Informe de la ONU: la participación de la mujer en la política argentina es «excesivamente baja»

La participación de la mujer en la política argentina «llegó a un techo», difícilmente haya una mayor presencia femenina en el Estado y la cantidad de mujeres en algunos estamentos de la vida institucional del país resulta ser «excesivamente baja». Estas son las principales conclusiones a las que arribó un reciente informe de las Naciones Unidas sustentado en un estudio de los cargos y lugares que ocupan las mujeres en el Congreso, el Poder Ejecutivo y en la Justicia.

Para aquellos que creyeron que la mujer ocupaba un lugar privilegiado en la política argentina por el simple hecho de contar con una ley de cupo femenino se equivocan. «En la Argentina, al igual que en otros países de América Latina, persisten desigualdades de género que limitan el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres y su autonomía en diferentes esferas de la sociedad», señaló el documento del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Paridad de Género.

Paradojas del destino: en la Argentina hoy existe una fuerte presencia del liderazgo político femenino representado, entre otras, por Cristina Kirchner, Elisa Carrió, María Eugenia Vidal, Margarita Stolbizer o Gabriela Michetti. Pero esta fotografía no se condice con el escenario global. Por el contrario, en el informe de la ONU al que tuvo acceso Infobae se observa que «la representación política de las mujeres en Argentina ha encontrado un techo que parece difícil de superar sin producir nuevas reformas».

En Argentina, el diseño de la ley de cupo femenino favoreció el acceso de las mujeres a las candidaturas partidarias y a los cargos de representación popular, y esto se reflejó en el índice donde la dimensión de «cuota/paridad» obtuvo 69,3 puntos, el mayor en todas las dimensiones medidas en el país. El porcentaje de 30% ha sido superado en América Latina por las regulaciones paritarias, mientras que el diseño del cupo femenino ha permitido contar, en el ámbito nacional, con una medida que contempla sanciones efectivas (la no inscripción de listas) y no prevé excepciones para su aplicación. Pero esa situación se ha estancado.

La presencia de mujeres en el Congreso es baja: en 2015 el porcentaje de mujeres candidatas fue de 41,8 % y el de electas fue de 37,5 %. Como se señala en el informe, el punto crítico en Argentina no es que la cuota de género no haya favorecido una mayor elegibilidad de las mujeres, sino que, visto desde un punto de vista paritario, su representación ha llegado a un techo. Esto señala «un escenario en el cual el salto paritario es improbable bajo el mismo diseño». Así, las mujeres ejercen escasos cargos legislativos. Por ejemplo, solo representan el 25 % de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y, aunque presiden un tercio de las comisiones permanentes (31 %), están más presentes en aquellas comisiones que se ocupan de la política social y el cuidado (que más adelante se denominan de «reproducción») que en las comisiones que tratan temas económicos e institucionales.

Después de 25 años de la aplicación de cuotas en las elecciones nacionales, las cámaras del Congreso no han alcanzado una composición paritaria. Así, Argentina descendió posiciones en el ranking internacional de mujeres en el Parlamento de la Unión Interparlamentaria, ubicándose detrás de países como Bolivia, Ecuador o México, que han avanzado en el establecimiento de la paridad política de género.

Por otra parte, el informe de Paridad de Género elaborado por el PNUD sostiene que en el Poder Ejecutivo en la Argentina se obtuvo una puntuación promedio de 46 puntos. Dentro de esta dimensión, el país logró el mayor puntaje en el indicador que mide la existencia de diferencias entre hombres y mujeres en el tiempo de ejercicio en cargos ministeriales. Aunque llama la atención la escasa presencia de mujeres en gabinetes ministeriales (13,6 % en 2016), además de su total ausencia en sectores asociados con temas productivos.

La subrrepresentación se replicó en los cargos viceministeriales, donde las mujeres sólo ejercían el 14,1 % de las Secretarías de Estado. Por otra parte, el estudio del PNUD señala que sobre un total de 22 carteras ministeriales del Gabinete nacional en 2016, poco más del 10 % tenía a una mujer como titular. En los tres últimos períodos el porcentaje de ministras descendió más de 10 puntos, pasando de un promedio de 25,8 % (entre 2007/2011) a 16,6 % en 2016.

En los municipios el escenario para la mujer parece ser más oscuro aún. En la provincia de Buenos Aires, es ínfimo el porcentaje de dirigentes femeninas en cargos de intendencia: apenas 2,9 % en la provincia más grande y poblada del país.

 

También en los partidos políticos la presencia de mujeres en las máximas instancias ejecutivas partidarias nacionales es baja, ya que representan (en promedio) un 28,2 % en ocho partidos analizados. En esta instancia, el informe de la ONU encontró que solo una organización política había incluido los principios de igualdad de género y no discriminación por sexo en sus estatutos, y se registraron puntuaciones bajas en los indicadores que miden la existencia de unidades de la mujer y sus atribuciones, ya que sólo tres partidos contaban con estas instancias y en ningún caso con facultades para promover la inclusión de mujeres en la selección de candidaturas. Al momento del relevamiento de los datos del informe, el partido más igualitario en su instancia ejecutiva nacional era el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), seguido por el Partido Socialista.

 

Paradójicamente, el partido con el menor porcentaje de mujeres en su mesa directiva nacional era el GEN, pese a que su principal líder, presidenta y fundadora es Stolbizer, que reiteradamente ha expresado compromisos con la igualdad de género en su actuación política. Entre los partidos analizados, solamente tres (Partido Justicialista, Partido Socialista y Partido de los Trabajadores Socialistas) cuentan con unidades de la mujer reconocidas en los estatutos.

Finalmente, la dimensión del Poder Judicial existe una presencia mínima de mujeres. Por ejemplo, en la Corte Suprema de Justicia, apenas una de sus cuatro integrantes actuales es mujer, mientras que la Cámara Nacional Electoral está integrada solamente por hombres y no cuenta con una Unidad de Género que trabaje la transversalización del tema en su interior.

En las conclusiones a las que arribó el informe de Naciones Unidas sobre paridad de género en el país señala que «Argentina tiene el gran desafío de volver a promover y aprobar importantes reformas, esta vez desde una perspectiva paritaria, para garantizar un ejercicio igualitario y efectivo de los derechos políticos de las mujeres y mejores condiciones para dicho ejercicio».

Si bien la Argentina tiene fortalezas en el marco legal que protege los derechos humanos de las mujeres, promoviendo su participación en la vida política en condiciones de igualdad, el informe señala que el país «no cuenta con una ley de igualdad de género de carácter general, que incorpore metas y acciones de igualdad en los distintos sectores y áreas del Estado».

El informe forma parte del trabajo conjunto del Área de Género del PNUD Regional, ONU MUJERES e IDEA Internacional. Estos han creado una alianza para impulsar una herramienta orientada a dinamizar y acelerar progresos en el acceso y ejercicio igualitario de derechos políticos de las mujeres desde una perspectiva paritaria. Se trata del proyecto «ATENEA-Mecanismo para acelerar la participación política de las mujeres», que releva datos de 19 países de América Latina y el Caribe.

Fuente: Infobae

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