La mamá de la menor hizo las denuncias pero aún ni siquiera le dieron una fecha para realizar la Cámara Gesell. El supuesto agresor tiene 17 años y sigue en la casa de su abuela. Como castigo, le sacaron el celular. Sucedió en Buenos Aires.
-«Tía, ¿que dijiste?», preguntó L.
– «Dijo ‘la pierna'», contestó Jaqueline
– «No, no dijo eso, dijo esto» (señalando la parte íntima)
– «Si, el pene», agregó la mujer.
– «Como el del tío», contestó la nena de siete años
– «¡Pero si vos no viste desnudo al tío!»
– «Sí», contestó la menor con una risa vergonzosa.
«No lo podía creer. En ese momento me puse a hablar con ella y mi hija me dijo que le preguntara a la tía. Mi cuñada de 11 años lo sabía hace un mes y entre las dos comenzaron a contarme detalles», agregó Jacqueline de 29 años. Según relató la menor, los abusos habrían comenzado hace un año atrás cuando el joven se fue a vivir a la casa de su hermano.
Según le relató L. a su mamá, el supuesto agresor, de 17 años, hermano del padrastro de la menor, la invitaba a una de las habitaciones donde la hacía cubrirse con la sábana. «Primero me dijo que estaban vestidos, pero poco a poco me fue soltando que la hacía desnudarse», relató la mujer.
El agresor, llamado César, se fue a vivir con el hermano Marcelo en enero del 2016. Vino desde Paraguay con su hermana de 10 años y al no tener dónde ir, la más chiquita se fue con su abuela a La Boca y César con Marcelo, pareja de Jacqueline.
Es horrible lo que contó, hubo de todo: penetración y todo tipo de abusos. Mi hija me contó con muñecos las poses que este degenerado le hizo hacer. Todavía sigue contándome detalles que no puedo reproducir», explicó a este portal.
Esa misma noche Jacqueline fue a hacer la denuncia a la comisaría 40 del barrio de Parque Avellaneda y llevaron, junto con su marido, a su hija al hospital para hacer los peritajes correspondientes. «Estaba toda lastimada, la vagina con moretones y la entrepierna raspada»,dijo.
«Cuando me enteré le conté a mi marido. Él no es el papá biológico pero sí su papá del corazón. Es como si fuese su hija. Cuando Marcelo se enteró, lo agarró y lo golpeó hasta dejarlo casi inconsciente. No lo mató porque es su hermano pero para él ya está muerto», explicó.
Tras la denuncia de Jacqueline, la Justicia accionó poco y nada. «Sólo sé que le sacaron el celular, pero ni siquiera lo llevaron a declarar o lo tuvieron demorado. Él está en la casa de su abuela, con su hermanita menor y nadie hace nada. Tenemos mucha impotencia», agregó.
Este martes L. comienza un tratamiento psicológico para poder entender qué le pasó y sobrellevar la situación de abuso. «Estamos desesperados, jamás podríamos haber imaginado que un familiar haga algo así. Fui como su mamá, lo estaba ayudando a que vaya a la escuela, a tramitar su documento. Queremos justicia por mi hija. No puede haber un pedófilo suelto», explicó.