Ser más y hacer menos

Uno de los aspectos más importantes a trabajar en el líder es su capacidad de permanecer en equilibrio, porque cuando lo logra todo el grupo se beneficia y aprende.
Cuando conocí a Roxana se definía a sí misma como una “máquina de hacer”, como la “faz tudo” de su empresa. Le costaba muchísimo delegar, y cuando lo intentaba no sabía cómo dejar que otros hicieran sin controlarlos las 24 horas. Era gerente general de una industria propia con más de 300 operarios, un organigrama impecable con 4 subgerencias por área, y diferentes supervisores. Sin embargo, como dijo mi hermana alguna vez, los “jefes estaban pintados al óleo” y los cargos asignados no servían más que para adornar el ingreso a la fábrica.
Roxana llegó con la intención de ordenarse, pero la acompañaba la sombra de un enemigo silencioso hacía más de 7 años, el estrés.  Estaba cómodamente incómoda, acostumbrada a dormir mal, a comer en cualquier momento, a interrumpir sus horas libres, apagar incendios, y salir corriendo a buscar a los chicos. Tenía la necesidad permanente de estar en acción. No estaba sola en su casa, tampoco en el trabajo, sin embargo, actuaba como si estuviera en completa soledad.
Al igual Roxana, todos necesitamos encontrar el punto de equilibrio para estar sanos, y poder producir diariamente. El problema es que nos convencieron que sólo podemos lograr algo haciéndolo, y cuando no nos sale, nos dijeron que pongamos el doble o triple de esfuerzo. Dos puntos fundamentales se olvidaron de aclarar. El primero, es que nuestros recursos emocionales, estratégicos, intelectuales o comportamentales son limitados; por eso cuando nos pasamos de rosca, podemos llegar a enfermarnos. Segundo, omitieron lo más importante, “ser, para después hacer”.
Ambas cuestiones están íntimamente relacionadas. Necesitamos encontrar quiénes somos, cuál es nuestro propósito como líderes, nuestra razón de ser para luego poder inspirar a quienes acompañamos en la búsqueda de su propio propósito. Si no ponemos el foco en el sentido, perdemos motivación, o vagamos sin rumbo buscando llenar los tiempos muertos con tareas de las más variadas índoles, propias y ajenas, pero sin sentido.
La capacidad de compensar, de encontrar el camino del medio entre el estar activos todo el tiempo y el no hacer, se entrena y es altamente necesario en un líder.  Para poder cultivar éste hábito es necesario detenerse, observar, tomar distancia, parar, y sobre todo confiar. Ya que si nosotros pudimos, nuestro equipo también será capaz de lograr el objetivo, si brindamos las herramientas necesarias.
Tomar conciencia de quiénes somos y reconocer que podemos dejar de serlo, puede dejar al inicio una sensación de angustia para algunos y para otros, quizás, un gran alivio. Sin embargo, de algo podemos estar seguros, y es que como Roxana finalmente lo logró nosotros también podemos aprender a “ser más y hacer menos” para estar plenos. Nos lo debemos a nosotros, pero también como líderes se lo debemos a quienes nos acompañan.
@soljoulia

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas