Leonardo Mayer se coronó campeón en Hamburgo y completó su semana soñada

El correntino, que había entrado al torneo como perdedor afortunado, venció a Florian Mayer para conseguir el segundo título de su carrera.
El polvo de ladrillo del ATP 500 de Hamburgo le sienta bien a Leo Mayer. En ese torneo ganó en 2014 su primer título cuando venció al español David Ferrer. Este domingo se dio el gusto grande y festejó otra vez en el mismo lugar. Fue tras derrotar al local Florian Mayer por 6-4, 4-6 y 6-3, tras una hora y 57 minutos de juego.
Es un título que sirve para romper la sequía en un año vacío de festejos para el tenis argentino. Para encontrar el último hay que retroceder hasta octubre del año pasado, cuando Juan Martín Del Potro se coronó en Estocolmo.
Y también es un título con un sabor especial para el correntino Mayer que ahora, con el trofeo entre sus manos, recordará con humor que hace una semana había perdido en la rueda final de la qualy contra el juvenil Rudolf Molleker. Parecía que todo se derrumbaba.
Sin embargo, el eslovaco Martin Klizan se retiró por una lesión y Mayer entró por la ventana. Así, como lucky loser, el correntino comenzó a construir una semana inolvidable.
Porque en la primera ronda dejó en el camino al favorito del certamen. Albert Ramos Viñolas. Y luego siguieron los triunfos contra Jan Lennard Struff y Jiri Vesely para llegar a la semifinal y ganar el duelo de argentinos contra Federico Delbonis. Así, en silencio y con mucho trabajo, Mayer llegó a su cuarta final en el circuito (perdió en Viña del Mar 2014 y Niza 2015).
El título, el segundo para un argentino en la era Open después de haber llegado como lucky loser (el anterior fue Christian Miniussi en 1991), le otorga a Mayer la cantidad de puntos suficientes para instalarlo entre los mejores 50 del mundo, cuando hace siete días figuraba en el puesto 138.
Su coronación también genera una curiosidad: es la segunda semana consecutiva en la que el ganador de un título es un perdedor afortunado. La semana pasada, quien consiguió ese logro fue el ascendente ruso Andrey Rublev, en el ATP 250 de Umag.
El correntino -que en Hamburgo disfruta además de una compañía especial: la de su mujer Milagros y su hijo Valentino, de seis meses, a los que se los vio al costado de la cancha en más de un partido- le puso el broche de oro a la que ya es la mejor semana de su temporada. Es que en este 2017, nunca había podido superar los octavos de final de un torneo (alcanzó esa instancia en Buenos Aires y Houston).
Ganó el Mayer argentino. Porque estuvo muy sólido con su saque, porque aguantó ser bien visitante y porque no le templó el pulso cuando se le presentaron las oportunidades. Ganó en Hamburgo, donde se siente un local más.

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