En el Ducó, le ganó 4-0 a Deportivo Anzoátegui de Venezuela, revirtió el duro 0-3 de la ida y pasó a segunda fase.
Huracán vivió su noche de fiesta. Acostumbrado a que la hazaña sea ajena y a sufrir más de lo que disfruta en el torneo local, el Globo se dio un gran gusto para seguir con vida en la Copa Sudamericana. La misión que tenía no era para nada fácil: pese a que enfrente estaba un rival débil como Deportivo Anzoátegui de Venezuela debía revertir el duro 3-0 sufrido en el choque de ida jugado el 1 de marzo en Puerto La Cruz en lo que fue el primer encuentro de Juan Manuel Azconzábal en el banco del Globo. Y el Globo lo hizo. Coronó en el último minuto un partido mágico. El zurdazo cruzado y letal de Alejandro Romero Gamarra hizo explotar al Ducó en el grito de 4-0. Y esta vez la fiesta se queda en Parque de los Patricios.
Desde el comienzo, el equipo argentino salió decidido a tomar las riendas y tratar de sacar una diferencia rápido en el marcador. No hay formulas matemáticas, pero siempre se especula con que un grito en el primer cuarto de hora es lo ideal para sacar pecho e ir en busca de la remontada.
Con el Rolfi Montenegro como bandera y con Cacu Romero Gamarra muy participativo por la banda derecha, el Globo llegaba con soltura al área de los visitantes.
El grito de desahogo llegó a los 23 minutos. Tras un blooper del arquero Beycker Velasquez que pifió en la salida desde el fondo, llegó el tanto de Diego Mendoza para encender la ilusión de Huracán.
Es que fue todo del Globo. Cada vez que cruzaba la mitad de la cancha dejaba al desnudo a un equipo muy frágil, que para colmo sufre problemas económicos graves y llegó al país en tres tandas.
En este contexto, su arquero empeoró aún más el panorama: resbaló de manera increíble y vio entrar por su costado derecha el cabezazo suave de Briasco para el 2-0. Iban 7 minutos del segundo tiempo y el resultado era justo por lo hecho por cada equipo, pero otra vez era una falla infantil de la defensa venezolana lo que incrementaba el sueño del Globo.
Encima llegó el tercero enseguida. El tan ansiado grito fue Leandro Cuomo con un bombazo bárbaro que se clavó contra el palo de un Velasquez que esta vez nada podía hacer.
El Globo ya tenía en el bolsillo lo más difícil. Y se daba cuenta que podía. Que le quedaban más de 30 minutos para el gol de la clasificación.
Aunque la búsqueda ya no fue tan avasallante. El local no logró mantener el ritmo y fue más por inercia que por fútbol. Así y todo consiguió su premio en la última bola.
Tal como había ocurrido el sábado pasado en el empate agónico frente a Boca, el tiro del final le salió al Globo. Y nuevamente fue Romero Gamarra el que desató el grito desenfrenado.
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