde no consigue llegar al 20 por ciento.

Voto de confianza

Desde el Gobierno provincial interpretaron el resultado del domingo como un respaldo a la gestión de Passalacqua y al estilo de oposición constructiva que lleva adelante el Gobierno provincial frente a su par nacional. Lejos de propiciar festejos o alimentar visiones exitistas, el propio mandatario y el presidente del partido, Carlos Rovira, pidieron a todos los funcionarios, dirigentes y militantes, tomar el resultado con tranquilidad y como un compromiso con la gente que debe ser retribuido con dedicación al trabajo.

La lectura que hacen desde la Renovación de los resultados, es que hoy la exigencia del votante misionero está más alta que nunca. Ven a una sociedad que exige un gobierno independiente del poder central, capaz de plantarse frente a posibles atropellos a sus intereses, pero que al mismo tiempo evite practicar la oposición por la oposición misma, que no meta a los misioneros en batallas políticas que le son ajenas, como la tan mentada grieta.

Frente a un escenario nacional en el que muchos oficialismos provinciales opositores al Gobierno nacional perdieron frente a las listas de Cambiemos, desde la Renovación atribuyeron el triunfo en Misiones a la gestión ordenada de los recursos que viene desarrollando esta fuerza desde que es gobierno y que permite una actualidad libre de apremios económicos aun en un contexto nacional que viene siendo poco favorable en materia de consumo y recaudación.

La forma de hacer campaña y de hacer política fue otro de los elementos que se vio reflejado en los resultados del domingo.  El despliegue territorial que hizo el exgobernador Maurice Closs volviendo a recorrer todo Misiones se vio reflejado en los resultados favorables del interior, donde en muchos municipios la distancia con Cambiemos fue muy amplia.

De no mediar una catástrofe electoral el exmandatario misionero asumirá en diciembre como uno de los senadores opositores al Gobierno nacional con mayor respaldo popular en su provincia y con una amplia experiencia en la arena política que incluye ocho años como gobernador y pasos por ambas cámaras del Congreso.

Esos antecedentes lo habilitan para convertirse en una pieza clave en el escenario político nacional, en el que está llamado a ubicarse como articulador entre distintos espacios de la oposición, especialmente los partidos provinciales, y como un interlocutor entre esos espacios y el Gobierno nacional.

Con los resultados electorales como aval, la Renovación se afirmará en su postura de sostener un bloque propio –misionerista- en ambas cámaras nacionales con el objetivo principal de apuntalar la gestión de Passalacqua.

Fracasos, ausencias y nuevas caras

En las elecciones del domingo consiguieron el pase a octubre dos debutantes en la arena política: Pedro Puerta y Facundo López Sartori. El hijo del exgobernador Ramón Puerta se presentó como primer candidato a diputado nacional de Unión Popular y se alzó con 26 mil votos (4,1%) mientras que López Sartori –otrora militante de Alex Ziegler- consiguió 20 mil votos (3,4%) como primer candidato a senador por Podemos.

Ambos candidatos lograron superar a los partidos de izquierda y lograron prácticamente equiparar el caudal de votos obtenido por el Frente Avancemos que claramente marcó el fracaso más resonante de las elecciones.

La fuerza integrada por los Velázquez del sindicato de Camioneros, los radicales disidentes de Vanguardia (los diputados Losada y Escalada) y Trabajo y Progreso de Claudio Wipllinger, se habían presentado ante la sociedad como una alternativa con aspiraciones reales de llegar al gobierno. Días antes de las elecciones el candidato a senador Adolfo Velázquez anticipó que iban a ser segunda fuerza y que peleaban por disputarle el triunfo a la Renovación. Nada de eso ocurrió en las urnas, apenas obtuvieron 23 mil votos (3,7%), menos que el debutante Pedro Puerta y apenas unos votos más que el también novel López Sartori.

Las elecciones 2017 también son particulares por las ausencias, la de Ramón Puerta, por ejemplo, que por primera vez desde 1987 no se presentó para disputar ningún cargo o la del Partido Justicialista, que por primera vez no participa con una lista propia o como principal integrante de algún Frente en Misiones.

Pasadas las PASO, la sociedad ya tiene un diagnóstico real, ahora solo queda esperar a octubre, cuando el soberano volverá a tener la palabra.

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