La increíble hazaña de tres perras que siembran áreas naturales para recuperar los bosques incendiados de Chile

Tres ejemplares de Border Collie recorren a diaria 30 kilómetros para sembrar los terrenos de El Maule devastados por el fuego a principio de año. El área natural fue arrasada este verano por incendios forestales. Llevan ya tres meses en esta tarea, resembrado 15 diferentes bosques de la región de El Maule, donde en algunos lugares el pasto ha vuelvo a brotar y ya se asoman algunos arbolitos, enredaderas y hongos, gracias a la humedad del invierno austral.

 

Había milenarios bosques nativos y hoy solo quedan troncos y praderas quemadas, pero en una inédita cruzada, las tres perras  se encargan de resembrar con semillas de árboles nativos, pasto y flores, que una vez que germinen hagan retornar  a las aves o animales salvajes que escaparon del fuego, según un artículo que publicó hoy el diario Los Andes.

 

Un silencio sepulcral invade los bosques de la región de El Maule, donde en enero pasado el fuego silenció el trinar de aves o los aullidos de los zorros, que murieron o huyeron despavoridos de las llamas que en todo el país arrasaron más de 467.000 hectáreas y se cobraron 11 vidas.

 

Pero desde marzo, los ladridos de tres Border Collie hembras devolvieron la esperanza a la zona, gracias a su minucioso trabajo para resembrar con semillas de árboles nativos, pasto y flores, que una vez que germinen hagan retornar al bosque a las aves o animales salvajes que escaparon del fuego.

 

«La parte principal de esto es que la fauna pueda vivir», dice Francisca Torres, dueña de las tres perras que están haciendo esta titánica tarea.

 

‘Das’, de 5 años y madre de ‘Olivia’, de 1, junto a ‘Summer’, también de un año, salen disparadas de la camioneta de Francisca rumbo al lugar del bosque que esta jornada les toca reforestar.

En su lomo, llevan unas alforjas repletas de semillas que caen al suelo a través de orificios mientras corren, saltan y juegan sin darse cuenta de la gigantesca labor que realizan.

Cuando vacían las mochilas, Francisca, de 32 años y quien es también instructora de perros para personas con discapacidad, gratifica a sus ayudantes con comida antes de llenar de nuevo los bolsos con semillas.

Los tres ejemplares han sido entrenados por ella para atender sus órdenes y no atacar a ningún animal silvestre.

 

Según Francisca, directora de Pewos, una comunidad virtual animalista y ecologista con más de 26.000 miembros, los Border Collier se destacan por su inteligencia, energía, y rapidez, por lo que son perfectos sembradores.

La utilización de perros en esta tarea es más provechosa que si lo hicieran personas. Los canes pueden recorrer hasta 30 km en un día y descargar hasta 10 kilos de semillas, a diferencia de un humano quien podría sembrar en un día unos 3 km, explica.

 

Llevan ya tres meses en esta tarea, resembrado 15 diferentes bosques de la región de El Maule, donde en algunos lugares el pasto ha vuelvo a brotar y ya se asoman algunos arbolitos, enredaderas y hongos, gracias a la humedad del invierno austral.

«Pasamos por unas praderas que ya están completamente verdes y la verdad que es trabajo de ellas tres, de Summer, Olivia y Das«, describe Francisca, quien mayoritariamente financia de su bolsillo esta tarea, junto a algunas donaciones.

 

 

Espera que este próximo verano austral, las semillas hayan germinado y algunos animales como zorros, insectos, picaflores, lagartijas, monos y liebres, retornen a los bosques. Al igual que los prados devastados por las llamas vuelvan a convertirse en pasto para las vacas, caballos y terneros de agricultores duramente afectados por los incendios.

En la emergencia, los voluntarios de Pewos repartieron follaje para los animales y consiguieron veterinarios para atender a perros y gatos que resultaron quemados en los incendios.

 

Cuando llegue la primavera, la esperanza es que las flores atraigan a las abejas, que quedaron en una situación crítica en esta región tras la quema de miles de polinizadoras vitales para la existencia de la vida.

«La situación es súper crítica porque no tienen comida. Las abejas, generalmente en este tiempo se alimentan de algunos árboles más bien autóctonos que todavía tienen flores en este tiempo y ahora no hay nada», afirmó Constanza, hermana de Francisca, una tecnóloga médica de 35 años.

 

Las abejas casi desaparecieron de la zona, mientras que los avicultores claman por alimento para las pocas polinizadoras que sobrevivieron a las llamas.

«En estas zonas no se puede cuantificar el daño (…) lo que se quemó fue muchísimo y ardió por mucho tiempo«, agregó.

Pewos espera que el trabajo de sembrado de las perras permita a los bosques y praderas recuperar en unos cinco años el ecosistema existente antes de los incendios.

 

 

 

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