La triste historia de Pilar, secuestrada en su propia casa por usurpadores

Tiene 93 años, es soltera y no tiene hijos. Una sobrina nieta descubrió que una mujer que se había ofrecido a cuidarla la tenía cautiva. Estaba por sacarle el título de la propiedad.

Todavía hay vecinos de Florida que recuerdan la imagen de María Pilar Burgos algo encorvada sobre su andador, yendo a hacer las compras. Una rutina que le llevaba su tiempo, pero que no estaba dispuesta a abandonar, a pesar de que ya había pasado los 90 años. Su sobrina nieta dice que era fuerte como un roble porque se había criado en el campo.

Fue ese recuerdo de la gente del barrio y la denuncia de esta familiar, Teresa, la que desenmascaró una maniobra macabra: una mujer que se había ofrecido a cuidarla encerró a la anciana en un habitación de su propia casa, la hizo vivir cautiva allí en condiciones precarias y empezó a dar los pasos para apropiarse de la vivienda.

Tras la denuncia de la sobrina nieta, la estrategia fue descubierta por un fiscal de Vicente López, Martín López, que imputó a una persona por el delito de usurpación de inmueble y privación ilegítima de la libertad.

“Lo que hicieron con mi tía abuela es infrahumano, la tenían abandonada en un lugar en el que no dormiría ni tu perro. Yo creo que ni en las cárceles se debe ver una cosa así. Estaban esperando que se muriera para quedarse con la casa”, dijo Teresa.

“Nunca había visto una cosa igual”, señaló un testigo que entró a la casa de Lavalle 1671, en Vicente López, durante el operativo policial ordenado por la Justicia. “Estaba encerrada en un cuarto, tirada arriba de un colchón muy finito, con la ropa sucia y un olor nauseabundo”.

Según relató un testigo ante el fiscal, hace unos dos años una mujer llamada Dionisia Cauto González (69) se ofreció para ayudar a María Pilar (93), que -soltera y sin hijos- vivía sola. De a poco, empezó a pasar cada vez más tiempo con ella. “Al principio no sospechamos nada. Pensamos que era una buena compañía para mi tía”, recordó Teresa. La ayudaba con las tareas de la casa y los mandados.

Con el correr del tiempo, ese vínculo se fue afianzando y también empezaron a ser vistos con frecuencia en la propiedad el hijo de Dionisia y su nuera. A medida que esta familia ganaba protagonismo, María Pilar aparecía cada vez menos por el barrio.

Los vecinos se acercaron a preguntar por ella, pero nadie pudo verla. Teresa la visitaba seguido, pero en los últimos tiempos, por un problema personal, había estado algo alejada de la casa de su tía. Cuando quiso volver a verla, empezó a notar que Dionisia siempre tenía una excusa para no abrirle la puerta: “Yo tenía llave de la casa, pero le habían puesto un candado a la reja y le cambiaban la llave todo el tiempo.

La sobrina se asesoró con un abogado y planificó una visita a la casa. Cuando preguntó por su tía, le dijeron que estaba durmiendo. La mujer insistió en entrar a la habitación y le dijeron que María Pilar prefería dormir con la puerta cerrada con llave, por seguridad.

Lo que terminó de encender las alarmas de Teresa fue cuando pidió una llave de la casa de Lavalle y le respondieron que “la escribana” les había recomendado que no hicieran copias. “¿Qué escribana? Ahí me volví loca -contó Teresa-, aunque traté de no desesperarme para no llamar la atención. Este lunes hice la denuncia en la Fiscalía, el martes me citaron a declarar y el miércoles se hizo el allanamiento en la casa”.

Según fuentes de la investigación, en la causa solo está imputada Dionisia González, que no tiene antecedentes penales relacionados con la usurpación: “Daría la sensación de que es una mujer que vio la oportunidad de quedarse con la casa, pero no que formaba parte de una banda que se dedica a usurpar propiedades”, aseguró una fuente judicial.

Si bien Pilar estaba en condiciones precarias, no estaba deshidratada ni mal alimentada. La sospecha de los investigadores es que la mujer salía una vez por mes para dar la “prueba de vida”, un mecanismo que establece el ANSES como condición para seguir pagando las pensiones. Los usurpadores se habían llevado los muebles y también algunos electrodomésticos.

Los investigadores están tratando de rastrear los papeles que hicieron para tratar de quedarse con la casa. En los primeros relatos, hablaron de un poder que habría firmado Pilar, aunque para el fiscal no hay dudas de que fue forzada a firmar o que le falsificaron la firma.

Pilar fue internada en un hospital hasta que se estabilice. Si bien padece un deterioro cognitivo, reconoce a ciertas personas. Ayer su sobrina la notó bien: “Pude estar con ella, la acompañé y se siente mejor. Ahora está higienizada y calentita en la cama del hospital. Le cambió el color de la cara y le brilla la sonrisa”, indicó.

Su tía abuela le repitió eso que le había dicho el día del allanamiento, cuando la encontraron al borde de la muerte: “Que suerte que viniste”.

Fuente: Clarín

 

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