Arquitectos misioneros diseñaron innovador refugio móvil para mejorar las condiciones de trabajo rural en el país

 

“La producción de yerba mate es uno de los ingresos productivos y socioeconómicos más importante de Misiones. El tarefero es parte de la cultura misionera, es parte del paisaje, es una identidad misionera que no se puede perder. Pero es materia pendiente mejorar las condiciones laborales en la que trabajan o se exponen en épocas de plantación y cosecha en las chacras misioneras”, expresó el arquitecto Matías Taborda, uno de los socios del Estudio ENNE, en la entrevista con ArgentinaForestal.com.

 

Con este escenario, ya en 2013 cuando los datos oficiales registraban que anualmente en exportación de yerba mate se generaban más de u$s 40 millones por 35 mil toneladas, desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación, a través de la gerencia de Empleo de Misiones, entendieron que el último eslabón de la cadena, el productor primario, tenía como deuda social pendiente mejorar sus condiciones laborales en campo con un mejor hábitat durante su trabajo en la cosecha, que realizan en muchos casos organizados a través de cuadrillas que conforman las contratistas yerbateras o en sus chacras para entregar su producción a cooperativas o establecimientos que necesitan de su producción.

 

Con la intención de avanzar en ello, desde el organismo nacional convocaron a los profesionales del Estudio ENNE Arquitectura conformado por Gerardo Esteche, Marcela Gadea y Matías Taborda, quienes desarrollaron el proyecto “Hábitat Nómade en Yerbales” con un prototipo innovador que contenía las características necesarias para un “refugio móvil” autosuficiente, capaz de recorrer distintos campos y mejorar las condiciones de habitabilidad laboral, de acuerdo a lo requerido por Ley del Trabajador Rural 26.727. En el diseño, contemplaron que la unidad pudiera ser trasladada en terreno por un tractor, y es un sistema aplicable a cualquier actividad rural y en distintos puntos del país, aseguran los profesionales misioneros.

 

 

Pero para llevar adelante la propuesta consensuada, fueron varias las reuniones realizadas con representantes del Ministerio de Trabajo de la Nación, UATRE -Renatea, INYM, Gobierno de Misiones, entre otras instituciones.

 

La iniciativa de los arquitectos avanzó con la presentación de un prototipo final del “refugio móvil” que posteriormente recibió reconocimientos internacionales y nacionales, un premio en la Bienal Internacional de Arquitectura-Córdoba en 2014, y un premio en 2015 en el Certamen para Jóvenes Arquitectos, donde quedaron seleccionados entre los mejores 20 trabajos del país.

Además, el innovador proyecto fue incluido en varios libros y publicaciones especializadas sobre arquitectura y construcción, como también fue nombrado de interés en la Cámara Alta del Senado de la Nación Argentina, y a nivel provincial se sancionó una ley para impulsar el “Programa de Vivienda Móvil para Trabajadores Migrantes del Ámbito Rural de Misiones”.

 

Sin embargo, con todos sus fundamentos y valorización, a 4 años de dar este gran paso, en la entrevista los arquitectos relataron que aún no se logró trasladar el prototipo a la realidad del trabajador tarefero misionero y se mantienen esperanzados de concretar la iniciativa en alguna actividad rural de la provincia o el país, incluso como alternativa para los campamentos forestales.

 

AF: ¿Cómo surgió la iniciativa desde el Estudio ENNE?

 

Matías Taborda (MT): Fue en 2013, por convocatoria del Ministerio de Trabajo, Seguridad y Empleo de la Nación, a través de la gerencia de Empleo de Misiones. En aquel momento estaba a cargo de Carlos Marcial, quien nos convocó a una reunión para plantear esta inquietud de mejorar el hábitat  laboral de los productores tareferos, en el contexto de modificación de la Ley 26.727 para el nuevo Estatuto del Peón Rural y después del accidente donde fallecieron 8 tareferos por las condiciones en que fueron trasladados.

(NdR: este mes de junio se cumplieron 4 años del trágico accidente vial)

Si bien inicialmente proponían un vivienda, se armó un equipo técnico (economistas, antropólogos, arquitectos, comunicador visual) para estudiar la realidad del tarefero, desde los aspectos socioculturales e históricos de la cosecha de yerba mate. Finalmente avanzamos en el diseño del prototipo con la propuesta de construir sobre un trailers una vivienda móvil, para que pueda ser trasladada por un tractor hasta el yerbal y acompañe las necesidades reales del trabajador.

La tarefa hoy día conserva las mismas características que hace cien años atrás cuando se cosechaba yerbales silvestres: explotación, malas condiciones de habitabilidad en el campamento y precarización laboral. Estas condiciones hacen que la actividad sea cada vez más marginal.

El proyecto puede cambiar esta realidad, consiste en un refugio móvil autosuficiente, capaz de recorrer distintos campos y mejorar las condiciones en campo, de acuerdo a lo requerido por ley del trabajador rural 26.727. Permitiría contar con un refugio confortable y digno el tiempo que dure la cosecha.

Y, otro factor importante es que su construcción se realizaría utilizando materiales y mano de obra local.

 

AF: ¿Qué materiales incorporaron para el sistema constructivo?

Gerardo Esteche (GE): El prototipo es un tráiler nómade. Inicialmente tenían la idea de una vivienda para los tareferos, pero esa idea iba a un fracaso porque los campos más pequeños son los que más producen, y en la suma de campos -menores a 30 hectáreas- era un costo inviable de sostener. Nos dimos cuenta que para optimizar y lograr el objetivo de mejorar las condiciones laborales,  debía ser una vivienda móvil, nómade, para que ellos manejen sus tiempos con el trabajo que realizan y la movilidad que necesitaban.

Para el diseño fueron considerados sus aspectos culturales, costumbres, clima, lugares, definimos que la mejor optimización seria con un artefacto móvil para atender varios campos en una línea de tiempo, y allí surge el proyecto de Hábitat Nómade en Yerbales.

Cada uno de los refugios esta dimensionado para el uso máximo de cuatro personas. La estructura espacial y funcional de los mismos responde, no sólo a condicionantes sanitarios y técnicos, sino también a antropológicos particulares del ámbito rural. Buscando que el producto sea sustentable socioeconómica y ambientalmente, para mejorar las condiciones de habitabilidad con el menor impacto socio ambiental posible.

El tráiler está preparado para que se abastezcan de energía, rural o solar, que dispongan de sus elementos básicos para vivir, equipamiento para acampar y cocinar, colchonetas para dormir y galería con habitaciones, baterías para cargar los teléfonos celulares o linternas, tanque de agua, conservador y sanitario a instalar con un sistema de conexión móvil a un pozo existente en cada punto a trabajar.

 

Pero todo el proyecto quedó en el prototipo, que hace 4 años fue evaluado para su construcción en un poco más de 80 mil pesos por unidad. Pero el costo no es el punto en esto, sino que hay que poner en valor el cambio necesario que implica a los tareferos. El horizonte es mucho mayor, se trata de mejorar las condiciones de exclusión y pobreza estructural con la que trabajan los productores de yerba en Misiones, que impacta en su hábitat, y eso en su manera de relacionarse con la sociedad. Este es un oficio de mucho valor cultural  para el paisaje misionero.

 

MT: Siempre fue la idea de poner a disposición esta herramienta que mejore la calidad de vida de los productores más pequeños, que son los que tienen las condiciones laborales pobrísima, muy marginales. Pero no solo en Misiones, hay muchas actividades rurales en el país que pueden implementar este sistema perfectamente, solo hay que adecuar algunas características constructivas a la realidad de cada zona

En la actividad rural, los pequeños productores tienen extensiones laborales en campo que duran entre 2 o 3 días, en producciones de menos de 30 hectáreas. En yerba mate, la zafra se realiza dos veces al año, es decir que a lo sumo los tareferos están una semana en cada lugar, según las condiciones climáticas, por lo que consideramos que algo móvil sería de mayor utilidad que las viviendas.

El Gobierno Nacional iba a implementar la instalación a disposición de los pequeños productores tareferos, pero es una alternativa para las contratistas, o los establecimientos yerbateros medianos. Los productores de más de 50 o 100 hectáreas sí necesitan realizar campamentos más permanentes, ya que la zafra son dos veces al año. Pero al pequeño productor esta instalación se les escapa, por los recursos económicos que demanda.

 

AF: ¿Qué pasó después que diseñaron el prototipo, cómo avanzó la idea?

MT: No avanzó. Quedó todo frenado a nivel nacional y a nivel provincial. Presentamos el prototipo, incluso fuimos premiados en 2014 y 2015, pero no tuvimos más contacto. Pasó al olvido.

 

AF: ¿Y no hubo interés por adaptar este proyecto desde el sector privado, en algún momento se involucraron o interesaron las empresas yerbateras?

MT: Desde la Gerencia de Empleo de la provincia se ocuparon de intentar vincular a las empresas, de hacer que participen, pero fueron reacios a la propuesta.

El trabajador de yerba mate sigue en la actualidad en una situación de exclusión, y esto es desde sus orígenes. Nadie responde por ellos.

El blanqueo del tarefero pasa por las empresas contratistas que forman cuadrillas para la cosecha de yerba mate. En ese escenario, en aquel momento inicial del proyecto, no había quien responda por ellos (tareferos), siguen trabajando en condiciones precarias.

En el sector forestal, por ejemplo, por exigencias de las certificadoras internacionales las grandes empresas han mejorado sus campamentos forestales a través de sus contratistas.

Este avance todavía no se dio en el sector yerbatero. Son el último eslabón, siguen en su lucha y trabajando en condiciones de riesgo, enfrentando situaciones de precariedad laboral.

Al 2013 había un relevamiento (empadronado) que indicaba que eran 5.000 tareferos – son 20 mil personas en promedio en el grupo familiar-, trabajadores golondrinas en el sector de la Yerba Mate que podrían mejorar sus condiciones de vida en el campo con este proyecto. Se estimaba que eran muchos más que no querían registrarse para no perder algún otro subsidio o pensiones del Estado nacional que estuvieran percibiendo en aquel momento. Y la realidad es que en la actualidad las condiciones de trabajo no variaron.

 

AF:¿Y las contratistas, el INYM, o los municipios, por ejemplo, se interesaron al inicio del proyecto?

Participaron en algunas reuniones, pero no pasó de eso. El que se mostró muy interesado en algún momento fue el intendente de Apóstoles, Mario Vialey, que intentó acercar a los establecimientos con esta iniciativa, pero no prosperó el intento.

Pero ninguna de las empresas yerbateras de marcas reconocidas de la provincia se acercaron a interiorizarse de la propuesta en aquel entonces, solamente se mostraron interesados desde una yerbatera correntina que ya contaba con un campamento propio mejorado para los tareferos de su molino.  Pero ellos tienen un sistema laboral más avanzado, disponen del traslado diario de los tareferos. Nuestra propuesta viene a resolver más la realidad que viven los tareferos del Sur, Centro y Norte de Misiones.

 

 

 

 

 

Por Patricia Escobar 

 

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