Continúan los escándalos con Centurión: «Me amenazó de muerte, pero quiero que se quede»

Fabián, uno de los que se cruzó con Ricky en el boliche de Lanús, pide como hincha que eso no afecte la negociación. Igual, denunció al 10.

Cuando fui a la comisaría a hacer la denuncia, los policías se miraron y me dijeron: “¿Otra vez Centurión? No puede ser: todos los días un quilombo distinto con este pibe…”.

Fabián Comande, uno de los jóvenes agredidos por el grupo de amigos de Centurión en la madrugada del domingo, le relata su verdad a Olé entre angustiado, sorprendido y desilusionado. Cuenta que aún no termina de comprender por qué Ricky reaccionó de semejante manera tras haberle pedido permiso para sacarse una foto, y que le cuesta borrarse de la mente el rostro de un Centurión fuera de sí que no sólo buscaba agredirlo y amenazarlo. Sin embargo, fanático de Boca, Fabián es el primer enteresado en que el 10 siga. “Centu me amenazó de muerte, me dijo de todo, pero en la cancha es crack y muy importante para el equipo. De hecho, soy el único pibe de mi grupo de amigos que lo banca a pesar de todos los problemas que tiene. Yo quiero que se quede, que esto no afecte la negociación”, dice convencido el joven de 32 años, un habitué del boliche que, según cuenta, tiene varios allegados en común con el volante.

El altercado entre Fabián y Centu ocurrió cerca de las 6.45, en el VIP de Capítulo I, concurrido boliche del centro de Lanús. “Le toqué el brazo para llamarlo y le pedí si podía sacarme una foto con él, pero cuando le vi la cara supe que iba a terminar todo mal. Estaba detonado. Empezó a putearme, a decirme que me fuera de ahí. Uno de los amigos me pegó una piña y todos, incluso él, me gritaban que iban a cagarme a tiros”, reconstruye Fabián, que devolvió esa agresión con insultos. ¿Cómo terminó la historia? “Lo esperé en la puerta para aclararle que sólo quería una foto. Quizá cedía, pero no…”.

Fabián, que ayer radicó la denuncia por amenazas en la Comisaría I de Lanús Oeste, tuvo un lunes agitado. “Me llamaron de todos lados”, tira. Pero el mensaje que él esperaba no llegó: “Me hubiese gustado que él o sus amigos se disculparan, pero no sucedió”.

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