Liderazgo

 

La imagen primaria del líder proviene del campo militar: los grandes líderes han sido siempre HEROES, especialmente héroes militares. Esta imagen está basada en el liderazgo como un atributo inherente a determinado tipo de personalidad signada por cierto carisma innato que naturalmente lo conducen a tal status.  Sin embargo, aunque no cabe duda de que algunas personas  parecen especialmente dotadas de un magnetismo especial y que el mismo puede ser un factor fundamental en el ejercicio del liderazgo, lo cierto es que el tipo de habilidades requeridas en un líder esencialmente SE ADQUIEREN, NO SE NACE CON ELLAS.  El liderazgo basado en la admiración al líder carismático suele convertirse en devoción, que inevitablemente conduce a la pérdida de autonomía por parte de los seguidores. En tal caso el líder deja de ser tal para SANTIFICARSE (y santificar sus decisiones) ante los demás.

El liderazgo es también confundido con la autoridad.

Es cierto que, personas en posición de autoridad, pueden impulsar a los empleados para encaminarlos hacia una determinada dirección. Así, por ejemplo, cuando un ejecutivo inicia un cambio radical de dirección, es visto como un líder. Pero tal actuación es actualmente considerada sólo como una decisión investida de autoridad, que no constituye necesariamente liderazgo. Así podríamos extendernos infinitamente en los diferentes conceptos de LIDERAZGO, pero lo dicho hasta ahora es suficiente para ilustrar cómo el mismo puede asumir características distintas de acuerdo  a las variables que se ponen en consideración en cada caso en particular. Es en razón de esto que las formulaciones teóricas que los distintos científicos sociales han intentado acerca del mismo difieren entre sí en los aspectos en que apoyan el fundamento del liderazgo.

TEORÍAS ACERCA DEL  LIDERAZGO

 

Se han propuesto diferentes enfoques teóricos al momento de explicar cómo se produce el fenómeno del liderazgo en determinadas personas y en otras no. Agruparemos estos diferentes enfoques en dos grandes ramas:

Aquellas que se centran en las características innatas de quien ejerce el liderazgo (EL LIDER NACE)

Aquellas que sostienen que dichas características únicamente crean condiciones más favorables para el ejercicio del liderazgo, pero que estrictamente hablando, éste constituye una habilidad que se adquiere o que se aprende (EL LIDER SE HACE). Dentro de esta rama, podemos identificar dos enfoques:

Enfoques transformacionales o de liderazgo heroico, que se centran en la persona del líder como único protagonista dentro de los entornos de trabajo.

Enfoques humanísticos o liderazgo post heroico, que plantean la necesidad de pasar del papel protagónico del líder a una conducta de autodirección por parte de cada individuo al interior de las organizaciones.

 


 

 

 

 EL   LÍDER  NACE

TEORÍA   DE   LOS   RASGOS

O   LAS   CARACTERÍSTICAS   DEL   LÍDER.

 

 

La teoría de las características del líder se basa en el supuesto de que es factible definir un número variable de cualidades internas (rasgos de personalidad, capacidades intelectuales, aptitudes y actitudes, etc.), que son innatas, que influyen en el comportamiento del individuo, y que actúan como determinantes de la capacidad para ejercer el liderazgo.

Esta idea se origina en la teoría de rasgos de la personalidad, cuyos principales exponentes, Allport y Catell, se refieren al rasgo como:

 

“posibilidades, disposiciones o tendencias para la acción, relativamente duraderos o permanentes (…) Esta concepción implica que, en algún sentido, los rasgos (…) son determinantes de la conducta o antecedentes de ella”[1].

 

Estos rasgos configurarían un patrón particular que puede ser identificado y descripto en cada caso. Las investigaciones basadas en este enfoque se han abocado a la tarea de enumerar esas características, a partir de la descripción de personas que ejercen un liderazgo reconocido en diferentes ambientes organizacionales.

Entre los principales estudios encarados a partir de este enfoque, podemos nombrar:

  • Ghiselli, que describe un patrón de características formado por la inteligencia, la habilidad de supervisión, la iniciativa, la seguridad en sí mismo y el nivel económico auto – percibido.[2]

 

  • Stogdill, que incluyó en su lista atributos tales como el juicio, velocidad en la toma de decisiones, la originalidad, la adaptabilidad, la estabilidad emocional, la responsabilidad, la sociabilidad, y el vigor.[3]

 

  • Catell, Gibb y Lawson, que sostienen que los líderes tienden a destacarse por los siguientes rasgos: inteligencia, entusiasmo, control y autoconcepto[4].

 

  • Gordon, partiendo de la concepción de Catell, elaboró un instrumento psicométrico que mide 7 rasgos de personalidad[5]:

Ascendencia: “aquellas personas que son verbalmente predominantes, que adaptan un papel activo en el grupo, que están seguras de sí mismas y que tienden a tomar decisiones independientemente”.

 

– Responsabilidad: “las personas que pueden persistir en cualquier trabajo que le es asignado, que son perseverantes y decididos y en quienes se puede confiar”.

 

– Sociabilidad: “las personas a quienes gusta hallarse entre la gente y trabajar con ella y que son gregarias y sociales”.

 

– Cautela: “los individuos que son sumamente cautelosos, que consideran muy cuidadosamente los asuntos antes de tomar decisiones, y a quienes no gusta probar oportunidades o correr riesgos”.

 

– Originalidad: «las personas (…) que gustan de trabajar en problemas difíciles son intelectualmente curiosos, gozan en las cuestiones y discusiones que hacen pensar y gustan pensar nuevas ideas».

 

– Relaciones personales: “personas que tienen mucha fe y confianza en la gente, y que son tolerantes, pacientes y comprensivas”.

 

– Vigor: “caracteriza a personas que son vigorosas y enérgicas, a quienes gusta trabajar y moverse rápidamente, y que pueden lograr hacer más que la persona media”.

Este enfoque de los rasgos o características realiza un doble proceso de exclusión: por un lado, centra su atención en el líder como una entidad completa en sí mismo, sustrayéndolo de cualquier otro elemento o circunstancia exterior aunque forme parte de su entorno inmediato y cotidiano. La persona del líder constituye material suficiente para analizar la clave de su eficacia. Ésta radica en determinadas características psicológicas y físicas que resultarían identificadoras de un líder y que lo diferenciarían del resto de los miembros de su grupo. Estos estudios no resultaron muy fecundos: el consenso esperado no se logró ya que estas características generales buscadas, resultaron ser demasiado ambiguas como para delinear un tipo ideal. Y esto no resulta sorprendente ya que este enfoque adolece de un vicio que obsta su validez desde el principio: los líderes no funcionan en el aislamiento sino que deben entenderse con sus seguidores dentro de un contexto cultural, social y físico.

 

 

 

[1] ALLPORT 1937, 1963, 1966; CATELL 1959, 1965 c.p. FIERRO 1986 Pág. 117

[2] GHISELLI 1963 c.p. DESSLER 1979

[3] STOGDILL,  1948, 1974 c.p. BASS 1983

[4] CATELL 1964, GIBB 1961, LAWSON 1962 c.p. CLARK y CLARK 1990

[5] GORDON, 1972, pág.10

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