Increíble final para el drama de familia argentina varada en Qatar

El presidente del Paris Saint-Germain fue quien les pagó los pasajes. La mujer y las hijas del chef Gabriel Agüero ya están en Buenos Aires.

La historia de la familia argentina varada en Qatar por el embargo que le impusieron a ese Estado sus países vecinos tuvo un final tan feliz como sorprendente. Pese a las decenas de gestiones que el chef Gabriel Agüero hizo con autoridades qataríes, con la embajada argentina en Doha, las aerolíneas y la agencia de viajes que le había vendido los pasajes de regreso a Buenos Aires para su mujer y sus tres hijas, quien terminó solucionando su problema fue… Nasser Al-Khelaifi, el presidente del Paris Saint-Germain (PSG).

«Después de que explotara nuestro caso en los medios argentinos, un montón de gente se empezó a contactar conmigo. Uno de los mensajes que me llegó era de un chico que se llama Marcelo Simonian», le contó Agüero a Clarín esta mañana. «Mi papá está en Francia y va a hablar con unos amigos qataríes para ver qué pueden hacer», le prometió el joven. Su padre, también llamado Marcelo, es el presidente de la empresa de marketing y gerenciamiento deportivo Dodici Corporation y representa, entre otros, a los futbolistas Javier Pastore, Éver Banega y Sebastián Driussi.

Pastore juega, justamente, en el PSG. Al-Khelaifi, su dueño y presidente, es un magnate qatarí con fuertes vínculos con el gobierno de ese país. La semana pasada sorprendió al mundo al desembolsar 222 millones de euros para sacar a Neymar del Barcelona y llevárselo a París. Fue la operación más cara de la historia del fútbol.

«Después de intercambiar algunos mails, Marcelo me hizo el contacto con una persona que trabaja con Al-Khelaifi. Me preguntaron cuándo podía viajar mi familia, me pidieron los pasaportes y tres días después de la presentación de Neymar ya estaba todo resuelto. Nasser ordenó directamente que nos regalaran los pasajes», agregó Agüero, el chef ejecutivo del restaurante Caminito, ubicado en el quinto piso del lujoso hotel Zubarah, en Doha, la capital de Qatar, quien hasta ese momento luchaba para conseguir descuentos en vuelos de regreso a Buenos Aires para su mujer, Valeria Marsili, y a sus tres hijas, las mellizas Bernardita y Renata (13) y Emilia (9).

Las cuatro planeaban regresar al país después de visitar a Gabriel, pero tras la decisión del 5 de junio de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein de romper relaciones con Doha e imponer duras restricciones a los desplazamientos desde o hacia Qatar por sus supuestos vínculos de ese país con terroristas, sus vuelos (que costaban más de 5.000 dólares en total) quedaron sin efecto. De no haber resuelto la situación antes del 24 de septiembre, fecha en que caducarían las visas de permanencia, el cocinero hubiera enfrentado severas multas económicas y hasta podría haber terminado en prisión. Nada de eso ocurrió: Valeria y las tres nenas se subieron ayer a las 7.15 a un vuelo de Qatar Airways y, vía San Pablo, llegaron finalmente a Ezeiza.

«La verdad que es increíble. Siempre le voy a estar súper agradecido a la prensa, a Simonian y a las autoridades de este país. Desde el primer momento trabajaron para solucionar los problemas de todos los extranjeros que tuvieron problemas por el bloqueo. Y mucho más a Al-Khelaifi, que me dijo que lo puedo contactar cuando quiera por cualquier otro problema que tenga», sintetizó el chef, quien seguirá trabajando en Doha con la idea de que su familia pueda mudarse con él, aunque con visas de residencia permanente: «Ya estamos iniciando el proceso de calificación, que tarda unos cinco o seis meses. Queremos instalarnos acá a largo plazo». (Clarín)

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