Nutrición: ¿Cuáles son los efectos que producen las golosinas en nuestros niños?

Las golosinas y dulces industrializados son productos que les gustan a niños y adultos por igual. Su agradable sabor es innegable pero estos productos no son saludables cuando se comen en grandes cantidades. La mayoría de los productos dulces y golosinas contienen sustancias artificiales nocivas para la salud.

Generalmente sabemos que debemos limitar el consumo de golosinas en los niños especialmente por el cuidado de los dientes, pero, si bien esto es totalmente correcto, también debemos prestar atención a otros aspectos de nuestra salud que se pueden ver afectados debido al consumo diario de dulces.

¿Qué tienen las golosinas que pueden dañar al cuerpo?

Estos “alimentos” industrializados contienen gran cantidad de azúcar, grasas trans, sodio, colorantes y saborizantes artificiales, entre otros compuestos.

Respecto al efecto que ejercen en nuestro organismo estos nutrientes antes nombrados, podemos decir que:

Los azucares simples, que son los que contienen las golosinas, son llamadas “calorías vacías”, es decir que pueden producir aumento de peso sin aportar ningún nutriente de calidad que sea aprovechable por el cuerpo. Por ejemplo, un caramelo, en promedio, puede tener entre 50 y 100 calorías, dependiendo el tipo y tamaño, mientras que una manzana mediana aporta 70 u 80 calorías, aproximadamente, pero las diferencias en nutrientes son abismales, pues la fruta aporta fibras, vitaminas, minerales, mayor saciedad, y no contiene sodio, ni grasas, ni aditivos artificiales. Recordemos que no todo pasa por las calorías, sino por la calidad de los nutrientes.

Además, puede provocar aparición de caries dentales, hiperactividad en los niños, aumento de los triglicéridos sanguíneos, reduce el apetito, lo cual perjudica la incorporación de alimentos de mejor calidad nutricional que son necesarios para el crecimiento y desarrollo.

Respecto al sodio, debemos saber que, a pesar de que la mayoría de las golosinas tienen sabor dulce, contienen cantidades significativas de sodio, caso similar al de las gaseosas. El exceso de sodio diario produce un aumento de la presión arterial, sobrecargando al corazón en sus funciones, con la posible consecuencia de padecer hipertensión crónica, que incluso se puede desarrollar en la niñez u adolescencia.

Las grasas trans y saturadas, producen daños en el sistema cardiovascular, aumentando el colesterol, y de esta manera, predispone a enfermedades cardiovasculares, incluyendo el accidente cerebrovascular (ACV), que actualmente es la primera causa de muerte en el mundo.

Por último, respecto a los aditivos artificiales como colorantes, saborizantes, conservantes, entre otros, varios estudios los relacionan con reacciones alérgicas, efectos sobre el sistema nervioso, lo cual se traduce en hiperactividad en los niños, falta de concentración, ansiedad, debilitación del sistema inmunológico o de defensas.

La recomendación es de reducir la cantidad y frecuencia con la que consumimos o damos a los niños las golosinas, sin necesidad de prohibirlos. Sabemos que una etapa donde su consumo es frecuente, pero justamente se da así porque lo venimos repitiendo año tras año en la sociedad. Si buscamos un cambio entre todos, pensando en la salud actual y futura de nuestros niños, debemos tomar conciencia de que podemos brindarle alimentos más nutritivos para llevar al colegio, comer entre horas, en las fiestas, frente a la televisión o juegos, etc.

Por la licenciada Romina Krauss – M.P. N° 147

 

 

 

 

 

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