Sorpresa en el caso Candela: un capo narco aseguró que se trató de un ajuste de cuentas

«Mameluco», conocido como El Rey de la Cocaína, declaró por el asesinato de la nena. Vinculó a la familia y abrió una hipótesis inquietante.
 Miguel Ángel «Mameluco» Villalba lo llevaron esposado desde el penal de Ezeiza a declarar  en los Tribunales de Morón, en el juicio por el crimen de Candela Sol Rodríguez, donde lanzó información muy fuerte: aseguró que el secuestro de la nena fue «un vuelto» por «plata del narcotráfico». También acusó a la familia de la chica de estar «relacionada al negocio de la droga» y se despegó del crimen: «Yo no maté ni secuestré a nadie», afirmó.

 

«El secuestro y crimen de Candela fue por plata, estuvo vinculado directamente a la plata del narcotráfico», señaló  Mameluco, conocido como El Rey de la Cocaína.

 

«No tengo nada que ver. Solo yo sé el dolor que pasé, yo también tengo hijos y tuve que mirarlos a la cara para explicarles que no tuve nada que ver, cuando todos me acusaban», se despegó ayer Villalba, que cumple una condena a 23 años de prisión.

«Los secuestros por narcotráfico se hacen por plata. Y no se hacen sin saber que el otro tiene para pagar», terminó señalando Villalba, poco antes de vincular al entorno de la mamá de Candela, Carola Labrador, y de «Juancho» Rodríguez con el negocio de la droga, algo que ambos se cansaron de negar desde que inició la investigación.

«Están los que venden droga, los que traen la droga, los que compran la droga, los que roban para comprar y los que secuestran por la plata. Todos terminan vinculados al negocio de la droga, de alguna manera. Y cuando a uno le empieza a ir bien, sabe que se tiene que cuidar hasta de los amigos», especuló Villalba en su declaración, a quien le han secuestrado familiares en el submundo del narcotráfico.

 

«No creo que ‘El Topo’ Moreyra haya tenido algo que ver con mi detención. Yo hice todo para que me agarren porque el fiscal no quería que me entregue, quería que me atrapen», dijo. Y detalló: «Cuando me empezaron a acusar del secuestro de Candela yo ya estaba preso y empecé a averiguar. Hablé con los medios porque nadie me escuchaba. Si alguien me hubiera escuchado, la hubieran encontrado viva. No hicieron todo para encontrarla, hacían allanamientos por cualquier cosa, en cualquier lado. La Policía trabajó mal, se dedicó a tapar huecos de la política, reventando casillas de madera y no la buscaron donde la tenían que buscar».

Villalba señaló a Carlos «Cachito» Di Naso como el «asesino de Candela». Pero no eligió ese nombre al azar: Di Naso, que tuvo causas por secuestros, robo y narcotráfico, fue asesinado en San Martín en 2014; lo mataron de cinco balazos mientras lavaba el auto. Fue el único nombre que dio en su declaración, rodeada de imprecisiones y respuestas evasivas. Es que, según la versión de Villalba, a Candela se la llevó una banda que se dedicaba a realizar secuestros extorsivos.

 

Por otro lado, aseguró que supo que la nena, hallada muerta el 31 de agosto de 2011 después de estar nueve días cautiva, había pasado parte de su encierro en San Martín, algo que hasta el momento no está probado en la investigación.

«Soy de San Martín de toda la vida. Si pasa algo, yo me entero. En ese momento me tocó de lleno el tema porque me acusaron, por eso averigüé. Quería que se resuelva, que la encuentren viva», recordó. Además, durante la versión de los hechos que dio en su declaración, dijo que a Candela la mataron porque «a uno se le fue la mano»: «No hubo orden de matarla, no era la intención. El que la tenía estaba drogado y se le fue la mano», sentenció antes de dejar de recordar detalles de ese momento.

 

Hugo Bermúdez (56), Leonardo Jara (37) y Fabián Gómez (45) son los tres acusados que están siendo sometidos a juicio. Villalba dijo no conocerlos y su testimonio no aportó nada respecto de su posible vinculación en los hechos. De hecho, apuntó en una dirección opuesta: para la fiscalía estos tres sospechosos mataron a la nena por una venganza vinculada a la piratería del asfalto (delito por el que estuvo preso su padre). Pero «Mameluco» habló de droga: la sospecha que siempre sobrevoló el caso.

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