Tras otra semana de intensas lluvias, los camalotes reaparecieron sobre el río Paraná en la mañana de hoy. Gladys Garrido, investigadora del proyecto Biología Pesquera Regional del IBS y Magíster en Ecología Acuática, explicó a qué se debe este fenómeno y por qué es cada vez más frecuente.
Ya es una postal clásica en la Costanera posadeña: después de la lluvia, el río se tiñe de verde. «Son camalotes que están recluidos en el sub embalse del Zaimán. Producto de las condiciones meteorológicas que estamos teniendo y por efecto de las mismas corrientes de agua, salen al cauce principal y siguen el flujo de la corriente», precisó la investigadora Gladys Garrido.
No obstante, la especialista en Ecología Acuática recordó que este fenómeno es más bien reciente: «Hay áreas específicas que se han modificado en la costa en los últimos años, lo que fomenta la aparición de nuevos hábitats y permite el desarrollo exitoso de los camalotes».
Este cambio se produjo principalmente en el área comprendida entre el puente de la avenida Cabo de Hornos sobre el Zaimán y el Jardín Botánico: «Esa área del Zaimán ha desbordado sobre su cauce y hay muchos más camalotes que antes. Es una zona de mucha biodiversidad, ahí se ven aves que antes no habían, inclusive son refugios para especies de la fauna íctica, que utilizan esos embalses». Así las cosas, la investigadora evaluó que «desde el punto de vista de la biodiversidad, bienvenidos sean esos camalotes».
Sin embargo, hay que tener en cuenta que «representan disturbios a nivel urbano»: «Si la gente tira basura, obviamente va a quedar retenida en el camalotal y eso perjudica», finalizó.
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